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Far Cry 4: Se puede ser un cabrón... Y un buen padre.

El concepto de la paternidad en los videojuegos
Sábado 04 de Abril de 2015 por Rafa del Río

Sigo jugando a Far Cry 4, y a poco de tener todos los objetos y a falta de cuatro misiones de campaña puedo decir que se está convirtiendo en mi nuevo juego fetiche. No se trata de su enorme escenario, de sus muchas posibilidades ni de la sensación de libertad que dan el gancho, el traje aéreo y el paracaidas. Ná. Far Cry 4 se está convirtiendo en mi juego fetiche porque estoy comprendiendo la mentalidad de sus creadores... Y me gusta.

 

Las familias modernas

Últimamente se ha puesto muy de moda el estudio de los nuevos tipos de familia tomando, como epicentro, la figura de la mujer: Familias monoparentales -monomarentales en las bocas más radicales- y familias XS a tiempo completo o parcial son conceptos que se unen al problema de la conciliación del escenario laboral con las funciones de la maternidad, la imposición social de la figura clásica de 'madre' y demás situaciones que a día de hoy se encuentran sujetas, como digo, a estudio.

 

Yo... Podría haber sido... Tu Padre.

 

Junto a estas familias XS -familias formadas por una madre y su hijo o hijos que pueden ser a tiempo completo o parcial si existe un pacto de tutela compartida- existe la misma situación con padres que viven sólos con sus hijos y que, por cosas raras que al parecer no importan a los sociólogos, también tienen que conciliar su vida laboral con las obligaciones derivadas de la paternidad y enfrentarse a los problemas del concepto clásico y cultural de 'padre'.

 

Creo que lo comenté hace algunos artículos: Me sorprende que cuando estoy comprando en el mercadona con mi hija, la primera idea que le venga a la cabeza a la gente es que estoy divorciado y 'este finde te toca la niña, ¿eh?'; que si estoy jugando con ella en un parque se me acerque algún conocido a preguntarme si le ha pasado algo a mi esposa; o que para algunos sectores arcaicos de la sociedad el hecho de que cocine, haga la compra, limpie la casa y me encargue de mi hija mientras mi mujer trabaja 'en un trabajo de verdad' me convierta en un 'calzonazos'.

 

¿Entre nosotros? Todo esto me la pela bastante, pero no deja de llamarme la atención que una realidad tan válida como la de las familias XS no resulte importante a los estudios mientras su equivalente femenino se utilice como punto importante de los planes electorales de los sectores más modernitos y progres de esa gran casa de putas que es la política española.

 

 

Gracias, Alex Hutchinson

Doy las gracias al director creativo de Far Cry 4 porque me ha demostrado en su juego que no estoy sólo, y que hay un sector de la sociedad que comprende que se puede ser padre a tiempo completo y un cabrón con pintas en tus ratos libres. Y a lo mejor a vosotros os parece una chorrada, pero para mí es uno de los puntos más serios y potentes de todo ese turismo en Kyrat de montar elefantes y condenar al genocidio a la fauna local

 

El hombre no es bueno ni malo

Decía mi profesor de filosofía que el hombre no es bueno ni malo, sino una mezcla de maldad y bondad. Capaces de lo mejor y lo peor. Criaturas formadas a medias por orden y caos. Una gozada, vaya, y una gozada que queda patente en la figura de Pagan Min, en ese cabron con pintas, reyezuelo y dictador de su propio sistema totalitario que, a su vez, demuestra un fuerte sentimiento paternal hacia el hijo de su viejo amor, nuestro protagonista e hijo, a su vez, del peor enemigo de Pagan Min.

 

Me encantan los monólogos que se marca Pagan cuando nos llama por teléfono, como me encantan las cartas escritas por sus soldados a la familia, o las cartas que los hijos envían a los mismos mercenarios a los que estamos pasando a cuchillo entre porro y porro con los yogies de Kyrat.

 

Me encanta Far Cry 4 por elementos como esa coversación de Paul 'De Pleur' Harmon, torturador e hijodeputa en general al mando de Min, que justo antes de torturar a nuestro personaje mantiene una preciosa conversación telefónica con su hija y quien, una vez secuestrado, ruega no por su vida, sino por coger el teléfono al que está llamando su hija.

 

 

Me encanta Far Cry 4 por historias como la de Noore Najjar, una doctora que fue a Kyrat para denunciar los delitos de Min y que actualmente trabaja para Pagan llevando una arena en la que los hombres mueren a diario mientras Min guarda a su familia como rehenes... o eso dice.

 

Me encanta Far Cry 4, en fin, porque sigue la estela de ese Camino a la Perdición de Mendes, de ese Darth Vader que nos encogió el corazón al acabar con la vida el emperador y al que le sentaban tan mal las 'faltas de fe'. Far Cry 4 mola, en fin, porque es un alegato a la paternidad tan válido como ese punto del programa electoral o esa charla de la tertulia feminista de turno lo son a la maternidad.

 

Cada vez que un soldado te pide que le perdones la vida por sus hijos, cada vez que Pagan Min te 'perdona' una trastada, cada vez que De Pleur llora por hablar con su hija, Far Cry 4 está abogando por la causa. Una causa que demuestra que los padres hemos cambiado, que se puede ser un badass men y un padre cojonudo, y que no hace falta redenciones como las de Joel, asesinatos como el de Max Payne ni pérdidas de memoria como las de Bioshock Infinite para que un padre pueda protagonizar un videojuego, ya sea en el bando de los buenos o en su reverso tenebroso.

 

¡Nos leemos! 


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