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Diserciones sobre tecnología y videojuegos

Martes 17 de Octubre de 2023 por Redacción


Tecnología = Magia


Hay que considerar la posibilidad de que el fuerte deseo hacia la tecnología, no solo esté sucediendo sino que, además, está convirtiendo en algo distinto a los seres humanos. La ampliación de facultades como la vista o el oído mediante aparatos electrónicos, no sorprende a nadie en el 2007. Sin embargo, en la mayoría de los casos, esta fascinación tecnóloga supone una pérdida de las facultades aprendidas previamente, como por ejemplo, pasa al sumar o restar con una calculadora.

Tras la pérdida de la fe, la decadencia de la moral y la insensibilización por medio de la imagen, al ser humano le quedan pocas cosas en las que creer. Esta podría ser una buena respuesta al auge de los cultos new age y a la desmesurada afición por gadgets electrónicos. La tecnología nos permite hoy hacer cosas a veces increíbles, dignas de la mente enferma de un escritor de ciencia ficción ciberpunk.

Robots con suficiente I.A. como para servir de mayordomo, prótesis que remplazan órganos vitales o nanomáquinas capaces de curar un cáncer son algunos de los ejemplos que evidencian esta idea de la tecnología como magia o chamanismo. Si nuestro difunto Dios no nos salva, la tecnología lo hará.

Sin embargo, el más interesante de los inventos y el más revolucionario es sin duda, el ordenador, que trae consigo, la posibilidad de acceso a Internet. Internet es la primera co-dimensión paralela generada por el hombre. Un espacio virtual, inexistente, que nos proporciona sin embargo una fuerte sensación de lugar y que está transformando los bienes en intangibles. Puedes comprar, jugar, hablar, ver, incluso tener algo que no existe. A pesar de ser el más interesante de los medios aún se encuentra en un estadio prematuro de aprendizaje y desarrollo, aunque sin duda es el que proporciona sensaciones más nuevas y por tanto, extrañas o ?mágicas?. La fascinación por la tecnología no es otra cosa que el intento de comprender la mayor transformación social de la historia de la humanidad ocurrida en el menor tiempo.

Videojuegos y la historia del arte


Hasta hace bien poco, eran sinónimo de bizarro y síntoma underground. Al principio eran extremadamente simples y aún así desprendían un halo de minimalismo cautivador. La evolución de los videojuegos es proporcional a la de la informática, pero distinta desde luego. En sólo 30 años han realizado un recorrido muy semejante al de la historia del arte en 3000. Tanto es así que a día e hoy, existe la capacidad de generar gráficos muy semejantes a la realidad y, sin embargo resultan más interesantes juegos como Rez, Elektroplankton o Defcon, de visuales simples, incluso retro, pero conceptualmente superiores. Se ha pasado de iconos a realidad, para después romper con este realismo bajo interesantísimas ideas, tales como ver la destrucción del mundo en una guerra nuclear virtual y sentir el vacío de la muerte de millones de personas, es decir, vivir imposibles sin peligro alguno.

No es difícil establecer analogías con la historia del arte, como por ejemplo, la de las pinturas rupestres de Altamira y el nivel gráfico del Space Invaders (hoy revalorizado como producto estrella de la ola ?retro?) o la evolución en el modelado 3D de Saturn a Playstation 3 y la evolución de la escultura en Europa desde el Gótico hasta el Barroco. Tras alcanzar un nivel alto de representación, sólo quedaba indagar en nuevos conceptos e ideas, situación que curiosamente estamos viviendo hoy en día tanto en los videojuegos como en el arte contemporáneo, dando lugar a híbridos como puede ser, el ya mencionado, Elektroplankton.

En cualquier caso, los videojuegos eran, por lo general, un sistema cerrado de entretenimiento, que no te permitía otra cosa que no fuese jugar. Pero alrededor del año 2000, aparecen las primeras liberaciones de motores gráficos, que permiten reconfigurar, de manera sencilla, cualquier aspecto e incluso añadir modificaciones ajenas al juego.

Por lo tanto tenemos una herramienta creadora sin precedentes, que reúne de una sola vez a todas las artes, filosofía y ciencia, dándonos la posibilidad de dar vida, quitarla, observar su evolución, construir un mundo nuevo o, como no, hacer arte virtual. Son ya muchos los desarrolladores y creadores que aseguran que los videojuegos son, en sí mismos, una obra de arte total.

Nihilismo


A principios del siglo XX, con la invención del cine, la tecnología nos propuso el problema de que se podía ver, ahora, un siglo después, los videojuegos nos plantean la pregunta del qué se puede hacer. Es por esto, que los videojuegos están llamados a ser los sucesores-aniquiladores de la supremacía cinematográfica en el mundo del entretenimiento visual.

También podrían entenderse como una evolución del medio en la que no sólo recibimos información sino que también la manipulamos y la devolvemos. Por primera vez se establece una interacción completa con el formato, semejante en muchos casos a la de la propia realidad, aunque no necesariamente ha de ser éste el propósito de los videojuegos, es más, en muchos casos el verdadero interés que nos despiertan los videojuegos viene dado por la capacidad de transgresión de las normas y reglas del mundo real.

Cuando nos disponemos a jugar, creamos un alter ego virtual que sufrirá por nosotros, se cansará por nosotros e incluso morirá por nosotros. Esta muerte, pareja en muchas ocasiones a la violencia gratuita, es incomprendida por la sociedad (especialmente por el sector ajeno al medio) como un posible entrenamiento pre-psicópata. Sin embargo, no hay nada más alejado de la realidad. En este momento la diferencia entre personaje y persona está más que clara y sería muy difícil una confusión de roles en este sentido.

La ventaja de estas vidas y personajes virtuales es, obviamente, su inexistencia. Esto implica directamente la anulación de los códigos, reglas, moral, valores y leyes, que rigen el mundo occidental actual. Pero anulación no es violación. Se comete, ciertamente, una violación virtual y por tanto inexistente, al igual que el personaje que la ocasiona.

En conclusión, dedicamos un amplio número de horas a una actividad cien por cien nihilista, divertida y, en principio, inofensiva.

Podríamos decir que los videojuegos son un claro signo nihilista, representativos como pocas cosas, de la kafkiana sociedad contemporánea en la que vivimos.
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