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Los mejores juegos del año según Dayo

Pura diversión
Miercoles 24 de Diciembre de 2014 por Dayo

2014 se acaba. Y, por favor, que no vuelva. Toda esperanza que pudiera tener al inicio del año se ha ido disolviendo poco a poco, decepción tras decepción. El hype ha muerto, la industria nos ha abandonado y los jugadores y la prensa se han vuelto locos y han empezado a acuchillarse furiosamente en la ingle. La buena noticia es que ha habido algunos juegos buenos. Como poco diez. Aquí hay algunos de ellos. Pero soy humano y no puedo jugar a todo lo que hay, así que qué se le va a hacer.

 

DS

 

Dark Souls 2

 

La presencia de este título es uno de esos misterios que no conseguiré resolver jamás. No es malo, en absoluto, pero no puede evitar vivir bajo la sombra de su predecesor, ya sea para construir o, lástima, hacer referencias vacías en un vano intento de decir “¿os acordáis de eso tan memorable?”. Pero lejos de cualquier crítica Dark Souls 2 sigue teniendo un par de trucos bajo la manga y sabe lo que se hace. Su universo no será tan coherente como Lordran, pero la luz de Majula en un mundo de oscuridad o momentos como el triste descubrimiento del rey Vendrick, ahora caído en desgracia, son muestra de que en From Software aún saben cautivar. Aquellos que disfrutaron sufriendo con la anterior entrega están de enhorabuena porque este juego es básicamente más Dark Souls, más difícil y más obtuso en su dificultad. Pero estaría bien algo más.

 

AI

 

Alien Isolation

 

Me siento afortunado porque no he jugado a un solo título de Alien y justo el primero con el que me decido resulta ser no sólo una buena adaptación de lo que es enfrentarse al icónico xenomorfo sino también un buen juego de terror y exploración bajo cualquier estándar. Creative Assembly demuestra lo que creía imposible: tras décadas sin moverse de la estrategia salvo por el olvidable Viking: Battle of Asgard, resulta que dominan mejor la narración y el diseño en primera persona que muchos estudios con años de experiencia en el género. El xenomorfo es una criatura impredecible que causa una sensación de constante inseguridad y altera por completo la dinámica de juego, pero incluso sin él nos encontramos con una obra atmosférica, diseñada con muy buena mano y que sabe manejar el ritmo y la tensión como tantos otros sólo pueden soñar.

 

MK

 

Mario Kart 8

 

Tras tantas variaciones al final se llega a un punto donde no se puede pulir más. Mario Kart 8 es ese punto: un juego refinadísimo al que no le sobra ni le falta prácticamente nada. Tiene decenas de personajes, varias piezas para construir distintos vehículos y adaptarse a cualquier modo de juego y un despliegue visual que deja a la altura del betún a muchos juegos de supuesta “nueva generación”. Es más Mario Kart y sí, he dicho que Dark Souls 2 falla al querer ser sólo más Dark Souls, pero estamos hablando de carreras con karts; desde aquí no sé hacia dónde puedes ir. Hasta que alguien se atreva a descubrir cuál es el siguiente paso, este es un juego lleno de opciones que permite horas de diversión con los amigos o, si eres un rebelde solitario, jugando online. Y funciona, oigan.

 

Wulf

 

The Wolf Among Us

 

Aunque no lo parezca, me gusta ver que me equivoco. The Wolf Among Us me lo demostró; creía que en Telltale querrían aprovecharse de la recepción de The Walking Dead para traer otra experiencia lacrimógena, pero al final me encontré con un título reflexivo, barriobajero y ¿lo digo? Adulto. Las limitaciones de Telltale siguen ahí, su estilo innecesariamente cinematográfico sigue ahí y siguen mintiendo como lacayos a la hora de decir que tus decisiones alteran drásticamente la historia, pero es una buena historia que logra revisar los cuentos clásicos sin excederse en su retrato “adulto”. Y me dirán que está basado en Fábulas y que por tanto no tiene mérito, pero mirad lo que llevan haciéndole a Alien durante años: tenemos suerte de que hayan acertado, porque con esto no creo que hubiera una segunda oportunidad.

 

Tower

 

Towerfall Ascension

 

Los que echen de menos a Super Smash Bros en esta lista pueden echarse unas partidas a este juego y descubrir por qué es su competidor más feroz. Towerfall Ascension no ha tardado en convertirse en el juego para echar unas partidas cuando se vienen los amigos a mi casa; es tan simple que cualquiera puede jugarlo y tener una oportunidad de ganar, pero con suficientes opciones como para permitir partidas variadas, impredecibles y mejorar en tu estilo de juego. Estas partidas enfrentan a hasta cuatro arqueros en un escenario con plataformas en 2D, pero les da un número de flechas limitadas y la posibilidad de deslizarse para esquivarlas o incluso cogerlas al vuelo. Súmale a esto la posibilidad de matar a la gente aplastándoles la cabeza, varios tipos de flechas distintas que aparecen de forma aleatoria en cofres perfectamente visibles y una serie de opciones para modificar las reglas de juego (hacedme caso: cadáveres explosivos) y tenemos con nosotros un juego sólido como una roca. Se basa por completo en el multijugador local, pero si tenéis amigos os vais a echar unas buenas risas mientras os dais codazos para sabotear sus partidas.

 

Luft

 

Luftrausers
 

 

No es algo que pensara a primera vista, pero este shmup evolucionado me enamoró desde la primera partida. Hay algo especial en su ritmo, en cómo tu avión de 16 bits sale disparado desde un submarino en medio del mar al ritmo de una tonadilla militar. De pronto empiezan a venir aviones enemigos y todo fluye a partir de ahí. Luftrausers muestra que siempre hay nuevas direcciones donde llevar géneros aparentemente manidos. Y si no las encuentras, ponte a fusionar. El simple hecho de moverse en este vacío oceánico, la sensación de desafiar a la gravedad y aprovecharla para coger ritmo, atravesar una sección de aviones que se aproximan a mi posición, ya es un placer en sí mismo, pero además de unos controles kinestéticamente satisfactorios Vlambeer demuestra su experiencia en el terreno móvil con un sistema de desbloqueables y, sobre todo, ese maldito multiplicador que te invita a matar, a arriesgar, a darlo todo por mantener el marcador bien alto. Cuando Luftrausers salió hubo una cierta controversia, que si estabas pilotando para los nazis, pero eso es malinterpretar sus intenciones. Vlambeer sólo quiere que te diviertas en un contexto imaginativo, que no se toma en serio a sí mismo y sirve como excusa para disparar sin más. Te vacía el cerebro, sí, pero cuánto te divierte.

 

Heart

 

Hearthstone
 

 

Quizá sea porque soy lo que viene a decirse un friki y juego a Magic: The Gathering, pero Hearthstone ha conectado conmigo y es el único título freemium por el que he pagado. Y no me arrepiento. No parece que haya un género que se les resista a los de Blizzard, y aquí aplican los mismos principios que en World of Warcraft: simplificarlo todo, pero centrarse en los pequeños detalles y el tono para que la gente se quede. Jugar a Hearthstone es cómodo; una partida al videojuego de Magic se siente como un desafío titánico y es lenta, dividida en fases. Metódica. Aquí estás jugando tranquilamente en un bar y la gente mira. “Hola”. “Saludos, viajero”. “Bien jugado”. Golpeas a tu enemigo y la gente empieza a aplaudir. Eres libre de jugar los turnos en el orden que quieras: tómate tu tiempo, sírvete a tu gusto. Es un juego, es una partida normal. Tranqui, tío. Parece un detalle irrelevante, pero hace maravillas a la hora de ocultar lo simple que es en el fondo este juego. Quizá no sea tan profundo como Magic: The Gathering, pero si le damos tiempo en un par de años puede ser un juego mucho más complejo. Hasta entonces aquí está no sólo la posibilidad de echar una partida con cualquier persona en cualquier parte del mundo sin pagar un solo euro, sino también el ambiente de jugar tranquilamente con un amigo.

 

This

 

This War of Mine

 

Ya analicé This War of Mine en esta sagrada casa, pero supongo que puedo revisar aquello que hace tan especial al juego. La obra de 11 Bit Studios es especial porque podría haber salido mal de mil maneras. Lo fácil que era convertirlo en un melodrama exagerado, en un reflejo excesivamente amargo de la guerra, de añadir conversaciones innecesarias o mecánicas inadecuadas, hace que tener esto como resultado pueda considerarse prácticamente un milagro. Quizá no sea el reflejo más fiel de lo que es sobrevivir como civil a una guerra al centrarse más en el drama, en la supervivencia vista como caza, una situación de vida o muerte, pero el juego deja espacio para que sea el jugador el único responsable de lo que ocurra. El que salgas por la noche a apuñalar vagabundos o te pases el día destilando alcohol para venderlo más adelante depende sólo de ti. This War of Mine es un juego sobre qué estás dispuesto a hacer con tal de seguir adelante, pero no lo plantea de forma explícita. No se detiene a preguntar “¿serás justo o cruel?”. Es lo que es; un contexto cruel para mostrar cómo las situaciones desesperadas llevan a acciones desesperadas. Y sólo tú eres responsable.

 

Shovel

 

Shovel Knight

 

Ay, la nostalgia. No me hace tanta gracia, sobre todo en los videojuegos. Quizá sea porque yo llegué tarde a la fiesta y me disgusta ver a la gente pasárselo bien sin que yo sepa de qué demonios están hablando, pero cuando apareció Shovel Knight y todo el mundo empezó a halagarlo pensé que, más que por méritos, estaba hablando el niño interior de los periodistas, el que echa de menos los tiempos de la Super Nintendo. Luego jugué a Shovel Knight y volví a ser un niño, no por haber vivido esa época sino por la maestría de Yatch Club Games a la hora de crear un plataformas en 2D carismático, lleno de humor y buenas intenciones, con una premisa clásica y, sobre todo, un diseño jugable y de niveles de muchísima categoría. Shovel Knight es el equivalente a The Artist en los videojuegos: una obra que echa un vistazo al pasado para recordarlo con cariño y, más que simplemente contemplarlo, rendirle tributo construyendo sobre sus tropos y filosofías. Shovel Knight me ha hecho reír y disfrutar a cada momento. No tiene grandes pretensiones: sólo quiere darte una pala y verte disfrutar mientras vives aventuras.

 

Banner

 

The Banner Saga

 

Cerramos mis favoritos del año con esta joya que me llamó poderosamente la atención desde su lanzamiento a principios de año. La escala del universo de The Banner Saga, que bebe de la mitología nórdica, se nota a cada paso. El juego está lleno de momentos de solemnidad y decadencia, creando una atmósfera severa en la que la supervivencia no parece una opción. Esta mentalidad define toda la experiencia de juego y hace que nos sumerjamos en un mundo decadente pero fascinante, lleno de secretos, en el que los dioses han muerto y un ejército de criaturas que se creían desaparecidas aparece para arrasar con todo. Nosotros tomamos el rol de dos caravanas que recorren este mundo desolador y, ya sea en sus decisiones por el camino o en la dureza de sus peleas, nos mantiene constantemente al límite. Si te gusta el estilo de Juego de Tronos este juego te gustará: no tiene sus personajes, pero sí su tono y su universo. Es una experiencia que ha de vivirse para comprender su grandeza.


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