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MGRetro | Castlevania: Symphony of the Night

MGRetro 37
Jueves 12 de Marzo de 2015 por Rafa del Río

1997 fue el año del pleno apogeo de las nuevas plataformas de 32 -y 64- bits. Playstation, Sega Saturn y Nintendo 64, animada por los PCs de la época, que si no recuerdo mal estaban en pleno revuelo del i486 a la espera de la llegada del pentium. 

 

Las 3D pegaban tan fuerte como Tyson previo bocado orejuno y ya todo parecía prometer que las viejas 2D y el sistema plataformero 'de toda la vida de Dios' estaban condenado a la extinción. Polígonos, fondos renderizados, cel shading, fur shading... Estábamos en la puerta del siglo XXI y al mundo del videojuego le tocaba evolucionar. Tal vez por eso, la llegada de un nuevo capítulo de la saga Castlevania en formato tradicional y siguiendo la estética plataformística en 2D ya clásica de la franquicia nos dejó a a muchos, estupefactos.

 

 

Había nacido Symphony of the Night.

Como os decía, muchos prejuzgamos en su momento a Castlevania: Symphony of the Night como un simple capítulo más de la saga, un nuevo giro de tuerca a la historia en la que -oh, qué chachi- llevabas a un vampiro y podías cambiarle la ropa. Pronto descubrimos que estábamos muy equivocados: Castlevania Symphony of the Night era casi, casi un reboot de la saga. Un nuevo juego con una mentalidad original y sorprendente al que se le había añadido todo lo necesario para crear una obra épica. Una sabia forma de aprovechar los 32 bits de nuestras Playstation / Saturn en algo más que los simples polígonos y los fondos renderizados de las narices. 

 

Pero hablemos de historia. El argumento de Symphony of the Night toma parte cinco años después de la victoria de Richter Belmont sobre el conde Drácula. Estamos en 1797, año en el que Richter ha desaparecido en misteriosas circunstancias. María Renard, cuñada del héroe, se ve obligada a iniciar una investigación que la lleva al castillo, donde un Richter poseído por una oscura entidad cree ser el señor de la fortaleza. 

 

Llegados a este punto, el juego nos pone en la piel de Alucard, un dhampiro -mezcla de humano y vampiro- hijo de Drácula y de Lisa, una humana que fue condenada a morir acusada de brujería. Acuciado por la necesidad de comprender lo que pasó, encaminamos nuestros pasos hacia el castillo en una historia que se complicará en cuestión de minutos.

 

 

Lo de siempre pero mejor

La jugabilidad es uno de los puntos más fuertes de Castlevania: Symphony of the Night al ponernos en la piel de un ágil dhampiro que puede utilizar diversas armas y complementos así como aumentar sus habilidades como si de un RPG se tratara. 

 

El sistema clásico de plataformas en 2D con saltos, enemigos con diversos patrones de ataque y elementos destructibles del juego se une a las habilidades de este nuevo personaje, a la posibilidad de adaptarlo para cada nivel y al -por entonces- potente motor de las consolas para dar como resultado un juego que resulta placentero en todos los sentidos. Por si esto fuera poco, los elementos RPg del juego que nos permiten equipar a Alucard con diversas armas, ropa, armaduras y joyas, invitan a la exploración y al looteo de unos escenarios que siguen el esquema de áreas inaccesibles hasta llegar a determinados momentos de la historia o conseguir ciertas habilidades y/u objetos. 

 

En definitiva se da una mezcla de conceptos tan satisfactoria como de agradecer. Esto alcanza su punto álgido con las armas especiales que utilizamos con el botón de 'magia', mejorables de varias formas, y con el aprendizaje de determinados movimientos especiales -algo así como las 'mañas' de Street Fighter- que permiten que, al portar determinadas armas, Alucard ejecute ataques especiales.  

 

 

Nombres propios y de calidad

Al diseño de Symphony of the Night teníamos a un joven IGA -Koji Igarashi- que había saltado a la fama con su trabajo con Toki Meki Memorial y Gradius II. Tras documentarse en una de sus más grandes aficiones, los 'viejos' juegos en 2D, decidió romper esquemas con algo más de lo mismo pero con unas mecánicas que resultaran diferentes a todo lo hecho hasta el momento. Junto a él, Konami apostó por una joven ilustradora casi desconocida que saltaría a la fama gracias a su trabajo en esta entrega de Castlevania: Ayami Kojima, y como botón final contatron con una gran artista para componer, con perdón de Yuzo Koshiro, una de las mejores bandas sonoras de videojuegos hasta la fecha: Michiru Yamane, quien ya había hecho un gran trabajo en juegos como Suikoden, Beatmania y Ganbare Goemon 2.

 

En definitiva, Castlevania: Symphony of the Night pronto demostró ser mucho más que una nueva entrega de la saga y reconquistó a gran parte del público acérimo del viejo 'Vampire Killer' a la vez que aumentaba las filas de fans con usuarios que hasta el momento no se habían atrevido con la saga. 

 

Sus estupendos personajes, los giros de la historia, la jugabilidad, el arte de las ilustraciones y la magnífica banda sonora guarda aún un lugar en el corazón de todos aquellos que nos empeñamos en hacernos el castillo al 200% ida y vuelta, al derecho y al revés, en una aventura que en su momento deseamos que no acabara jamás. 

 

¡Nos leemos!


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