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MGReplay | Project Gotham Racing 4

Inimitable.
Martes 15 de Diciembre de 2015 por Diego Emegé

Llueve. Vas a 200 por el centro de la ciudad en un Maserati 250F, el mismo coche que convirtió a Stirling Moss y a Juan Manuel Fangio en leyendas, derrapando como si no hubiera un mañana, y estás en tu salsa. En efecto: estás jugando a Project Gotham Racing 4, un juego refinado y elegante que aúlla al son de los tubos de escape. PGR2 es la leyenda, PGR3 la entrada en una nueva generación, pero PGR4 supuso el sello y rúbrica del testamento que plasmó su buena reputación para siempre.

 

Project Gotham Racing 4 parece un título modesto, casi manso, al principio. A pesar de darlo todo para que cometamos las mayores atrocidades contra la conducción y nos regale un simulador de climatología excelente. Parece una estupenda colección de contenidos descargables, o lo que podría haber sido la tercera parte si Bizarre Creations hubiera podido trabajar 2 años más en el desarrollo, y también parece que se queda corto para un solo DVD. Comparado con la presencia y el estilazo de la segunda parte, y siguiendo con ese apresurado trabajo que fue PGR3, la cuarta es una entrega se sale de lo establecido por la franquicia: contradice y condensa, por un lado, y, por otro, expande y diluye lo que es Project Gotham Racing. Destaca por contraponer coches y motos, sol y nieve, apertura y especialización, conservadurismo y radicalismo y alegría y funerales.

 

 

Pocos juegos tienen una vida interna tan conflictiva, pero también son pocos los juegos con el suficiente buen gusto como para permitirnos cortejar a la Columna de Nelson, en pleno Trafalgar Square, con el humo de nuestros neumáticos, mientras derrapamos en nuestro Maserati 250F. Qué maravilla de dinámicas de conducción que ofrece. Es una pena que aún no haya llegado nada que se asemeje a la fusión de simulación rigurosa y despreocupación de recreativa que creó Bizarre Creations, pero también es una muestra de lo genial que era este estudio.

 

Más que divertido, PGR4 es hermosamente divertido: hermosamente equilibrado, hermosamente renderizado y hermosamente entonado. La forma en que rugen las entrañas de los coches es una sintonía maravillosamente definida y realista que se escribió años antes que Forza 6 y Need for Speed (el de 2015…). El equilibrio de juego está tan bien calibrado y tan bien combinado… Se oye tan bien como se ve, y se ve tan bien como se vive. Es resultado de un estudio refinado, tres disciplinas que forman una gloriosa harmonía con forma de entretenimiento puro. Por desgracia, Bizarre echó a perder su buena reputación detrás de la barra sirviendo la copa con un bíter de motocicleta, pensando que ayudaría a tirar de la franquicia hacia delante.

 

 

No lo intentéis. No pueden gustaros estas motos por mucho que os gusten en la vida real. La diferencia de control y rendimiento con respecto a los coches es abismal. Son infernales. Pero, claro, la lista de coches de Project Gotham Racing 4 es tan justita que cuesta resistirse. ¿Quién querría dar vueltas en un Norton 500 Manx cuando puede rozar el orgasmo a bordo de un Jaguar D-Type, un BMW M1 o un 288 GTO Evolutione? La lista sigue, ojo: el Sierra Vosqorth, el Vanwall GPR, el Ferrari 250 GTO, el Aston Martin DB4 GT Zagato, el Lotus Esprit Essex Turbo, el McLaren F1 LM y el erótico Ferrari F50 GT.

 

Es verdad que la lista es en gran parte herencia de PGR3, pero es una reducción deliciosamente equilibrada de los, quizá, mejores coches que haya tenido un juego de conducción, y muchos de ellos son inclusiones de esta cuarta entrega. Es un compendio estupendo de las leyendas del automovilismo, tanto de coches que todos conocemos como de aquellos que solo los amantes de la conducción saben entender. Son coches que deberían estar en todo juego de conducción; mucho más que la enciclopedia de Gran Turismo o la lista incoherente y predecible de Forza.

 

 

PGR4 se mantiene como un gran juego de carreras contrarreloj. Elije un circuito, un coche, carga algún fantasma guardado y a correr. Saca los mejores tiempos o clava los derrapes: da igual, porque es tremendamente flexible, pero sin llegar a pisar en el terreno de Ridge Racer o de Burnout. Por otra parte, no ha envejecido nada mal. Sigue sorprendiendo por una presentación colorida y muy limpia que demuestra que sacó lo mejor que pudo sacar de su propio fin de ciclo.

 

A pesar de que Blur lograra refrescar las gomas gastadas y humeantes de PGR, su llegada significó solo una cosa: la muerte de la franquicia. Porque cuando lo único que se te ocurre es acudir a Mario Kart, poco le queda por hacer a una franquicia de conducción que ha tocado el cielo. A pesar de que la culpa fuera una mezcla de malas decisiones comerciales y descuidos por parte de las editoras, el drama no pierde fuerza. Project Gotham Racing 4 fue la muerte de algo maravilloso, y a pesar de que su explosión esparciera semillas de excelencia, la esencia de la franquicia se perdió para siempre. Larga vida el único y verdadero simulador-arcade de conducción, Project Gotham Racing.


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