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La comunicación en Prey

Por Lucas Zan
Lunes 17 de Julio de 2017 por Colaboradores

Comunicación, una palabra que, si bien su significado no varía demasiado, sí cambió el modo en el que se presenta. Hace algunos años, cuando se me rompió el celular y me vi obligado a sobrevivir algunas semanas sin poder entablar una conversación a distancia con otro ser humano, una amiga se ofreció a utilizar cartas de papel para comunicarnos, simulando escenas de alguna película. Con el tiempo aquello, que comenzó como una broma, se volvió un poco más real, escribíamos todo lo que se nos ocurría y luego nos la entregábamos cuando nos veíamos en persona o se enviaban por correo.

 

Cuando recuperé mi celular, me quedé observando la caja donde guardé todas las cartas que fui recibiendo. El contenido era absurdo, cosas random sobre películas, juegos, música y muy en ocasiones alguna cosa personal, pero de igual forma era algo que estaba ahí, ocupaba un lugar físico. La sensación de tener esos mensajes frente a mí no es igual que los de una conversación de whatsapp, donde las letras no salen de la pantalla, no tienen olor ni se diferencian con el tacto. Esto también es beneficioso, pues la tecnología avanzó y nos ayuda a ahorrar espacio.

 

Sucede algo similar en los videojuegos, donde en muchos casos solemos encontrar mensajes de otros personajes, sean npcs secundarios o con cierta relevancia en la historia. En títulos medievales como The Elder Scrolls o The Witcher, podemos toparnos con la última voluntad de un personaje escrita sobre un trozo viejo de papel, una confesión donde señalan la ubicación exacta de un tesoro impresa en una carta cuyo sobre está cerrado y oculto en un pequeño cofre bajo una decrépita cámara. Tal vez incluso podamos encontrar las palabras exactas que actúan como contraseña para acceder a una secta malvada talladas en una pared a medio construir o un viejo roble.

 

En juegos más modernos como Prey, por ejemplo, nos encontramos con todo lo anteriormente nombrado exclusivamente en ordenadores. Las cintas de audio que relatan el momento justo cuando alguien es empalado vivo no faltan. Son estas pequeñas cosas las que nos recuerdan cómo ha cambiado la comunicación, no solo en los videojuegos, sino también en la vida real. Pero como yo, quien escribo este artículo, lo más cercano al mundo real que conozco se encuentra dentro de mi casa, volveré a poner como ejemplo a Prey.

 

Hay situaciones típicas que ya se han visto en otros títulos, donde dos personajes mantienen una conversación por email, alguno recibe una invitación a una fiesta o el recordatorio de algo que debe hacer antes de que todo lo malo ocurra. Pero también vemos momentos forzados, como por ejemplo una puerta protegida con una contraseña, la cual conseguimos gracias a alguien que dejó abierto su email a tres metros de donde nos encontramos, revelando que “PakoPekoTako223” era justo lo que necesitábamos para abrir aquella puerta, desbloquear una caja fuerte o acceder a otro ordenador importante.

 

En un futuro donde la tecnología avanzó al punto de que podamos hacer lo que nos plantea Prey, ¿por qué no se molestaron en crear sistemas de seguridad más complejos? O, como mínimo, tener la decencia de borrar todo material secreto antes de ser lanzado al espacio o morir a causa de esa taza que tienes sobre el escritorio. Dudo que sea tan difícil, considerando que te dio tiempo de escribir una respuesta ingeniosa a cada email que te fue enviado.

 

Lo sé, hay una gran cantidad de juegos que pecan de lo mismo que este título, ninguno de ellos se salva. El saturar al jugador de información obvia, así como dar todo en bandeja de plata por miedo a que no seamos lo suficientemente listos como para descubrirlos por nuestra cuenta, son algunas de las cosas que se repiten muy a menudo en los últimos juegos del género que han salido al mercado, al menos de los que puedo recordar yo. Tal vez lo hagan a propósito, puede que sea una forma de mostrarnos cómo la tecnología nos vuelve más despistados, al punto de dejar contraseñas importantes a simple vista, o puede que sea falta de ideas, total ¿a quién podría molestarle? Cierto es que tanto Prey como otros títulos que siguen la misma fórmula son completamente disfrutables aún con lo que se nombra en este artículo, pero ¿no es nuestro trabajo, como jugadores, también analizar las pequeñas cosas?

 

Prey

 

Resulta hasta irónico, así como los científicos de la Talos I se olvidan de cerrar la sesión de sus emails, nosotros también cometemos fallos similares. ¿A quién no le ha pasado el olvidarse el Facebook o Twitter abierto en la casa del amigo y luego encontrar el muro repleto de comentarios que sugieren raros fetiches o inclinaciones sexuales muy diferentes a las nuestras? ¿Quién sabe? Puede que incluso en Arkane Studios tomarán estas situaciones como base para justificar las actitudes de los personajes dentro de la Talos I.

 

Aún con todo, saber más sobre los que habitaban en aquella estación espacial, cómo era su vida o los romances que tenían, de una u otra forma me recuerda al tiempo que estuve sin celular y nos permite ver mejor cómo ha cambiado la comunicación a través de los años. Ahora, al menos, podemos enviar las contraseñas importantes en conversaciones cifradas de Whatsapp.


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