Análisis Shenmue 1 y 2
Tras casi dos décadas desde su nacimiento Shenmue vuelve a las pantallas de los hogares de todo el mundo gracias a Shenmue 1 y 2. Un recopilatorio que ofrece la misma experiencia de juego de ambas entregas en Dreamcast con algunas mejoras sobre todo en su segundo episodio gracias a la adaptación previa en la primera Xbox. Ryo Hazuki reinicia la búsqueda de Lan Di y del pasado de su padre, Iwao, y lo hace levantando las mismas pasiones e incomprensiones que en su lanzamiento original.
Vaya por delante, antes de entrar en materia, que éste no es un análisis al uso. No voy a poner nota a Shenmue 1 y 2 porque me parece poco justo etiquetar una obra maestra de hace casi 20 años con los criterios actuales de revisión. No obstante, para los más puntillosos, baste decir que seguimos ante una saga de 10. Dos videojuegos que siguen siendo tremendamente profundos, originales y potentes, y que ofrecen experiencias que ni siquiera 19 años después han logrado ser replicadas en otras obras. Respecto al trabajo de reedición, nos encontramos con un recopilatorio que podría haber ofrecido mucho más, por supuesto, pero que su mera salida ya es un motivo de alegría para los que llevamos en este camino desde el principio.
Érase una vez en Yamanose
No vamos a profundizar demasiado en la historia, ya tenéis mil reportajes y artículos sobre la misma en Mundogamers. Como resumen, para los que acaben de llegar tras dos décadas secuestrados en el espacio, Shenmue 1 y 2 cubre las dos entregas de las aventuras de Ryo Hazuki, un joven estudiante nipón de Yamanose, heredero del dojo Hazuki, que en 1986 inicia un camino de búsqueda tras los pasos del asesino de su padre. De Yokosuka a Hong Kong, a los largo de las dos entregas encontramos un potente juego de investigación, acción y aventuras con componentes RPG en el que su autor, Yu Suzuki, no deja pasar la oportunidad de ofrecer grandes lecciones de vida.
Shenmue 1 y 2 nos invita así a vivir una intensa odisea en la piel del joven maestro de jiujitsu mientras descubre quién fue su padre, perfecciona su maestría, y hace amigos y aliados con los que avanzar en sus pesquisas. La profundidad del juego a estos niveles se traduce en un mundo pequeño pero vivo en el que cada personaje, cada individuo, es único y tiene su propia historia, rutina y relación con el joven Ryo. Lo que consigue la obra de Suzuki es crear un videojuego costumbrista a través del cual conocemos el día a día de un pueblo del sur de Japón a mediados de los 80, a la vez que logra que conectemos con sus personajes gracias a una serie de rutinas diarias y una puesta en escena que vamos descubriendo y viviendo a nuestro ritmo y de forma natural.
Shenmue 1 y 2
Lo que ofrece Shenmue 1 y 2 en PS4, PC y Xbox One es exactamente lo mismo que ya pudimos disfrutar en Dreamcast y en la primera Xbox: una odisea de su tiempo, un juego potentísimo que en 1999 supo adelantarse décadas al resto de compañías y, posiblemente, el proyecto más ambicioso de la historia del videojuego. Lamentablemente, y aunque para muchos entre los que me incluyo es más que de sobra, Shenmue 1 y 2 se queda corto en algunos campos con una adaptación con algunos problemas técnicos según el rasero actual.
Hay que entender llegados a este punto que la relación de SEGA con Shenmue no es precisamente amistosa. 19 años le ha costado a los padres de Sonic pasar por alto el gran fracaso económico que supuso en su momento la saga, una de las mayores inversiones de la historia del videojuego, impensable en su momento, y que no acabó de lograr el éxito merecido en una consola que, para colmo, terminaría muriendo poco tiempo después suponiendo el fin de SEGA en el mundo de las plataformas domésticas.
Lo nuevo y lo viejo
Esta relación entre compañía y juego se ha saldado, por tanto, con una edición que se limita a traernos el juego tal cual lo disfrutamos en su momento con algunos ajustes visuales que ayudan a poder disfrutarlos en la era actual del HDMI y los 1080p. A nivel visual, Shenmue 1 y 2 ha trabajado sobre el original para traernos un potente antialiasing -versión analizada: Xbox One- varios filtros de colores para mejorar el rendimiento de la máquina de SEGA y un buen puñado de opciones que evitan la brumosidad y que podemos manipular en la pantalla de opciones o desde la habitación de Ryo.
Respecto al sonido, encontramos un doble trabajo con un doble resultado. Por un lado la música, sobresaliente, maravillosa, única y remasterizada por completo para la ocasión. Por otro lado los diálogos, que mantienen los originales con ese tono de ensueño de SEGA Dreamcast que para los viejos fans es un caramelito pero que los nuevos fans no sabrán apreciar y notarán espeso, raro, como si escucharan las voces a través de un televisor con el volumen a todo trapo en la habitación de al lado.
Más grave son elementos como el durísimo control de Ryo -mejor en Shenmue 2 gracias a las mejoras de la versión para la primera Xbox- la casi inútil cámara que hace que tengamos que pasar al modo primera persona en interiores como ya sucediera en el original, o la ausencia de una traducción al castellano que acercaría el juego a un público mayor que sigue con problemas con el inglés. Respecto a bugs y demás, tras el último parche no noto nada especialmente grave.
Pero sigue siendo Shenmue
Es posible que Shenmue 1 y 2 haya desperdiciado la oportunidad de renovar la saga y recuperar público al ajustar su relanzamiento a los patrones del pasado, pero eso da igual, porque sigue siendo Shenmue. Con una tercera parte en manos de Ys Net y sin grandes esperanzas recaudatorias, hay que agradecer a SEGA este lanzamiento aunque no haya sido lo que muchos, obsesionados por un 'HD Remastered' que vino de boca de la prensa y no de la compañía, habrían deseado.
Shenmue 1 y 2 sigue siendo Shenmue, y esto significa que sigue siendo uno de los mejores videojuegos -saga en este caso- de la historia del entretenimiento electrónico. Sí, las actuaciones de los personajes son toscas y Ryo tiene la misma expresión facial que una Polly Pocket puesta al sol, pero esto no es malo. Lejos de ser negativo, estos elementos son cómo restos de dinosaurios encontrados en una playa, contenidos que a los más viejos nos ayudan a recordar buenos tiempos y a los más jóvenes les hablan de otras épocas, otras rutinas y otras formas de jugar.
¿Mi consejo? Shenmue 1 y 2 es indispensable, necesario y obligatorio en la estantería de cualquiera que piense que los videojuegos son algo más que una afición con la que pasar el rato. La forma que tiene de mostrar su historia poco a poco y sin aspavientos, las pistas que encontramos según avanzamos y que nos hablan de personajes y vidas, los profundos principios que lo inspiran y todo lo que rodea a su profunda personalidad sigue siendo, a día de hoy, algo único e irrepetible que hay que experimentar de primera mano. Aunque al final no te guste, aunque pienses que todo esto de vivir el día a día es un coñazo, habrás tenido la suerte de disfrutar una de las obras más únicas y especiales del videojuego, una que demuestra que nuestra afición es más, mucho más, que violencia para psicópatas y tetas para señoros.
¡Nos leemos!
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