Asistimos a la presentación de Spore en Madrid. En este sector, especialmente las hordas de reincidentes auguristas de la catástrofe, es usual encontrarse el despreciable tópico de ?la innovación ha muerto?. Cuantos más años estoy en esto, con más insistencia lo escucho, dónde hubiesen acabado los videojuegos si hubiésemos afirmado tal barbaridad en, por ejemplo, 1997.
El último juego de Will Wright va precedido de un halo de de admiración, incógnita y ante todo promesas. No es para menos, este genial creativo a concebido juegos con una psicología aplastante, como Sim City o Los Sims. Aunque puedan parecer relamidos o con el paso de los años, una moda, ambos demuestran un dominio inaudito en el sector sobre la psicología del jugador (incluso si se me permite, un conocimiento del género femenino de libro).
La civilización de Spore.
Recientemente, pudimos comprobar todo lo que parece prometer Spore in-situ. La demostración a la cual pudimos asistir, de aproximadamente 40 minutos, ha sido una demostración de posibilidades, innovación con la interfaz y dominio de la escala. Porque comenzar siendo una minúscula célula, la primera espora de lo que germinándose será un completo ecosistema social, una gigantesca infraestructura de ?criaturas? (divertidos avatares que en el fondo reflejan de forma icónica lo que significó la historia de la humanidad) que se moja en banalizar de forma inocente y divertida religión, elitismo e incluso peleas de raza.
Explorando con nuestra criatura.
La conquista espacial.
Pero el juego no entra en dilemas morales o éticos. Logra combinar con maestría factores mainstream, como personalizar las criaturas (es absolutamente espectacular el control que tenemos sobre el aspecto de nuestros personajes) con lo que caracteriza un juego de estrategia bélico: conquistar el terreno, explorar, mantener relaciones sociales con el resto de especies (vital si queremos fraternizar con ellos o conquistarlos) todo a una escala en continua metamorfosis, dónde nuestras acciones repercutirán en todo el planeta. O universo. Porque también hay lugar para la conquista especial, lo que expande aún más la sensación de control absoluto, casi representando un meta-jugador.
El apartado visual parece rico en matices. Por un lado, la representación de las criaturas y del entorno está llena de colores, de forma tan desenfadada como pragmática. El juego está muy condicionado por la creatividad del usuario incluso de sus pretensiones como jugador (ya quiera tener una sociedad más pequeña y estable, ser un conquistador imperialista o un simple voayeur de este magnífico sistema social). La comunidad Online también estará muy presente, pudiendo invitar a amigos a nuestro universo, visitar otros, enviarles material, creaciones etc.
Diseñando nuestras naves.
Demostración de su fantástico editor.
Un fantástico detalle que destacó en la presentación, cuando la productora hizo descubrir a una de sus criaturas el fuego, la misma lanzó un palo al aire emulando la increíble secuencia de 2001 Una odisea en el espacio (con su característica BSO incluída). Detalles que glorifican un título prometedor, lleno de garra, ambicioso como pocos y que probablemente se transforme en el próximo referente de PC. De momento, las versiones de PC y Mac se esperan para el próximo 7 de marzo, mientras que las versiones de Wii y DS todavía no tienen fecha.
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