Los mejores juegos de la generación, según María Emegé
Mi primer instinto a la hora de expresarme es el de abocetar, manchar con tinta o rallar la Wacom con giros imposibles de muñeca. Pero los videojuegos me instan a escribir, a compartir con el permiso de mis duchos compañeros las impresiones que producen en mí estas creaciones que llegan a obsesionarme más allá del mero entretenimiento. Por ello no podía dejar esta generación sin repartir unas cuantas pinceladas de letras sobre los títulos que me obligan, sembrando larvas de experiencias únicas en mi cerebro, a extralimitarme de mis funciones de pintamonas.
Inteligencia y creatividad. Eso es lo que mostraron en Valve al saber explotar nuevamente, mejor incluso, el uso de los portales. Eso es lo que esperaban de nosotros al darnos un juego repleto de puzles tan satisfactorios. Y eso es lo que se saborea en cada descubrimiento sobre el motivo por el que Chell tiene que resolverlos. Portal 2 es original en su misterio y es capaz de extraer lo mejor de nosotros como jugadores de una manera muy intuitiva, algo naif en apariencia pero estructurado al milímetro. Y entre sus consideraciones, siembra nuestra experiencia jugable de notas de humor en una curva entre la crueldad y la ternura, ya sea con acento inglés o asociando tubérculos con robótica.
-The Witcher 2: Assassins of Kings
La mejor continuación y adaptación de una trama novelística a un videojuego que he jugado nunca. Y claro que me acuerdo de juegos como el Mundodisco de 1995. Pero que los polacos CD Projekt RED supieran dar al guión, a los personajes, a la estética y cada misión el toque Sapkowski (el escritor de la saga de Geralt de Rivia) es no sólo una maravilla para los lectores, sino para los que manejan al Lobo Gris sin referencias previas. Un mundo abierto con decisiones que afectan notablemente nuestra posición en los hechos acaecidos, un sistema de combate complejo y tareas secundarias ingeniadas por gente muy retorcida. Con apariciones del bardo Jaskier. Accesos de ludopatía con enanos. Y lo más importante, consigue que me apasionen las conspiraciones tratadas entre reyes y hechiceras porque tienen raíces profundas pero no se enredan entre las ramas de árboles genealógicos.
-Red Dead Redemption
Ratas, ratas y más ratas. Son las ratas las que condicionan que nos sirvamos del sigilo o actuemos con violencia en la venganza de Corvo Attano, dependiendo del nivel de caos que esperemos obtener. Y agradezco a estos bichejos que me hicieran obrar dentro del género del stealth, porque el uso de los vigorizadores... estooo, poderes que el Forastero otorga a nuestro protagonista, hace que ocultarse, buscar cada amuleto, sortear guardias y demás en este entorno whalepunk sea único. Hasta los DLC son una maravilla.
-Assassin's Creed: La Hermandad
Qué se puede decir de Assassin’s Creed. Puede cansarte un sandbox de acción y aventura renacentista (no sólo por su emplazamiento histórico, sino también por lo que supuso para la industria), que exige tanta dedicación. Pero es imprescindible; una atalaya desde la que desvelar todo un mapa de posibilidades. Al elegir un título concreto de la saga, no me quedo ni con el experimento del primer AC ni con AC II, a pesar de que el salto de fe desde la cúpula de Santa María de las Flores de Florencia sea una de las secuencias que más libre me han hecho sentir desde el sofá de mi casa. Me decanto por Assassin’s Creed: La Hermandad porque es el más completo, es nuestro Ezio en super saiyan antes de resultar repetitivo o cargante. Utiliza la fórmula ganadora del II con el poder del liderazgo y la madurez que aporta esta entrega gracias a los Assassins que vamos uniendo a la causa, y cierra la trama de los Borgia desde Roma con maestría.
La toma de decisiones es la base de este juego. La primera elección importante consiste en decidir si jugarlo o no. Porque una vez que has entrado en este hervidero de zombies, que adapta tan bien la calima que empaña de desesperación las hojas del cómic del que proviene, los sentimientos afloran. Si incluyo este juego de Telltale Games en lugar de Heavy Rain, por ejemplo, es porque la supervivencia a través de la culpa y la consternación es más palpable: en Heavy Rain buscas un final feliz, tienes un objetivo. En TWD crees que lo tienes. Un apocalipsis zombi no es el mejor contexto para tener ilusiones. La resistencia frente a la carne muerta que se arrastra con ligera consciencia nos hace aliarnos con otros personajes, que en muchas ocasiones resultan ser los verdaderos muertos vivientes. Así que tenemos que enfrentarnos a ambos bandos en cada toma de decisiones, con escenas realmente aflictivas hasta el último segundo.
-The Whispered World
He de decir que barajaba la opción de incluir Fez, Ilomilo o Machinarium en esta posición. Pero no podía dejar esta fantasía fuera de la lista por su final tan impactante, ya que para mí representa el riesgo de los juegos ajenos al mero negocio. The Whispered World es uno de esos títulos que supone la alternativa, el deleite en el trabajo de un equipo que quiere hacer algo tan bello que se permite desagarrar un poquito tu psique tras regalarte momentos mágicos. Es cierto que nuestro bufón protagonista es un poco cargante, pero su útil mascota Spot sirve de contrapunto en los puzles con una dificultad adecuada para todos aquellos a los que siempre nos ha gustado combinar pollos con poleas. Se agradece la presencia de una aventura gráfica clásica con gráficos a pinceladas, suntuosa en los detalles y con un toque oscuro y melancólico.
Hay algo curioso en la inclusión de este juego en mis GOTG. Tuve que empezarlo un par de veces porque el rococó-hortera que destila el juego de Kamiya hacía que mi sentido estético aullara de dolor. Superado el rito iniciático de aceptación del pan de oro y el histrionismo, descubrí el placer de sus coreografías exageradas y los destellos del climax de los combos entre arias apoteósicas. Entre combos y final bosses de infarto, acción y diversión puras.
-Uncharted 2: El Reino de los Ladrones
Como blockbuster de acción es imprescindible. Nathan Drake es un Indiana Croft que ha sabido beber tanto de juegos como de cine para entretener. Vamos de su mano, sí, pero los caminos trazados son tan espectaculares que funciona perfectamente como experiencia interactiva. Tal vez demasiados juegos lo han tomado de ejemplo, y ese es el problema. Es una película de saltos y sobresaltos con el humor al que nos tienen acostumbrados que nos da la licencia para matar con algo más de libertad en algunas secuencias (y obviando los puzles, que son la referencia del no-puzle). También tiene uno de mis logros favoritos:
-“¿Unas cañas?”
-“No, gracias. Acabo de conseguir el Wabbajack y me voy a por el líder del Campamento de las Lunas Silenciosas…con un poco de suerte me cruzo con un dragón por el camino.”
-“Tú antes molabas.”
-“Verás... yo antes era una aventurero como tú, pero un día me hirieron con una flecha en la rodilla.”
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