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Lo que esconde Watch Dogs

Sábado 12 de Septiembre de 2015 por Raúl Rosso

No es tan complicado innovar. Es un buen seguro eso de vivir de las rentas y evitar corres riesgos innecesarios con licencias sin un gran renombre detrás, que por muy abiertos que estemos a nuevas experiencias luego nos sacan una nueva licencia y tan solo lo juega la prensa y un señor de Albacete al que le tocó en una feria. Tenía que ser Ubisoft la que rompiera el E3. La Ubisoft de la explotación conejera, de la perversión del asesino atemporal y de las decisiones polémicas. Pues al garete todo ello. Todos pensando que Assassin’s Creed 3 era la punta de lanza de su estrategia, pero al final de su conferencia nos sale el cofundador de la compaía Yves Guillemot y nos estampa en la cara Watch Dogs.

 

El punto de partida es un evento que sucedió realmente hace unos años. El catorce de agosto de 2003 tuvo lugar en la zona noroeste de Estados Unidos y Canadá uno de los mayores apagones eléctricos de la historia que se extendió durante más de 29 horas y afectó a 50 millones de personas, con pérdidas que alcanzaron los 9.000 millones de dólares e incluso la muerte de once personas.

 

 

Estudios posteriores indicaron que esas defunciones casi podrían ascender a 90 por reacciones derivadas a lo sucedido. Enfermos crónicos que no pudieron acceder al material médico necesario, envenenamiento por monóxido de carbono a causa de generadores inactivos temporalmente y otras tantas consecuencias a priori imprevisibles. Todo esto no es más que la confirmación de que estamos atados a la tecnología de una forma mucho más profunda de lo que creemos, y justo con esa idea es con la que juega Watch Dogs.

 

No llegaron a desvelarse completamente las causas de la catástrofe, existiendo diversas teorías, todas ellas relacionadas con el estado del viejo sistema de suministro eléctrico del país, aunque no se llegó a especificar la fuente del problema. El juego plantea la idea de que aquello no fue un accidente, sino una acción premeditada que serviría de antesala a la puesta en escena actual.

 

 

Un WatchDog en el ámbito tecnológico hace alusión a un elemento de software o hardware que ejerce de “perro guardián” ante un evento determinado. Centinelas capaces de dar una respuesta inmediata ante determinadas acciones del sistema. Un programa que deja de funcionar puede tener su propio sistema de reinicio para poder proseguir su actividad tras el incidente. Un programa que monitoriza y avisa el consumo de nuestra conexión de datos también sería un ejemplo. Un vigilante, un ente capaz de obrar con autonomía capaz de administrar tareas mecánicas, electrónicas o informáticas. Por ahí van los tiros.

 

Las grandes ciudades están controladas por ctOS, un súper ordenador que gestiona y controla todos los datos imaginables de nuestra sociedad avanzada: conversaciones telefónicas, señales de tráfico, sistemas eléctricos de todo tipo… “all data is interconnected” reza un slogan del vídeo de presentación. Nuestra individualidad queda relegada a un segundo plano, y somos meros clusters de datos en una red global. Somos influenciables, y nuestro preconfigurado entorno es incluso capaz de estimularnos hasta el punto de malear nuestra visión de la realidad, gustos y tendencias. El problema de todo esto es que si estamos controlados por un ordenador, ¿quién controla al ordenador?

 

 

Somos Aiden Pearce, un hacker capaz de acceder a ctOS para trastear con el sistema anuestro antojo y jugar con esa vulnerabilidad tecnológica en pos de nuestros propios intereses. La demo mostrada nos pone en situación encomendándosele al protagonista la misión de asesinar a un tal Joseph Demarco, un artista que actualmente se encuentra presentando una exposición en su galería. No hay que explicar mucho más de lo visto. Gracias a un terminal móvil Pearce es capaz de provocar apagones, desconectar otros ordenadores o juguetear con semáforos para provocar un accidente. Muy bien traído el McGuffin inicial con el planteamiento.

 

Pero como pasa con los Transformers, hay “more than meets the eye”. Si se fijan en el vídeo, hay un camarero en la galería con una especie de casco cuadrado que en cierto momento muestra un código QR. Si somos capaces de escanearlo, accederemos a la web www.dotconnexion.ubi.com, la página oficial de la exposición de Joseph Demarco, donde podemos leer entrevistas completas sobre algunos de los artitas que exponen en su galería e incluso solicitar información adicional de la exposición a un mail real. Metajuego del que nos gusta, del que embriaga y no se limita a aprovechar el filón de lo que entra por los ojos. Prometedor indicio de que estamos ante algo grande.

 

 

Es una tontería ponerse a realizar cábalas sobre el juego ahora mismo. Parece que será en mundo abierto y que tendrá un apartado técnico por encima del estándar actual. No se ha dicho nada de las plataformas para las que llegará, y la propia Ubisoft no menciona nada de estas en sus notas de prensa oficial. Aunque al principio todos relegaban su lanzamiento a la próxima generación de consolas, algunos medios ya confirman que lo veremos en 2013 para Playstation 3, Xbox 360 y PC. Ya veremos.

 

Puede que tanta expectación sea fruto de que estemos hasta el gorro de la explotación sin mesura de los mismos conceptos de siempre, y que cualquier anuncio, por mínimo que posea algo de originalidad, ya merece toda la atención de nuestras hastiadas cabezas. El año pasado muchos afirmamos que juegos como Deus Ex: Human Revolution son fruto de la casualidad y que tan solo se dejan ver propuestas tan ambiciosas y evocadoras muy de cuando en cuando. Puede que Watch Dogs sea la siguiente.


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