Street Fighter V Champion Edition es una maravilla. Es un juego de lucha completísimo tanto para jugar uno solo como acompañado. La colección de personajes es excelente tanto por número, por equilibrio como por la oferta de personalizarlos a nuestro gusto tanto estéticamente como en la manera de jugarlos.
Hay modo historia con escenas cinemáticas, formato arcade, desafíos para aprender a jugar, mucho material para mejorar, 34 escenarios, 200 disfraces para nuestros 40 luchadores y lo mejor: unas sensaciones inmejorables al combatir, que es lo importante. A Street Fighter V le ha costado unos cuatro años llegar hasta aquí, pero por fin lo ha logrado. Es un título de lucha muy variado, con personajes que prefieren atacar a distancia, otros que envenenan, ponen trampas, son más físicos… Y todos, o casi todos funcionan muy bien. Alternar entre ellos es amable y es difícil que no encuentres alguno que te agrade.
Ha merecido la pena la espera. Street Fighter V empezó fatal su andadura en PS4 y PC, y no solo por su falta de contenidos, también por no tener claro su tono o qué quería ofrecer. Con un estilo estético que recogía lo visto en Street Fighter IV y lo exageraba hasta casi presentarnos personajes con aspecto plásticoso o de muñecos, la nueva entrega parcía querer añadir más estrategia a las luchas, más opciones para combatir, la inclusión de estados alterados y formas de controlar las medias distancias; pero se quedaba a medias en todo salvo en lo que sigue siendo buenísimo a día de hoy: su combate.
Poco a poco fue decidiendo que quería contarnos algo, que necesitaba incluir más personajes y opciones y también más disfraces para que esa apariencia deforme se convirtiera en la base del buen carnaval que ahora sí es el juego. Además de los atuendos, los escenarios y el balanceo, las dos novedades principales son la incorporación de dos nuevos jefes: Gill, que es una bestia parda y divertidísimo de jugar, y un reconstruido Seth recuperado de Street Fighter IV; versátil, curioso, ágil y muy potente.
Sin embargo, aunque Champion Edition sea una notable versión definitiva, tiene un par de decisiones o defectos técnicos que me siguen pareciendo graves. Para empezar, el juego sigue teniendo unos tiempos de carga enormes, tanto al jugar en single player como online. Sinceramente, espero un relanzamiento en PS5 o un Street Fighter VI que entienda lo imprescindible que es pasar a la batalla rápido, porque un fighting game tiene que ser todo ritmo.
El juego tarda en iniciarse, tarda en llegar a donde quieres jugar y tarda en que el combate empiece. Peor, por supuesto, está este asunto si hablamos de jugar online. El juego sigue sin ir fino. Se nota muchísimo que hay mejoras, pero siguen sin ser suficientes. El gran enemigo de Street Fighter V ha sido y sigue siendo todos los momentos que nos tiene esperando hasta combatir.
Esos tiempos de carga ahora vienen con publicidad. Lo malo no es que nos anuncien cosas, es que son siempre las tres mismas: que si un pase de temporada, que si un evento… Y los tiempos de carga son tan lentos y tan constantes que acaban saturando; sobre todo cuando lo que anuncian ya lo tenemos. No habría estado mal aprovechar estas situaciones para sugerir combos con el personaje seleccionado, poner consejos, etc, y mezclarlo con esta publicidad.
Otro detalle que tampoco me ha gustado es que algunos disfraces afectan negativamente a la batalla. Algunos son demasiado brillantes o confunden, no dejan clara la zona de impacto o distraen. Por poner un ejemplo: el disfraz de Pyron que se le puede equipar a Gill parpadea, desdibuja su cuerpo y brilla como una lámpara que arroja luz a la cara.
Pero salvo estos detalles, Champion Edition es excelente. Podéis comprarlo sin miedo para gozar de una colección de momentos estupendos. De todos modos, y haciendo análisis de todo el camino que este juego ha seguido, creo que el remate que nos brinda podría ser mejor. Todos estos problemas que cito no pueden estar en la siguiente entrega de la franquicia, que ha de tener desde un inicio más claro qué es y cómo nos lo quiere entregar. Porque el problema de Street Fighter V nunca ha sido su core, que siempre ha sido bueno, sino todo lo que lo rodea: su aspecto artístico, su manera de presentarse, sus opciones, sus tiempos de carga, y muchos de esos problemas siguen aún aquí.