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MGRetro | Last Battle retro

Sábado 12 de Septiembre de 2015 por Rafa del Río

A finales de los ochenta las recreativas se llenaron con una nueva máquina arcade que resultaba... Extraña. Por primera vez no pagabas por echar una partida, si no por echar un rato. A cambio de cinco duros disfrutabas de unos momentos de solaz con uno de los juegos de una lista más que decente. ¿Os parece raro? A mí también, pero ese fue el primer contacto que muchos tuvimos con los 16 Bits de una consola llamada MegaDrive.

 

El tipo de los mil nombres

Uno de los títulos más requeridos de la máquina era Last Battle, un sencillo beat'em up de scroll horizontal y varios pisos en el que nuestro protagonista, Aarzak -no confundir con el chef- se rompía literalmente la camisa dándose de leches con punkies, calvos y tipos raros en un entorno postapocalíptico bastante resultón. 

 

Lo que el juego no te contaba aunque ya muchos lo sabíamos era que el nombre original de la obra era Hokuto no ken: Shin Seikematsu Kyuseishu Densetsu -bueno, vale, sólo sabíamos lo del Hokuto no Ken, lo otro, sin google, era muy jodido-. Otro dato conocido por el otaku medio era que el prota no era chef ni se llamaba Aarzak, ya que no era otro que Kenshiro. Porque sí, Last Battle era el segundo Beat'em up de Sega que tomaba como referencia la obra maestra de Buronson y Tetsuo Hara, dos japos tirando a radicales autrores del manga Hokuto no Ken o, si lo preferís, El Puño de la Estrella el Norte.

 

 

En 199X...

Joer, qué antiguo se lee esto en pleno 2014... Pero esperad, que me lío. Last battle molaba, y el hecho de que estuviera basado en un manga que muchos conocíamos por el anime hacía que molara mucho más, sin pasarle como a otras obras basada en las historias serializadas en la Shonen Jump que se limitaban a vender basura tirando de personajes queridos por el público.

 

El aspecto gráfico era alucinante, con un Kenshiro tochísimo que se ponía aún más tocho según se iba 'calentando' dándole golpes a los malos hasta que se despojaba de la camisa y era capaz de hacer los ataques tipicos del manga, grititos mariquitas incluídos. Las alusiones a la serie eran constantes, con la aparición de personajes del segundo arco argumental (tomos 16 al 24) y un espíritu que, por mucho que cambiaran los nombres originales por un tema de licencias, seguía presente en enemigos y localizaciones. La jugabilidad también era decente, aunque lamentablemente no era el punto más equilibrado del juego. Por un lado, cuando habíamos conseguido subir el contador de ira podías realizar los famoso ataques mútiples de Kenshiro y ver como los enemigos reventaban llenándolo todo de delicioso líquido rojo, lo que era una gozada. Por otro, al tener nuestro protagonista un tamañito considerable a veces resultaba complicado esquivar las trampas y daba la impresión de resultar un poco torpón. 

 

 

No obstante, el resultado general era más que satisfactorio, incluso para los que no tenían el placer de conocer la serie. Gráficos grandes y cuidados, una música excelente, sangre, grititos un poco gays, enemigos enormes y un contador de tiempo al uso, muy típico de la época, que nos iba restando vida poco a poco cuando llegaba a cero. Las partidas eran un pique y era una de esas máquinas que, si no estaban llenas, era por culpa de todo ese rollo del sistema de juego, si bien el cartucho se vendió bastante bien.

 

Un buen puñado de títulos

El amigo Kenshiro ha protagonizado un buen puñado de títulos, si bien en muchos casos lo ha hecho bajo pseudónimo por aquello de no pagar licencias fuera del país. Nada más y nada menos que 22 juegos, entre los que destacan Black Belt, primera parte de éste Last Battle que vio la luz en Mark III y cartuchos coreanos para NES, los últimos Ken's Rage para PS3 y Xbox 360, Raoh Gaiden: Ten no Hao para Playstation Portable o el MMORPG Hokuto no Ken Online. Como antecesor de Ken's Rage y dato curioso cabe destacar el juego de Gatsu's Rage para Dreamcast, que toma de protagonista al personaje principal de otro manga: Berserk, creado por Kentaro Miura, quien, como es obvio por su trazo, trabajó muchos años con Buronson y Hara en Hokuto no Ken.

 

En definitiva, si queréis pasar un buen rato es bastante fácil acceder en stream a éste Last Battle, algunos modificados con los nombres y las localizaciones originales. Desatad la furia de Kenshiro y conoced una historia de la que, seguro, querréis saber más a través de sus juegos, mangas y animes.

 

¡Nos leemos! 


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