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Analisis Touch My Katamari PSVITA

Lunes 27 de Febrero de 2012 por Víctor Junquera
Puede haber videojuegos extraños, pero lo que es Katamari Damacy en sí, como saga y como videojuego, podría llevarse la palma. Ya no es que sea excesivamente original, que lo es, lo ha sido y lo será, y no es excéntrico ni es absurdo, es algo que va mucho más allá y que no tiene definición posible, pero ya sabemos que esto tiene una finalidad. Somos el Príncipe, hijo del Rey de Todo el Cosmos, y tenemos que crear nuevas estrellas haciendo rodar nuestra bola adhesiva a la que se pegará todo lo que tenga un tamaño adecuado, ir creciendo, creciendo hasta poder atrapar cosas mayores,...

Aquellos que estén tan tocados del ala que hayan seguido toda la saga ya sabrán que desde el original de PlayStation 2 y su secuela, no ha sabido remontar, con una entrega pésima en PSP, una regular en Xbox 360 y una versión en PS3 que junta las mejores fases de la saga en una extrañísima historia única. Pero Touch My Katamari es una entrega totalmente nueva, con su nueva historia, sus nuevos niveles, sus nuevos menús, su nueva banda sonora y, por fin, novedades jugables aportadas mediante los nuevos controles de Vita.

Porque Katamari te deja loco, desde las situaciones en las que te plantea crear una nueva estrella hasta las secuencias que se intercalan entre capítulos formando una historia totalmente aparte de la trama, esta vez protagonizada por un otaku empedernido que busca voluntad para salir de su encierro, estudiar y ser mejor persona. Por otro lado, tenemos al Rey de Todo el Cosmos, que está de capa caída porque sus fans le critican, y lo que tenemos que hacer será contentar a estos fans y responder a sus extrañas peticiones.

Peticiones que formarán niveles en los que tendremos que llegar a un tamaño mínimo en un tiempo límite por norma general, pero también tendremos otras alternativas (igual de obligatorias), como conseguir el mayor tamaño con productos con las menores calorías, u objetivos secundarios que influirán en la puntuación final, como atrapar elementos de trabajo, deportivos, de riqueza,... Todo esparcido por los escenarios, para variar.

Las novedades en este Touch My Katamari, como bien dice su nombre, vienen en lo táctil. Aunque se puede controlar tranquilamente como siempre, con los dos joysticks emulando las dos manos del Príncipe, esta vez podemos usar la pantalla táctil para mover nuestro Katamari a voluntad, y no tendremos que escoger uno de los dos modos sino que podemos complementarlos como queramos, con acciones como tocar con dos dedos para saltar, dar dos toques para girar, etc. ¿Y quién dijo que el Katamari ha de ser redondo? Las bases de la saga, claro, que ahora se pasan por el arco de triunfo y nos permiten achatar o estirar la bola dándole forma con el panel táctil trasero, algo muy útil para colarte por espacios estrechos o para atrapar más objetos en espacios anchos.

Y esta vez los fans nos premiarán por nuestra actuación con corazones, la moneda del juego, y ganar extras de corazones puede hacernos repetir fases con situaciones especiales, que de hecho tendremos que repetir igual, ya que los coleccionables secretos sólo aparecerán a partir de la segunda vez. Una primera batida normal y obligatoria por la fase para descubrir curiosidades y superarla, una segunda alternativa para descubrir un nuevo primo del Príncipe, y una tercera para descubrir un tesoro. Con todo ganamos corazones, y con los corazones compramos atuendos para el Rey y complementos para el Príncipe, compramos la espectacular banda sonora (aunque nunca tendrá la peculiaridad de ser dinámica como la del original) y muchos extras más que nos darán más horas de juego que ningún otro Katamari.

Que no es la mejor opción para acompañar a tu nueva consola, perfecto. Que no es el título que más la exprime en potencia, desde luego. Pero es divertido, y gracias a sus controles táctiles y a sus dos joysticks nos hace olvidar la penosa experiencia que fue Me And My Katamari en PSP. Una buena segunda opción para estrenar Vita, y un grito de esperanza para los fans que creían que la saga ya se había echado a perder, más aún sin la mano de Keita Takahashi.

NOTA FINAL: 7
7

/ 10


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