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De libros y juegos ps3

Si no quieres ser como ellos, lee
Sábado 12 de Septiembre de 2015 por Rafa del Río

Aprovechar un best-seller para asegurar las ventas de un videojuego no es ninguna novedad. Hace muchos años, antes de las consolas, el catálogo de ocio de los ordenadores estaba plagado de títulos basados en la literatura.

 

Haciendo historia

 

Por poner algunos ejemplos: La Abadía del Crimen, ambientado en la novela de Umberto EcoEl nombre de la Rosa”, vio la luz como juego de aventura en las 3D de la época en 1987. “El Hobbit” de J.R.R. Tolkien, “Los pájaros de Bangkok” de Manuel Vázquez Montalbán e incluso “Don Quijote”, de Miguel de Cervantes, aparecieron en forma de aventura conversacional, que era la versión digital de los libros “crea tu propia aventura”. Ya sabéis, esos en los que si te enfrentabas al malo debías pasar a la página 10, si huíais pasabais a la 34, y si queríais tener una vida, cerrabais el libro y os ibais al bar de abajo... que por aquél entonces eran burgers y ponían música de Loquillo y Trogloditas, Alaska o Radio Futura.

 

La industria creció y pronto pudimos disfrutar de aventuras gráficas como The Black Cauldron, de la novela homónima de Lloyd AlexanderI Have no mouth and I must Scream, basada en el cuento del mismo nombre de Harlan Ellison, y Discworld, con Rincewind, el mago protagonista de Terry Pratchett en algunas de sus novelas de “Mundodisco”.

 

Luego vinieron las consolas y los juegos de estrategia Romance of the Three Kingdoms, e incluso las máquinas arcade tuvieron sus Dynasty Warriors, ambos ambientados en la novela china del siglo XIV “El romance de los Tres Reinos”, escrita por Luo Guanzhong.

 

Y ahora ¿qué?

 

Y sí, también hay juegos de Harry Potter, pero no es esto a lo que vamos.

 

Mucho ha llovido desde entonces, y parece que los libros ya no son tan importantes. Oh, sí, están todas esas entregas de “El Señor de los Anillos”, “El Hobbit”, y esas chapuzas que rodean a la obra de George 'voy a ponerme dos erres porque mola' Martin: “Canción de Hielo y Fuego”. Sin embargo, estos títulos están más centrados en las películas y las series que en las novelas. Sólo falta que salgan en el juego los actores Orlando BloomMartin Freeman Peter Dinklage para hacer la cosa más Hollywood. Otro tanto sucede con The Witcher, que, por muchas ganas que tengamos de ver su tercera entrega, bebe más de la serie de televisión que de las novelas de Andrzej Sapkowski.

 

Parece que, salvo American McGee's Alice y su continuación Madness Return, la saga Sherlock Holmes y ese experimento que salió bien llamado Metro 2033 y Metro: Last Light -videojuegos que complementan el universo literario de Dmitry Glukhovsky-, la literatura ha desaparecido de la mente de los desarrolladores de videojuegos...

 

¿Tienen que ver los videojuegos con las novelas? En raros casos. En este, por ejemplo, sí.

 

...Afortunadamente, sólo lo parece. ¿A alguien le suena Dragon Ball? Pues Enslaved: Odisey to the West no sólo comparte personaje, sino que surge de la misma novela del siglo XVI, Viaje al Oeste, en la que aparece Sun Wukong o, si lo preferís a lo Toriyama, Son Goku. Deus Ex, al que algún mente simple asociaría con Mátrix, bebe directamente de “El Neuromante” de William Gibson y de las obras de Philip K. Dick, cuya novela “Sueñan los Androides con Ovejas Mecánicas” fue llevada al cine como Blade Runner por Ridley Scott. Eso sí, no me hagáis hablar de Dante's Inferno porque, entre nosotros, se pasa La Divina Comedia de Dante Alighieri por el forro.

 

Algo más que una influencia

 

Los más eruditos añadirán El-Shaddai, que hace una interpretación libre de la ascensión del Metatron, ya sabéis, La Voz de Dios, ese ángel tirando a sieso que aparece en “El libro de Enoc”, “La materia Oscura” de Philip Pullman y en las últimas temporadas de la serie Supernatural. Por cierto, que no os vendan la moto, “El Libro de Enoc” sólo se considera texto sagrado para la iglesia ortodoxa etíope, que sé que teníais esa duda.

 

Los más frikis señalarán “La Rebelión de Atlas” como punto de partida de Bioshock, que no sólo influyó esa distopía a la que llega Rapture, sino que -aunque Ken Levine lo desmiente-, parece que también ayudó a encontrar un nombre a su inventor, y si no buscad las siete diferencias entre los nombres del autor de la novela, Ayn Rand, y el creador de la utopía, Andrew Ryan.

 

Bioshock da para mucho, ya que al lado de la obra mencionada se nota la influencia de los grandes de la ciencia ficción. Así es fácil reconocer a H.G.Wells, La Máquina del tiempo”, en su concepción cuántica del universo así como en la ambientación y refinados modales tan victorianos de Columbia; a Ray Bradbury y su “Farenheit 451” podemos adivinarlo en la figura del incendiario y en la quema de libros y propaganda contraria al ideario Comstock. Incluso hay ambientaciones y conversaciones entre los splicers en Rapture que parecen sacadas directamente de “1984”, de George Orwell, obra que pronto será asesinada en cines y que también parece estar detrás de Vox Populi, el movimiento de resistencia de Daisy Fitzroy en Bioshock Infinite, junto a “Rebelión en la Granja”, del mismo autor.

 

Historia y marihuana

 

Otro que merece una mención especial es Assassin's Creed. Sí, bebe de de varios textos religiosos e históricos, y sí, en ocasiones parece mezclar guiones de Cuarto Milenio con idas de olla de la bruja Lola pero... ¿Qué me dirías si os dijera que la frase “nada es verdad, todo está permitido” aparece en una novela de 1938 llamada Alamut”, del esloveno Vladimir Vartol? ¿Y si os dijera que “Samarcanda”, de Amin Maalouf trata el tema de la aparición de los hashashin de forma muy parecida a la de los chicos de Ubisoft?

 

Históricamente y tal y como nos cuenta el Ánimus en el juego, Alamut existió como fortaleza que fue conquistada por los ismailíes en 1090. Dirigidos por “el Viejo de la Montaña”, Hassan-i-Sabbah, se escindieron bajo el nombre de nazaríes y se dedicaron al asesinato político, lo que les valió el epíteto de hashashin -“asesinos”-.

 

Lo que queda de Alamut.

 

Por otro lado tenemos lo que Marco Polo, comerciante veneciano e inventor del escondite en la piscina, recoge en sus libros. En ellos asegura haber estado en los jardines secretos de Alamut, donde conoció al Viejo de la Montaña y fue testigo del sistema que usaban los nazaries para llevar a cabo sus atentados, hachis mediante. Teniendo en cuenta que Marco Polo nació en 1254, ciento sesenta y cuatro años después de la conquista de Alamut y dos antes de que los mongoles arrasaran la fortaleza, lo lógico es pensar que se lo inventó un poco sobre la marcha, así que la teoría de que la palabra hashashin hace alusión al hachís, ¡Jesús!, no parece ser muy acertada.

 

Y la cosa sigue...

 

Historias aparte y volviendo a los libros, el catálogo es mayor de lo que parece. Pensad en todo lo que se ha montado alrededor de la obra de Bram Stoker, “Drácula”, con juegos como Castlevania, el homónimo Drácula, BloodRayne -vale, esto era un cómic- y todo el universo vampírico en general. En lo que la búsqueda de la inmortalidad que plasmaba Mary Shelley en su Frankenstein o el Prometeo Moderno ha dado al mundo del videojuego. Recordad los múltiples títulos que han nacido gracias a H.P. Lovecraft y sus mitos de Cthulhu, desde los oficiales, como las entregas de Call of Cthulhu, hasta los no tan oficiales, como la saga Alone in the Dark.

 

La novela corta de Richard Matheson, “Soy Leyenda”, de 1954, fue la madre de la figura del zombie moderno plasmado en el cine por Romero en su noche de los muertos vivientes, y sin duda está detrás de algunos momentos épicos de Fallout 3 y de toda la idea base que da vida a The Last of Us.

 

Aparte de pensar en Half-Life, podemos ver muchas más referencias a H.G.Wells en los videojuegos.


John Whydam, Ray Bradbury, H.G. Wells y Frederick Brown, con sus “El Día de los Trífidos”, “Crónicas Marcianas”, “La Guerra de los Mundos” y “Marciano, vete a casa” han hecho más por los shooters futuristas que el motor Unreal... Y eso por no entrar en el mundo de los RPGs, pues entonces quedaríamos sepultados bajo una pila de nombres como J.R.R. Tolkien, George Macdonald, Theodor Seuss Geisel, Lewis Carroll, Hideaki Sena, y los autores de universos como Dungeon and Dragons, Forgotten Realms, Warhammer... Una locura.

 

Para terminar, ahí tenemos a Tom Clancy, que desde que dio a luz al señor Fisher no para, o a Stepehen King, que no sólo monta de forma indirecta la trama en Alan Wake, sino que de sus novelas beben títulos como Alone in the Dark y Silent Hill, que también toma elementos de la película La Escalera de Jacob.

 

Resumiendo

 

La literatura sigue muy presente en el mundo de los videojuegos, y eso es bueno. Ojalá podamos encontrar algún día un sandbox que nos ponga en la piel de ese mago moderno que es Harry Dresden en las novelas de Jim Butcher, o una Space Ópera con guión de John Scalzzi, que Orson Scott Card ya cansa. Estaría bien un videojuego de vampiros disfuncionales y tarados como los que pueblan las novelas de Christopher Moore o un título a lo Elder's Scroll con lo mejor de la obra de Terry Pratchett, quien, dicho sea de paso es el papá de Rihanna Pratchett, el genio que se oculta tras la personalidad de la nueva Lara Croft.

 

¿Y vosotros? ¿Qué novela os gustaría que influyera vuestro próximo juego favorito?

 

¡Nos leemos!


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