MGSmart | Crazy Taxi City Rush

Ah, los viejos tiempos del arcade, la tercera era de las viejas maquinitas matamarcianos de toda la vida, que vinieron obsesionadas con lo virtual, los polígonos narigudos y, sí, también con todo lo que resultara Crazy. Y si no que se lo digan a Kenji Kanno, que en 1999 revolucionó el mundo arcade con Crazy Taxi, una idea sencilla y tremendamente adictiva que, tras pasar a la historia de plataformas como Dreamcast, PS2, Game Cube y PC vio su mecánica llevada a las calles a bordo de una scooter, una ambulancia o cualquier vehículo Crazy que se preciara. 

 

El viejo clásico de Crazy Taxi fue todo un bombazo. Una mecánica frenética y adictiva, unos personajes loquísimos y todo un catálogo de saltos, derrapes, turbos y atajos absurdos envueltos en el encanto y la ambientación gráfica de la que sólo era capaz la SEGA de la época. El juego funcionó, y ahora, quince años después, vuelve a funcionar estupendamente. 

 

 

Groovey!

La mecánica de Crazy Taxi City Rush es sencilla hasta decir basta y bebe directamente del viejo clásico de finales de los noventa. Encarnamos a un taxista que debe recoger a pasajeros por varios rincones de la ciudad y llevarlos a su destino, un planteamiento muy tonto que gana muchos enteros al comprender que, cuanto más rápido vayamos, mejor será la propina que nos den, lo que nos ayudará a avanzar, comprar nuevos vehículos para nuestra flota de taxis y personalizarlos a nuestro gusto. Por si esto fuera poco, los diversos pasajeros nos invitarán a conducir de forma alocada para lograr recompensas en el pago: derrapar en las curvas, usar el turbo, llegar dando saltos... Y todo esto estará adornado con un precioso límite de tiempo que irá descontando en la parte superior de la pantalla, lo que convierte la experiencia en una frenética carrera contrarreloj constante y tremendamente adictiva. 

 

Por último, además de con un buen puñado de vehículos, SEGA ha querido congraciarse con el público llevando más allá la oferta de los minijuegos y retos que ofrecieron en la segunda parte de la saga. Crazy Taxi City Rush ofrece la friolera de 16 minijuegos que nos ayudarán a pulir nuestras habilidades al volantes mientras pasamos un buen rato picándonos contra las exigencias del juego. 

 

Controla

Todo esto pinta bien, pero no podría funcionar si no fuera gracias a un sistema de control que salda la experiencia con un redondo sobresaliente. Tanto si decidimos aprovechar los controles tácticos como si optamos por aprovechar el sensor de movimiento de nuestro dispositivo, Crazy Taxi City Rush consigue que el juego sea rápido, fluido y muy ágil. Es una gozada ver que algo que podría haberse cargado la idea funciona tan bien, especialmente si lo comparamos con otros títulos del mismo género. La respuesta es rápida, el control es intuitivo y, en caso de llegar al temido Game Over, no hay excusa para echarle la culpa a otra cosa que no sean nuestros reflejos.

 

Los controles son uno de los puntos fuertes de éste juego, pero no son el único. La banda sonora destaca a su vez con temas de grupos como Offspring o Bad Religion, siendo fiel a su espíritu de los noventa. Tal vez se habría agradecido algo más de presencia japo con grupos como The Yellow Monkey o Maximum the Hormone, pero gustos personales aparte cumple más que de sobra. Por último, junto al control, la música y la tremenda jugabilidad tenemos lo que os decía al principio del aspecto SEGA de personajes, vehículos y escenarios, una ambientación muy colorido que habla de un tiempo ya pasado, al menos fuera de las consolas de Nintendo, y que a muchos os traerá muy buenos recuerdos. 

 

 

Entonces... ¿Lo compro?

La pregunta del millón de dólares. Crazy Taxi no es perfecto, y como siempre, tiene algunos errores que deslucen el resultado: La vibración del móvil cada vez que topamos contra otros vehículos y los laterales resulta molesta, cuesta cogerle el truco al control al principio y, en dispositivos que tengan unos añitos avanza a trompicones. Y síu, por supuesto hay juegos el mismo género más baratos o incluso gratuitos, pero... leches, estamos hablando de un clásico de toda la vida a un precio de 4,95€. Así que si tenéis un móvil modernito y desactiváis la vibración os vais a encontrar con un título de toda la vida que pinta tan bien o mejor que el primer día y que promete horas de pique frenético y muchas dosis de tuneo.

 

¡Nos leemos! 

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