Vivimos un momento extraño para el fanático de Dragon Ball: ciertamente, el estreno de una nueva película debería alegrarnos, pero visto lo visto con La batalla de los dioses, no hay dios que se fie. Y más conociendo la trama: Freezer es resucitado por dos fulanos de su ejército que estuvieron años dando vueltas por la estratosfera sin saber qué hacer. Más de una década después deciden resucitarlo. Ahora resulta que una nueva evolución desconocida y misteriosa dotará al mítico enemigo de fuerza suficiente como para toser a un nivel 3 de Super Saiyan. Mejor imposible. En materia de videojuegos la cosa no va mucho mejor: Bandai Namco ha decidido inspirarse en las chorradas de fanáticos del folclórico Dragon Ball AF para hacer versiones dopadas de Freezer, Cell, Buu y compañía. Multiversos que no serán capaces de hacer mejor que un par de franceses, claro.
Pero en los noventa era otra movida: Dragon Ball era prácticamente una religión en toda España. En Catalunya era algo más que un dogma: no se hablaba de otra cosa entre la chavalería, y el fenómeno alcanzó cotas surrealistas, obligando a FICOMIC a crear un evento paralelo al Salón Internacional del Cómic de Barcelona para dar rienda suelta a los fanáticos de lo nipón en la ciudad condal: así nacería el Salón del Manga de Barcelona, y si no es por Bola de Drac, nada de nada. El asunto de mezclar videojuegos y el cómic de Toriyama era como una bomba en nuestras cabezas, su mera mención rompió cualquier frágil mente infantil, y la llegada de los Super Butoden a los videoclubs barceloneses ocasionó más de un dolor de cabeza a los padres de esas locas criaturas.
Ahí estaba Son Goku y Vegeta rompiéndose la cara en 16 bits. Y qué portada, qué música, qué voces, qué ataques, qué todo... Era sencillamente brillante. Para acceder a él, una marimorena importante: un cartucho que rara vez bajaba de las 15.000 pesetas y un conversor de otras tantas mil para que funcionase en la Super Nintendo PAL. Total, que jugar a eso en tu máquina por menos de 20.000 cucas era imposible. Hablamos de más de 120 eurazos de la época, no es cualquier cosa. Pero si eras uno de los agraciados tenías suerte: eras un dios entre la chiquillería del momento. Tenías el juego de Goku en tu casa, y eso no podía decirlo cualquiera.
¿Recordáis la portada de Dragon Ball en Hobby Consolas? La verdad es que me importa más bien poco la tirada de nuestros vecinos de Axel Springer, pero ese número de la revista fue durante muchos años el número más vendido de su historia. Ni qué decir que la relación entre la publicación y Dragon Ball fue duradera alargándola con la venta de sus películas en VHS y aprovechando siempre que se podía a meterlo en portada, que ocasionó generosas ventas durante muchos años. Eran otros tiempos: ahora los juegos del manga de Toriyama necesitan contar sus personajes por docenas; entonces una selección de personajes de buen gusto era suficiente para encandilar a cualquiera. Y es el caso de los dos primeros Super Butoden, que llegaron a las tiendas niponas en 1993.
Salió en marzo y es el primer juego de lucha tradicional de Dragon Ball. Hubo muchos títulos de Goku antes de Butoden y tocaron géneros como el RPG o el shoot'em up, pero por paradójico que parezca, nadie se había atrevido todavía con las batallas 1 vs. 1. El juego abarcaba Dragon Ball Z, comenzando por el Torneo de Artes Marciales contra Piccolo y acabando en el Cell Game. La plantilla estaba compuesta por Goku, Gohan, Piccolo, Vegeta, Freezer, Cell, Trunks, A-16, A-18 y A-20/Gero. Según avanzas en el modo historia puedes ir desbloqueando las versiones saiyan de cada protagonista que pueda hacerlo. Una música deliciosa, por cierto, y qué sonido: para muchos supuso el primer encuentro con el japonés original de la serie.
Lo que más llamaba la atención de la obra era su mecánica jugable: escenarios gigantes delimitados por una línea vertical que cortaba nuestro área de movimiento, permitiendo al jugador explorar, bidimensionalmente, todo el mapeado. La distancia permitía hacer los ataques de energía más importantes de los protagonistas, creando momentos sencillamente inimitables entre los luchadores. Puñetazos, patadas, bolas de energía y ejecuciones de comandos similares a las vistas en los juegos de lucha que entonces lo partían en recreativas y 16 bits: cuartos de luna y ejecuciones lógicas, lejos de las tonterías actuales exhibidas por Bandai.
Nos quejamos de que salga un juego de Dragon Ball cada año, y TOSE en su momento no necesitó ni nueve meses para lanzar la secuela de Super Butoden. Ambas obras acabarían llegando al territorio PAL gracias a las conversiones francesas. No creáis que eso ahorraba muchas pesetas, si bien es cierto que el conversor ya no era necesario y el idioma lo hacía inteligible. Mítico ese La Légende Saien de la segunda parte, que mejoraba en prácticamente todo la primera. Un modo historia más interesante que permitía luchar contra Bojack o Broly cambiando los acontecimientos vistos en serie y películas y un sistema de batalla totalmente refinado.
Mucho más divertido y mejor, mejoró los gráficos, añadió una banda sonora legendaria y agregó respuestas a las ondas de los enemigos: ahora podías devolverlas con otro kame que chocaba con el del rival. No has visto nada más épico en un videoclub en tu vida, no te digo ya en tu casa. Los personajes jugables son Bojack, Zangya, Broly, Son Gohan, Trunks, Vegeta, Piccolo, Cell, Petit Cell y Goku, jugable en la versión PAL, oculto junto a Broly en la japonesa. Los franceses cambiaron los nombres al saiyan legendario y lo llamaron Tara, Bojack y Aki fueron renombrados como Kujila y Aki sin motivo aparente. Lo que suponía para muchos niños de la época el tener a Broly en el juego no se puede ni comparar con las apariciones actuales.
Antes de pasar a la debacle, vale la pena echar un vistazo al último gran referente de la lucha de Super Butoden en consolas de 16 bits: Bu yu Retsuden. Conocido en nuestros lares como L'Appel du Destin, es el único título lanzado en Mega Drive protagonizado por los personajes de Akira Toriyama. Y el resultado, aunque no es mejor que el segundo Butoden, la verdad, no está nada mal. Mantiene prácticamente todos los elementos que hicieron grande a la franquicia en Super y añade personajes inéditos y una nueva e increíble banda sonora. Los protagonistas fueron Son Goku, Son Gohan, Krillin, Piccolo, Vegeta, Ginew, Racoom, Freezer, Trunks, A18 y Cell. Puede vacilar de tener la que es, probablemente, una de las portadas más increíbles jamás hechas para un juego de Dragon Ball.
La franquicia acabó con un tropezón importante: Super Butoden 3. ¿Recordáis lo que comentábamos del buen gusto a la hora de seleccionar el roster? Aquí patinaron de forma importante. Lanzaron el juego y la trama no avanzó más allá de la aparición del primer Buu en la serie, por lo que la plantilla quedó conformada por Goku, Majin Vegeta, Son Gohan (con el traje de entrenamiento que usa antes del Torneo de Artes Marciales, menos representativo imposible), A18, Buu y novedades que merecen ser comentadas por separado. Goten y Trunks, por ejemplo, parecían fuera de juego: estaban diseñados de una forma que difería totalmente del resto de personajes. Kaioh Shin es seleccionable y hace ataques y cosas que jamás se vieron en la serie. Dabla... a nadie le importa un carajo Dabla. Trunks del futuro era seleccionable mediante truco.
Pero resultó lamentablemente decepcionante la ausencia de un modo historia o algo que acabase alargando la vida útil del juego. De hecho, ni siquiera las batallas resultan interesantes: se aumentó la velocidad, el choque de dashes provocaban un choque de fuerzas que era peor que lo acontecido en la primer parte de Butoden y el juego, en general, acabó siendo un auténtico despropósito. Cuando pensábamos que la cosa no podía ir a peor, lo hizo: Dragon Ball Z Ultimate Battle 22 y Shin Butoden son dos títulos con mecánicas similares a las vistas en Mega Drive y Super Nintendo con animación producida por la propia Toei Animation. Contaba con música increíble y una introducción bestial, e incluía entre sus personajes a Goku de niño, Gogeta o Mutenroshi... ¿Qué podía fallar? Todo, pero merece ser explicado en otra parte.
La lucha Dragon Ball no quedó sepultada entre mierda de 32 bits como las citadas o un terrorífico (y ultrahypeado) Dragon Ball: Final Bout: antes de jubilar los 16 bits se pudo jugar a Hyperdimension, un videojuego de lucha irrepetible que no tuvo toda la aceptación merecida. Cambió totalmente la perspectiva jugable de los Super Butoden y convirtió la batalla en un juego de lucha 1 vs 1 tradicional, como podía serlo Street Fighter o Fatal Fury, pero con la peculiaridad de tener entre sus filas un all-star de los mejores personajes de la serie de Toei Animation. Gotenks en tercera, Vegetto, Goku, Gohan con poder divino, Piccolo, Majin Vegeta, Cell, Freezer, Majin Buu y Buu Gordo firmaban un roster corto, pero más que digno. Si tenéis la oportunidad de echarle un tiento no dudéis en hacerlo: es un giro de tuerca como no se ha visto nunca en obras lúdicas de Dragon Ball. Sencillamente impresionante.
La lucha de Dragon Ball nunca pasará a la historia del videojuego, pero puede vacilar de tener unos cuantos capítulos muy dignos en las dos máquinas reinas de 16 bits. Es una pena que hoy en día no se puedan jugar como es debido en alguna Consola Virtual o mercado digital, pero si tienes la ocasión de hacerte con él en su formato original o mediante emuladores, no dudes en disfrutarlos, ya que estás ante un pedacito de historia del videojuego muy importante para los nenes que fliparon con Dragon Ball. Y de los que flipamos con “un ocell se'n va volant”, ni te cuento. Qué serie tan grande, kamisama.