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MGReplay | Soul Calibur II

Lucha antológica en tres sabores.
Martes 30 de Diciembre de 2014 por Diego Emegé

Aún hoy no sabría decir por qué me interesé hace años en Soul Calibur II. No soy ningún fanático de los juegos de lucha, y el único juego del género con el que he sido fiel ha sido Mortal Kombat, pero solamente por el amor por el gore que arrastro desde muy pequeño. Quizá por eso sienta algo de vértigo ante semejante MGReplay, pero permitidme sacar el extra, sacar ese Tonichan que llevo dentro para reflexionar sobre lo que hizo a Soul Calibur II algo tan especial.

 

El título llegó primero a máquinas arcade en el año 2002, y la versión para consolas aterrizó en 2003. Recuerdo que por aquel entonces Nintendo hacía gala en su consola de un procesador gráfico que compartía con máquinas de arcade. Originalmente Nintendo planeaba crear un ecosistema en común, y es algo digno de elogio, pero como sabéis la cosa se quedó en este Soul Calibur II y un Mario Kart de arcade del que poca gente se acordará. En lo que respecta a Xbox, PlayStation 2 y GameCube, el juego tenía preparados tres luchadores exclusivos para cada versión. Heihachi Mishima visitó a los sonyers, Link a los nintenderos, y para los xboxers cayó Spawn, el personaje más random que podían haber escogido. Obviamente, Link se llevó el premio a personaje más deseado. Ya sabíamos cómo luchaba Heihachi, pero, ¿y Link?

 

 

Aun así, la presencia de Link en el juego no es lo único bueno, claro que no. Es uno de los juegos de lucha más sólidos que recuerdo. La lucha se basa en unos controles sencillos, pero muy fluidos, permitiéndonos encadenar combos con mucha facilidad y proporcionando altas dosis de satisfacción. El elenco de personajes es amplio y muy variado, para poder llevar a cabo muchos estilos de combate diferentes. Nightmare, por ejemplo, lleva esa maravilla de dos toneladas que llamamos espada, que requería previsión y mucha fe, pero da unas hostias como panes, de gordas. En el otro lado del ring tenemos a una Talim que sostiene su estilo de combate con dos dagas y mucha agilidad. Recuerdo el odio que se generaba contra mi colega Mario cuando hacíamos torneos y el muy capullo no dejaba de escoger a Raphael para masacrarnos a base de ataques bajos con su estoque. Qué tiempos más felices

 

Modos tiene para dar y tomar. El primero, arcade, consiste en una serie de combates clásicos contra varios personajes del elenco completo. Luego tenemos el venerable versus, para darnos de hostias con un colega que, idealmente, no se coja al puto Raphael una y otra vez… Y también un modo historia que nos propone combates o actividades con cada personaje para aprender sus movimientos y algo de su trasfondo. Estas misiones nos piden acabar con el enemigo sacándoles del ring, o luchar rodeados de trampas, o muchas otras ideas locas para dar variedad a nuestro camino con cada personaje. Las misiones nos dan dineros que podemos usar para comprar armas nuevas para nuestros queridos personajes, eso sí.

 

Y, de regalo, Voldo.

 

Por otra parte, tengo que destacar el aspecto visual del juego, pero más que eso, la calidad de las animaciones. Un juego de lucha necesita tener una buena respuesta visual ante nuestros movimientos, y en eso Soul Calibur II demostró que podía tener carácter sin perder en calidad de respuesta. Por otra parte están unos modelados que no han perdido tanto su vistosidad a lo largo del tiempo. Sé que hace un par de años Namco Bandai se animó a editar una remasterización del juego en alta definición y demás, pero incluso el juego original mantiene el tipo con buenas texturas y colores muy definidos, que hacen brillar entornos muy variados y bien diseñados. Joder, ahora que lo pienso, la penúltima vez que jugué fue en la tele de tubo que teníamos en casa antes… Madre mía cómo pasa el tiempo y las cosas que me hacéis recordar, chicos.

 

Obviamente, no puedo hablar con tanta profundidad sobre Soul Calibur II como lo haría el señor Piedrabuena, pero sí que puedo decir que es un juego muy necesario en cualquier biblioteca de un fan de los juegos de lucha y en cualquier biblioteca de un coleccionista de la calidad. Es un juego muy necesario para entender lo que significa hacer bien las cosas. Es verdad que pertenece a una época diferente y a una forma de hacer los juegos que ya solo Nintendo parece mantener. Hasta los japoneses empiezan a ver empañarse sus cristales con los vahos de las voces americanas, y eso es una pena. Por otra parte, este año que viene, como bien dijo Toni recientemente por los internetes, viene cargado de puñetazos y golpizas para todos.


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