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Las claves de Slime Rancher

A mil años-luz
Miercoles 30 de Marzo de 2016 por Kysucuac

Ya ha pasado un mes desde que tratamos de forma más precisa este juego que me trae por el camino de la amargura: Slime Rancher. En el avance pudimos ver algunas pinceladas de un título demasiado curioso como para ser capaces de calificarlo de forma sencilla. Y eso que el propio juego parece sencillo, ¡pero no! Si lo fuera, no estaría llevando a Tita Kysu por el camino de la amargura, como he dicho, ¿verdad?



Slime Rancher tiene mucho que ofrecerte. Sí, a ti. Sí, a ti también. Y al otro que está ahí sentado. Y al que te observa mientras duermes. A todos, Slime Rancher nos tiene más de una sorpresa preparada. A simple vista, y es que me repito mucho, no parece más que el típico juego de Facebook en el que tienes que gestionar una granja, con la peculiar diferencia de que lo que cultivamos es comida para nuestro animal estrella: la babosa. Cuando una granja está dedicada casi exclusivamente a la cría de un ser como una babosa, debe de estar pasando algo raro. Lo cierto es que esos slimes son sumamente adorables. Tanto, que ya te gustaría tener más de uno en casa. Pero hay algo más siniestro detrás de ese planeta tan cuqui...

 

La vida en la granja es más difícil de lo que se piensa

Slime Rancher está siendo todo un éxito, y hoy quiero definir alguna de las claves del mismo. No sólo eso, ya que no estaría de más dibujar unas líneas básicas a modo de guía de primeros pasos. Porque la vida en la granja es más complicada de lo que parece. ¿Qué sabemos hasta ahora del título de Monomi Park? Que encarnamos a Beatrix LeBeau, una joven granjera que se marcha a Far, Far Range, un planeta lejano, como su propio nombre indica, lleno de lo que va a ser la materia prima de esta señorita del campo: los slimes.



Los slimes son muchos, y serán más conforme vayan pasando las actualizaciones y el juego comience a estar completo. Lo primero que debemos conocer es que hay diferentes tipos de Slimes con diferentes comportamientos, hábitos y, lo que lo hace todo mucho más divertido... mutaciones. No todos los Slimes serán buenos para nuestra granja, y tenemos que tener mucho cuidado a la hora de dejarlos mutar libremente. Nunca se sabe en qué puede convertirse (mentira, sí que lo sabemos, depende de lo que coma o del Slime que tenga cerca... para comerse) esa adorable babosita, pero puede ser algo muy pero que muy peligroso para nuestro rancho.



Una de las normas fundamentales de Slime Rancher es que hay que hacer felices a los Slimes. No sólo porque hay que darles de comer, y darles de comer nos dará Plorts, que son algo así como... eh... una especie de piedras preciosas que nos serán muy útiles para vender en el mercado (a cambio de Newbucks, que viene a ser la moneda de turno)... o para que otro Slime se los coma. Pero, no, comer no es lo único. Un Slime debe ser feliz por el simple hecho de que no queremos que se enfade, ya que un bichillo de estos en modo irascible, escapará del corral o nos fastidiará nuestros momentos en calma.


Hay una gran variedad de Slimes, y cada uno de ellos tiene una forma de comportarse

Pequeños, grandes, dorados, rocosos, gaseosos... Slimes hay muchos, de muchos colores, de muchas formas y con muchos comportamientos. El cuidado de cada uno de ellos es único, por lo que debes prestar atención a la más mínima indicación que el juego pueda darte, ya que cada Slime tendrá un (mal) hábito con el que deberás lidiar. Por ejemplo, los Tabby Slime (o gato-babosa. A mí me gusta llamarlos gatositas) son los más propensos a escapar de su corral, y no necesitan una razón para ello. Lo sé, es doloroso :(



De cualquier forma, lo mejor es aprender sobre la marcha en un juego que no deja de sorprenderme. Puedes saberte la teoría, pero el más mínimo detalle mandará toda tu puñetera estrategia a tomar por... En resumidas cuentas, puede aparecerte el Slime menos oportuno cuando menos te lo espera y más estable piensas que es tu vida en el rancho. Una criatura oscura acecha por doquier y puede arruinarlo todo en un segundo. ¡Y no diré más!



Slime Rancher es, básicamente, dejarse llevar y sorprenderse. Y, por supuesto, te sorprendes. Esperas que esto no sea más que un juego tonto, que no deja de serlo, pero hay algo más detrás de ello, y eso es lo que nos mola.

 

Mucho que hacer, y mucho tiempo para aprender a hacerlo

La tranquilidad de nuestro rancho nos permite no tener un tiempo limitado para aprender. Cada día en Slime Rancher se aprende algo diferente, y lo que podemos hacer en este juego va más allá de disparar y capturar a los slimes. Para empezar, podemos personalizar nuestro rancho como buenamente queramos, y cultivar todo tipo de frutos (para los Slimes o para nosotros, ya eso lo vamos viendo también sobre la marcha).



No obstante, otra de las claves de Slime Rancher no se basa en personalizar nuestro lugar de residencia, sino a sus habitantes. Y es que nos basaremos en experimentos científicos para sacar hacia adelante este rancho de la manera más rentable posible. ¿Y en qué se basan dichos experimentos? Pues, precisamente, en algo que ya he comentado antes: en combinar Slimes. Ésa es la verdadera clave del éxito y de la experiencia del juego, debemos basarnos en mutar. No, nosotros no mutamos, sólo lo harán esas adorables babosas... que pueden dejar de ser adorables y arrasar con todo.



Resumiendo, hay tres aspectos primordiales que necesitamos tener en cuenta en Slime Rancher: La importancia de alimentar a los Slimes, la gran variedad (y cantidad) de éstos que encontraremos y la ciencia. Estas tres claves combinadas formarán nuestra experiencia en el juego, y son el éxito de este título que cada vez ocupa más hueco en Youtube. Hueco que, por cierto, os recomiendo tener controlado si os decidís a viajar a Far, Far Range. Nada como un par de youtubers para aconsejarnos. Pero, recordad... La cuarta clave de Slime Rancher es dejarnos llevar. ¡Y sorprendernos!


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