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MGReplay | Brütal Legend

Viento negro, fuego y acero.
Martes 25 de Noviembre de 2014 por Diego Emegé

Para el que solo pasa por delante, Brütal Legend no es más que una inocente celebración de la cultura del Heavy Metal: un juego que exuda sangre, respira fuego, masca tuercas de acero, y, en resumen, se da el estupendo lujo de representar la brutalidad excesiva que se suele atribuir al rock, al heavy, y a esta clase de géneros musicales. Y esto es muy cierto, pero en Brütal Legend también es patente que el fuerte contraste de críticas, opiniones, y gustos que ha recibido el juego lo largo de estos seis años de vida.

 

La historia de Brütal Legend comienza en 2007, cuando se anunció por primera vez. Ese año la comunidad de jugadores comenzó a respirar de forma entrecortada y a tener erecciones espontáneas y muy dolorosas ante la idea de que Tim Schafer y compañía se unieran a Jack Black para crear un mundo del metal, digno de los señores de Manowar. Y el juego no tardó mucho en convertirse en uno de los juegos más queridos y deseados. Para tratarse de una nueva franquicia, ya sabes que es mucho decir.

 

Que comience la misa, hermanos del metal…

 

Por desgracia, Double Fine se dio de bruces con los primeros obstáculos en su camino hacia el metal. La historia de Brütal Legend quedó ensuciada por los problemas de distribución y algún que otro pleito. Originalmente, el título iba a ser lanzado por Sierra Entertainment, pero cuando Sierra cayó en manos de Activision la compañía decidió que no estaba interesada en financiar el juego, por lo que canceló la fecha de salida original.

 

Meses más tarde, Electronic Arts firmó un acuerdo con Double Fine para publicar Brütal Legend. En ese punto Activision fue muy clara: «la marca es mía y me la follo cuando quiero». Activision inició un proceso legal unos meses antes del lanzamiento del juego, en un intento de evitar que el juego saliera, cosa que incitó a Double Fine a responder de forma legal. Finalmente, las dos partes llegaron a un acuerdo tácito, pero el litigio ya había agotado mentalmente a los entes ejecutivos de Double Fine, incluyendo a Tim Schafer.

 

Solo Rayman Legends, con su Castle Rock, ha logrado destrozarme los gemelos tanto jugando.

 

Ahora que la carretera que llevaba hacia el lanzamiento estaba libre de obstáculos, Double FIne y Electronic Arts decidieron centrarse en la campaña de marketing. Tres semanas antes del lanzamiento, publicaron una demo de Brütal Legend con la que se podían probar hasta 30 minutos de viento negro, fuego y acero, especialmente en lo que respecta a los apartados de juego en tercera persona y los elementos de hack-and-slash. Obviamente, fue facilísimo quedarse prendado de este universo del metal, presentado por el mejor de los guías: Jack Black. El problema con esa demo fue que no era en absoluto representativo de todo lo que ofrecía Brütal Legend.

 

Brütal Legend es como el Abierto hasta el amanecer de los videojuegos: mientras que aproximadamente el primer tercio del juego se centra en la acción aventurera y los elementos de exploración del mundo abierto, hay un punto en el juego se pasa al género de la estrategia en tiempo real que, a pesar de ser una pincelada al genero un poco descafeinada, transforma radicalmente la experiencia. La crítica, los jugadores, e, incluso, los jevis del lugar aclamaron de forma unánime la ambientación del juego, los personajes y la inigualable banda sonora, pero también coincidieron en que este cambio de géneros resultaba desconcertante —especialmente si tenemos en cuenta que este punto de vista lúdico había sido desconocido para los jugadores hasta el lanzamiento.

 

Este Cry of the Banshee me devuelve a una era del metal, una era de pulseras de pinchos, melenas al viento y fuego. 

 

El resultado final fue el de una mecánica central que resultaba muy poco familiar e incluso algo inalcanzable para los jugadores que buscaban un juego de acción, y, yéndonos al otro lado del prisma, una experiencia demasiado simple y algo peculiar para los veteranos de los juegos de estrategia. Esta combinación maldita produjo un sistema que no acabó de gustar al público general. En todo caso, solo los bichos raros como el que escribe estas líneas supieron adaptarse a esta extraña mecánica de juego. Ha sido toda una casualidad que los MGReplay de Valkyria Chronicles y éste estén tan cercanos, porque comparten conceptos de interacción, pero los llevan a cabo de formas muy distintas.

 

A pesar de los defectos que pudieran achacarse a la inclusión de la estrategia, Brütal Legend no se queda corto en situaciones y momentos inolvidables. Es una obra confeccionada de tal manera que hasta la más banal de las situaciones resulta tremendamente épica. Todo el juego exuda metal, y la selecta banda sonora es el repaso más completo y coherente con la historia del heavy metal que pudieron crear. Y, a su vez, es el mejor catalizador para vivir al máximo la experiencia de Brütal Legend. También es un título que da mucho de sí para los jugadores coleccionistas: no hay nada mejor que invocar nuestro vehículo y explorar las macabras y hermosas tierras de este inframundo para encontrar montones de secretos generosamente desperdigados por todo el escenario.

 

Podéis odiar a Jack Black, pero es indudable que el hombre gobierna su vida en torno a su sagrado deber para con el metal.

 

Y, ojo, a pesar de que el juego tuviera mucho que ofrecer el hecho de que Jack Black fue responsable de dar vida a Eddie Riggs fue lo que se llevó el centro de atención. Pero no equivocarse, a pesar de que su nombre fuera Eddie Riggs, no era más que Jack Black haciendo de Jack Black en un escenario que parece sacado directamente de la mente de Jack Black. Independientemente de que os guste o no Jack Black, a posteriori ha quedado claro que sin su presencia en el proyecto Brütal Legend habría acabado siendo un producto mediocre.

 

Más de cinco años más tarde Brütal Legend aún no ha encontrado su sitio. Obviamente, es muy exclusivo en temática, no es el mejor juego de Double Fine, pero para nada es malo. Genera opiniones divididas entre los jugadores, pero nadie es especialmente vehemente con la suya. Parece ser que Tim Schafer sigue queriendo llevar a cabo una secuela, y un servidor se moriría por verla, pero también parece ser que sin una financiación sólida el bueno de Schafer no puede llevarlo a cabo, a pesar de que el juego lograra mejorar las ventas cuando salió en PC. Y es una pena, porque la primera entrega, a pesar de contar con una de las premisas más memorables de la historia de los videojuegos, ha quedado relegada al olvido de la masa. No obstante como dijo el mismísimo Jack Black: «You can't kill the metal».


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