Rise of the Tomb Raider en

Después de disfrutar de un tiempo de exclusividad en Xbox One, Rise of the Tomb Raider llega a PC con la seguridad de que no va a repetir los mismos errores que otros juegos del pasado año: ya podemos decir con total seguridad que esta versión del juego está a la altura de las circunstancias y todos los jugadores que así lo deseen van a poder disfrutar en sus ordenadores de una aventura extraordinaria. 

Lo mejor de esta versión de Rise of the Tomb Raider en PC, sin ninguna duda, es que puede ser adquirida por un amplio rango de jugadores. Tanto si tienes un ordenador más discreto (pero capaz, en general, de mover videojuegos de la generación anterior) como si tienes una auténtica bestia, la última obra protagonizada por Lara Croft te permite aprovechar el máximo del juego. Una amplia variedad de opciones gráficas posibilitan que podamos disfrutar del juego en nuestro PC de tres maneras diferentes: bien de la forma en que ya lo encontramos en Xbox 360, bien en la que ya vimos en Xbox One (que sigue siendo espectacular) o bien un poquito por encima, aprovechando al máximo las capacidades de nuestra máquina. 

Texturas, efectos, detalles mínimos... todo puede ser configurable para que Rise of the Tomb Raider se adapte a nuestro PC. La optimización, además, también es digna de mención, y no hace falta tener una máquina escandalosa para poder disfrutar del juego casi a su máxima calidad posible. En las escenas cinemáticas es donde más lo notaremos, junto a algunos de los escenarios internos, donde Crystal Dynamics ha sabido generar una cantidad de detalles gráficos extremos para aprovechar cada momento del juego. Lo mismo ocurre con los escenarios abiertos, que en está ocasión son todavía más grandes que en su anterior incursión. 

En el anterior Tomb Raider fuimos plenamente conscientes de una de las características que alejaban al título protagonizado por Lara Croft de los protagonizados por Nathan Drake en Uncharted: una mayor libertad para explorar los escenarios, que a su vez eran más grandes. Al contrario que en el juego de Naughty Dog y, a pesar de que el título también es lineal, se generaba una sensación de falso sandbox en la que el jugador tenía en todo momento la posibilidad de revisitar escenarios anteriores en busca de nuevas mejoras, objetos o tumbas. 

Rise of the Tomb Raider vuelve a utilizar el mismo sistema de juego, convirtiéndose en una experiencia muy continuista. Pero lo hace sabiendo que está ofreciendo en todo momento mucho más, en cantidad y también en calidad. Al principio del juego, de hecho, puede llegar a abrumar: escenarios grandísimos donde es increíblemente fácil perderse entre su multitud de caminos. En inicio no podremos hacer demasiado, ya que será necesario contar con nuevas habilidades y objetos para poder ir accediendo a diversas localizaciones extra, que también serán increíblemente divertidas una vez que las podamos alcanzar. 

Las tumbas vuelven a brillar con luz propia, volviendo a convertirse en las auténticas reinas de la experiencia. Puzles inteligentes y lógicos, casi siempre con unos diseños y un estilo artístico para quitarse el sombrero. Es una delicia emular a la arqueóloga en busca de una solución para los acertijos que debemos superar antes de adquirir esa reliquia que nos espera al otro lado del puzle. Además, para añadir un valor a las tumbas más allá del puro deseo de coleccionismo que impera en toda la obra, también se nos gratificará con alguna habilidad útil para el resto de la aventura. 

Porque Rise of the Tomb Raider está repleto de contenidos secundarios, con misiones que ahora incluso nos podrán pedir los personajes secundarios que también poblarán algunas localizaciones. Son misiones sencillas, en su mayoría muy poco profundas, pero sirven para aumentar la dificultad y para picar al jugador continuamente a conseguir el cien por cien. Tal y como ocurría en el juego anterior, no es extraño sentir que merece la pena recorrer cada centímetro de los escenarios en busca de todos los objetos coleccionables. Es una obra que se muestra siempre agradecida cuando quieres conseguir llegar al cien por cien. 

Aún así, sigue manteniendo los mismos problemas que el juego anterior. Sí que es mucho más grande, sí que es mucho más largo y sí que se puede disfrutar de una manera increíble, pero continua faltando bastante para encontrarnos ante un producto totalmente redondo. Se nota que Crystal Dynamics ha querido potenciar la historia, generando secuencias cinemáticas más numerosas y mucho más trabajadas en el sentido de la construcción y dirección de planos, pero el guion sigue siendo totalmente insípido, como la personalidad de todos los personajes existentes, incluida la propia Lara. 

Tampoco resultan excesivamente gratificantes los tiroteos, que deberemos superar ante oleadas de enemigos que siempre se muestran bastante estúpidos, con una inteligencia artificial que destaca por su ausencia. Lo mismo ocurre en las escenas donde podemos utilizar el sigilo antes de pasar a la acción: ya puedes rebanar el pescuezo a un enemigo a un metro de otro, que si no se encuentra mirando la escena de forma frontal no se va a enterar. Aún así, estos problemas pueden ser olvidados por la propia intención de Rise of the Tomb Raider, que es la de ser un videojuego muy de la vieja escuela, aunque incorporando algunos elementos novedosos. 

Aquellos que disfrutaron de la primera entrega (el reboot) deberían situarlo en su lista de imprescindibles, al igual que todos los amantes de las aventuras de acción: Rise of the Tomb Raider es una delicia a los mandos, muy largo, con retos para dar y tomar que da gusto completar. ¿Podía haber sido mejor? Sí. ¿Podía haber evolucionado algunos de sus conceptos un poquito más? También. Pero ello no impide que sea un videojuego increíblemente divertido que ha sabido encontrar su propia personalidad, a pesar de que lo que propone no es del todo original. Más y mejor, ahora también al alcance de una gran parte de los usuarios de PC. 

Si sigues este enlace puedes leer nuestro análisis original de la obra.