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Los mejores juegos del año, según Diego Emegé

Sorpresas, las justas
Miercoles 16 de Diciembre de 2015 por Diego Emegé

Querido MGDiario:

 

Este año ha sido divertido. Ha sido divertido, pero a veces me he aburrido. No ha sido un año excepcional; donde tenía que cumplir ha cumplido, pero donde debía cumplir nos ha dejado en calzoncillos. Opiniones habrá de todos los colores, pero creo que han sobrado secuelas y faltado nuevas propuestas que fueran realmente coherentes. Evolve no funciona tan bien como lo hace Rainbow Six Siege; The Order: 1886 ha acabado fulminado por su propio concepto de experiencia cinematográfica y cuesta acordarse de él, más incluso que ese Until Dawn, que a pesar de vivirse sobre raíles, ha dejado mejor poso en nuestras PS4. Un aplauso merecido tiene que ir a Microsoft, por ese Rise of the Tomb Raider, que muchos anhelamos para nuestras plataformas: Lara sigue creciendo en su nueva etapa. Hemos visto cómo nuestros PC seguían manteniendo el tipo, pero también cómo las compañías le daban la espalda con versiones deprimentes y mal acabadas de los juegos. En fin… Tú sabes que no he podido jugar a todo, pero al final he sido coherente con mis gustos e intereses. La lista de juegos que tienes aquí abajo representa la capacidad de esos juegos de afectarme, ni más, ni menos.

 

 

 

10 – Wolfenstein: the Old Blood

 

Últimamente estoy viendo The Man in the High Castle, una serie ambientada en una realidad alternativa en la que los nazis ganaron la guerra. Quizá no sea la mejor serie del mundo, pero, como ocurre con el tándem New Order y Old Blood, la ambientación y la imaginería post-nazi son deliciosas. Sí, soy un pesado. Tengo una obsesión con Blazkowicz, pero cuando llegó, casi por sorpresa, esta expansión de la nueva etapa del Wolfie yo fui el primero en levantar la ceja cínica. 9 horas de juego después pude decir que olé, olé y olé. Hay formas y formas de desarrollar juegos de disparos, pero Old Blood ha supuesto un gentil encuentro entre la inventiva y la brutalidad de antaño y la técnica y la inmediatez de la actualidad. Y todo ello en un paquete mucho más condensado que la entrega original, respetando aún más la esencia de aquel Wolfenstein 3D.

 

 

 

9 – Her Story

 

De barro hasta las rodillas. Así habría definido yo Her Story si hubiera tenido que escribir el análisis. Cuenta con una premisa modesta y conocida, pero la factura es lo que cuenta. Podría contemplarse como uno de esos juegos-trabajo que tanto nos gustan, porque rebuscar en una base de datos de la policía para consumir VHS tras VHS de entrevistas a una misma persona hasta encontrar con la respuesta… y cómo nos gusta. Hacer de detective en Her Story tiene algo de voyeur que nos aleja completamente de la tónica de aventura gráfica que podríamos haber esperado de un juego de investigación como este. Al final de la historia, Hannah, la protagonista, se convierte en nuestra compañera en una vida alternativa que nos esperaba ahí, en nuestro ordenador. Y nosotros sin saberlo…

 

 

 

8 – Bloodborne

 

Cuando el año pasado me enteré de que este Bloodborne iba a ser una propuesta victoriana en paralelo al mundo medieval de Dark Souls, me alegré enormemente. En esta clase de desarrollos, tan precisos, tan equilibrados y tan minuciosos, cada pequeña variación lo hace todo. En este caso no era un mero detallito, sino todo un nuevo planteamiento que ha acabado dándole la vuelta a la forma de navegar por el nuevo y sombrío mundo que nos ha regalado Miyazaki, reinventando un sistema de lucha que ya es ejemplar en la industria.

 

 

 

7 – Undertale

 

Jugadlo. Hay cierta unanimidad al respecto de que este es uno de los mejores juegos que existe actualmente. Es feo y tosco, pero también eran feos y toscos los juegos de siempre y nadie se queja. Ahí donde le veis, Undertale es responsable de que nos pasemos horas devanándonos los sesos para encontrar una forma de no matar a los enemigos. Esto se adhiere a su concepto del desarrollo narrativo y de la influencia de las decisiones en el mismo es de un refinamiento pasmoso. Es un juego desarrollado desde la sutileza y, sí, el cariño. Jugadlo.

 

 

 

6 – Guitar Hero Live

 

Esta inclusión es la más personal de toda la lista, pero el género de los juegos musicales o rítmicos llevaba huérfano demasiado tiempo. De la misma forma que hay gente que vuelve cada cierto tiempo al Call of Duty o al LoL de turno, a mí me gusta tener un título musical con el que despistarme moviendo los dedos. Guitar Hero Live es el juego que, junto con Rocksmith, mantendrá mis dedos en llamas durante mucho tiempo. Y esto es muy cierto, especialmente por ese modo GHTV que se va alimentando a cada semana. Luego está el otro modo, GH Live, que, leñe, me ha sorprendido gratamente. ¡La presencia del público se nota mucho! Quizá a la cuarta repetición de una canción nos aprendamos los movimientos de cámara, de los otros miembros de la banda y del público, pero la sensación de tener ojos mirándonos es genial para tratar de mejorar con ese control nuevo, que también me ha sorprendido. Aún no he logrado amaestrarlo, pero sé que hay mucho recorrido por delante para lograrlo, y eso es lo bueno de Guitar Hero Live.

 

 

 

5 – The Begginer’s Guide

 

No es The Stanley Parable. No innova, pero no es su intención. Aquí tenemos a un desarrollador con un punto de vista muy particular que hace juegos muy personales. Llamadlo «de autor»; es lo lógico. De principio a fin es una historia vivida en primera, tercera, segunda persona. Va y viene en un plano real y ficticio que no deja de ser nuestro, gracias a ese grado de interacción justo y necesario para creer que nosotros somos dueños de lo que pasa. Pero es mentira. Quizá dentro de unos años los colegios comiencen a dosificar esta clase de experiencias para enseñar a los alumnos de la misma forma que enseñan con documentales en VHS. Porque ahora mismo tenemos solo un documental interactivo, y sobre un autor, pero dentro de unos años podríamos vivir otras experiencias sin el sadismo o el morbo que se busca en el entretenimiento interactivo histórico. Divago, pero es parte de la magia de The Beginner's Guide.

 

 

 

4 – Rainbow Six Siege

 

No juego otra cosa ahora mismo. Para mí es el maridaje perfecto entre los extractos de Counter-Strike y Splinter Cell. En Rainbow Six Siege no hay lugar para descerebrados (que los hay, cómo no): cada partida es una sentencia de muerte que se firma con solo un fallo. Dicen que el juego en equipo es necesario para disfrutarlo. Mentira. Para disfrutarlo hay que encontrar el sitio de uno, ser fiel a un método de trabajo y buscar una razón de ser en cada partida. Para ganar, y solo para ganar, hace falta trabajar en equipo. En ese momento es cuando un juego ya de por sí brillante comienza a contagiarnos con su particular visión de la profesión del infiltrador y el infiltrado. Pocas experiencias me han puesto tan tenso y nervioso como quedar el último en mi equipo y que me tiemble el pulso al enfrentarme solo al equipo enemigo… y siguen poniéndome tenso. Cómo fluye la adrenalina cuando uno sabe que le observa un equipo de profesionales.

 

 

 

3 – Rocket League

 

He llegado muy tarde a Rocket League, pero creo que debería ser deporte nacional. Adiós al fútbol y al baloncesto. Digan sus últimas palabras al waterpolo y al tenis. Lo que nació hace unos meses es una de las mejores combinaciones deportivas de los últimos años. Pero un planteamiento tan estúpido como mezclar fútbol con coches podría irse al garete si el control no fuera ideal. Por suerte lo es, y lo mejor es que a base de actualizaciones de temporada y temáticas vamos conociendo nuevas posibilidades y degeneraciones del concepto. No, pero la esencia de Rocket League es que entra fácil y sienta mejor, especialmente cuando se juega entre amigos. Un saludo a mi equipo de energúmenos. Ellos saben quiénes son.

 

 

 

2 – Grand Theft Auto V

 

No, no me he equivocado de año. Para mí GTA V ha nacido en 2015. Decidí esperar a que saliera en PC por la simple razón de que Rockstar sabe lo que hace, y qué orgulloso estoy de mi decisión. Acudiendo al tópico voy a decir que no puedo decir nada nuevo sobre el mejor juego de los últimos tiempos que no se haya dicho. Lo que sí que puedo decir es que todas las compañías deberían tomar ejemplo de Rockstar a la hora de trasladar sus juegos al ecosistema pecero. Digo esto con una miríada de títulos en mente que han convertido en una vergüenza el jugar en PC este año, con una atrocidad llamada Batman: Arkham Knight como miserable abanderado.

 

 

 

1 – The Witcher 3: Wild Hunt

 

Con cientos de horas empleadas, casi todas las interrogaciones despejadas, todas las misiones liquidadas y una primera expansión que ha logrado reinventar ciertos conceptos del juego original exitosamente, puedo decir que The Witcher 3: Wild Hunt es mi juego del año. Viene de un estudio acostumbrado a las ataduras del juego lineal, por lo que han aprendido a las malas los sufrimientos que causa desarrollar un juego de tipo sandbox. Tras una colección de parches la cosa salió a la perfección. Me cuesta horrores jugar a los RPG, y esto os lo prometo, pero en la última aventura de Geralt cada misión secundaria, cada pequeña interacción y cada prostituta que pagamos parece estar viva. Polaco tenía que ser el estudio para lograr dar sentido a todo eso. Y que Dios les bendiga, que aún les queda otra expansión en la recámara…


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