No voy a volver a repetir que 2018 ha sido un buen año para los videojuegos (aunque lo acabo de hacer) donde, sobre todo, ha destacado la presencia de multitud de títulos independientes que han hecho muy bien su labor. Sin embargo, reconozco que he tenido muchos problemas para elaborar la lista y en los últimos compases han existido muchas dudas sobre los títulos que incluir en ella o no. Fundamentalmente, esto se debe a la habitual falta de tiempo vital para poder jugar a todos los videojuegos posibles que probablemente hubiesen provocado algún cambio.
A pesar de ello estoy satisfecho con la lista, con títulos muy diferentes entre sí y donde a pesar de destacar la presencia de desarrollos de corto presupuesto los dos primeros puestos los ocupan las producciones más caras del año. Pero qué se le va a hacer, los gustos son así. También quiero recalcar que ningún título de este año ha sabido darme todo lo que yo buscaba y me ha faltado una gran obra maestra con la que me quedara bien a gusto por plantarla en el número uno como sí ha ocurrido otros años anteriores.
La última aventura del trepamuros representa para mí al juego que no hace absolutamente nada nuevo, que sigue unas estructuras tremendamente tradicionales con un mundo abierto poco aprovechado (excepto para incluir actividades rutinarias) y del que estuve renegando todas mis horas de juego. Pero algo tendrá cuando a pesar de ello llegué a completar la aventura principal dejándome un buen regusto. Dejando de lado las muchas cosas que hace mal y la sensación de encontrar un mundo abierto como tantos otros, Marvel's Spider-Man es un juego muy divertido con un personaje que me ha caído bien.
Tampoco se trata de la obra más representativa del año ni la que cambia las reglas establecidas, pero Overcooked 2 es endiabladamente divertido. De hecho, se trata del título con el que mejor me lo he pasado a nivel cooperativo de todo el año con absoluta diferencia. Si buscas un juego que tener instalado en casa para cuando aparezcan familiares o amigos, o para jugar en pareja, es maravilloso. Eso sí, practica o tendrás el divorcio asegurado.
Aunque coincido con mis compañeros en que se trata de un título en ocasiones demasiado grandilocuente y cuyos temas filosóficos están muy manidos, The Red Strings Club es uno de mis videojuegos experimentales mejor valorados de 2018. Como amante de la aventura gráfica en él pude encontrar muchos elementos pertenecientes a este género pero combinadas con ideas muy originales e interesantes, donde las conversaciones y la creación de cócteles te absorben durante las horas de experiencia. Muy recomendable.
Seguramente soy el menor experto del género de lucha de todo el equipo, pero por eso mismo considero que Super Smash Bros. Ultimate debe tener algo para que a mí, que suelo evitarlos a toda costa, me haya sabido convencer y haya conseguido que me lo pase como un crío pequeño durante tantas horas. Es verdad que los Espíritus se vuelven aburridos con el paso de las horas y que la Aventura es muy mejorable, pero da mucho gusto jugar, descubrir nuevos personajes, desbloquearlos y enamorarte de tu main.
Uno de mis videojuegos favoritos de los últimos años es Papers, Please y, aunque Do Not Feed the Monkeys no sea ni mucho menos una obra igual, se nota que ha sido una de sus grandes inspiraciones. Pero menudo juegazo se han sacado de la manga nuestros amigos de Fictiorama: hacía mucho tiempo que no me sentía tan cautivado por un desarrollo independiente donde lo poco que debes hacer es observar la vida de otras personas, tomar notas, tratar de alimentarte y ganar dinero. Con multitud de mensajes que transmitir a pesar de su apariencia desenfadada, es un título que debería probar todo buen amante de los videojuegos. Pero recordad que no se deben alimentar a los monos.
Sí, soy un gran amante de Pokémon y celebro cada uno de sus lanzamientos. Pero debo reconocer que soy el primero que tenía serias dudas con Pokémon Let's GO Pikachu y Pokémon Let's GO Eevee. Una vez con el título no solo se despejaron, sino que se convirtieron en sorpresas bien agradables. Es verdad que está lejos de ofrecer un contenido a la altura de la serie principal y que se queda muy cojo en aspectos importantes de la saga como el endgame, pero cuenta con grandes ideas y mejoras respecto a la serie principal que espero que se tenga en consideración para el próximo gran juego para Switch.
Fácilmente se trata del título al que más horas he echado durante este 2018. A pesar de no ser un erudito en la franquicia, la aparación de Monster Hunter World en sobremesa sirvió para engancharme a una saga formidable, que sabe hacer muy bien todo lo que plantea y que entrega a sus aficionados un título infinito repleto de posibilidades. Muchos de los momentos más memorables en mi caso de este año frente a la pantalla tienen a este juego como protagonista, con el enfrentamiento con bestias impresionantes con las que no podía acabar y mis posteriores horas de entrega para culminar mi venganza.
Aunque las altas expectativas pueden correr en su contra, entiendo perfectamente las buenas palabras que Celeste se ha llevado este año. No solo se trata de mi título independiente favorito de 2018, sino que además lo hace reivindicando muchos factores que creo que deberían tener en cuenta muchos desarrollos que aparezcan en el mercado el año que viene. Su fantástica simbiosis entre experiencia jugable y mensaje transmitido o la demostración de que realizar un título con una historia con significado profundo puede casar con un título que sigue apostando por el reto y el desafío propio de los videojuegos de toda la vida.
God of War es uno de los videojuegos más impresionantes de los últimos años, destacando sobre todo por su buen hacer con la dirección (ese plano secuencia continuo es de lo mejor que he visto en 2018) y unos altísimos valores de producción que han sabido utilizarse a la perfección. Me han faltado muchos elementos que representaban a las entregas anteriores de la saga, como la presencia de combates con enemigos gigantescos o más variedad de ellos, al menos. Pero su historia y el buen hacer de su final, que me llevó a teorizar y a seguir pensando en él, me convencieron.
Como dije en su análisis, Red Dead Redemption 2 es el mejor mundo abierto tradicional de la generación. Y esas palabras, como bien sabéis, están escogidas con intención. Reconozco que esperaba todavía más del videojuego de Rockstar Games, que sigo pensando que trata de contentar a demasiados tipos de público a la vez y que ello termina pasando factura a la gran obra maestra que atesora en su interior. Pero debo rendirme a la evidencia: la historia de Arthur Morgan y el resto de personajes ha sido la que más me ha convencido de todo el año y los mejores momentos delante de un videojuego han sido junto a mi fiel caballo. Si hubiera sido un título menos irregular y más valiente quizás habría formado parte del número uno de mi lista sin ningún pero, aunque a pesar de ello está aquí y por algo será.