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Analisis The Unfinished Swan ,PS4

Cuéntame un cuento. 
Miercoles 13 de Mayo de 2015 por Álex Pareja

Acostumbrados a títulos cada vez más bellos que dejan caer su estupendo nivel gráfico y artístico nada más iniciar el juego, The Unfinished Swan comienza mostrando la Nada más absoluta. El juego empieza situando al jugador en un lienzo en blanco invitando a que sea él mismo el que descubra su belleza. Sí, nuestro juego es precioso, pero vas a tener que ser tú el que se lo curre para descubrirlo. Y eso no puede ser más maravilloso.

 

Esa intención demostrada nada más iniciar el juego hace que sepamos que lo que nos vamos a encontrar no es una aventura ni una experiencia nada habitual, lo que hoy en día se agradece y mucho. A The Unfinished Swan no le hace falta demostrar nada al principio y es un hecho que los escenarios y los momentos más bellos los viviremos una vez avancemos bastante en la aventura. Mientras tanto, aquí tienes la nada, pulsa el gatillo del mando la primera vez sin querer para descubrir que puedes lanzar una bola de tinta negra que comenzará a pintar el escenario. Lo siguiente es asimilar que, si queremos avanzar en estos primeros compases, deberemos ser nosotros los que vayamos pintando el mundo del juego si queremos descubrir sus secretos.

 

 

Pinta el lienzo en blanco y descubre sus secretos

Los juegos, al igual que las personas, sienten la necesidad de demostrar sus puntos fuertes casi de forma compulsiva. Nadie va a una entrevista de trabajo sin acicalarse y sin ponerse una ropa adecuada, además de ensayar una bonita sonrisa y un buen argumento que haga que nos situemos desde una primera impresión por encima del resto de competidores. Los videojuegos actúan de forma similar y no es extraño descubrir, en estos últimos años, que los primeros minutos de un título suelen ser los mejores, los más espectaculares o aquellos en los que ya se nos muestra qué pueden ofrecer y qué debemos esperar. Es lícito e incluso a mí me gusta en muchos casos, pero no, The Unfinished Swan se dedica a hacer todo lo contrario.

 

El juego llega a la entrevista de trabajo en pijama, con las legañas en la cara y comienza a ducharse y a vestirse delante de nosotros. Poco a poco vamos descubriendo que lo que tiene que ofrecer es bueno y nosotros mismos vamos ayudando a que lo consiga. El juego es un cuento que se nos va relatando según avanzamos, como el niño ilusionado que va pasando páginas y va descubriendo que el libro tiene secretos que él mismo puede descubrir tirando de una pestaña o abriendo una solapa. Con The Unfinished Swan volvemos a ser esos niños que se ilusionan por lo que nos están contando y que quieren saber más.

 

 

 

El érase una vez debe terminarse con un vivieron felices y comieron perdices, ya que es lo que queremos como niños a los que nos cuentan un cuento. Caperucita se enfrenta al Lobo y tiene momentos en que vemos peligrar ese final feliz, pero es algo que consigue llegar para nuestro gozo y satisfacción. El título nos va narrando la historia a través de páginas del cuento que también se encuentran camufladas en los propios escenarios y que nosotros deberemos descubrir. En este caso, pasar las páginas del libro no son una simple acción cotidiana, sino que debemos enfrentarnos a distintos retos que, además, nos hacen sentir parte de la historia que se nos narra.

 

El juego, además, tiene la capacidad de ir sorprendiendo en cada momento y en cada capítulo. Lo que parece ser un título con unas mecánicas, premisa y planteamiento muy claro cambia todas éstas al pasar de página, haciendo que nos tengamos que enfrentar a retos totalmente distintos cada vez, a los que debemos acostumbrarnos en caso de que queramos avanzar. La capacidad de sorprender y de que estos desafíos sean interesantes sin llegar a ser frustrantes o a plantear puzles demasiado complicados también es muy destacable, ya que en ningún momento el juego pretende ser algo difícil. Hay que rascar para encontrar y para avanzar, pero nunca llega a ser algo demasiado complicado.

 

El juego sabe mostrarnos hacia dónde debemos avanzar gracias a los colores
 

 

The Unfinished Swan se hace el difícil y el interesante, se nos presenta en pijama en un ejercicio opuesto al que se nos presentan otros ejemplos, pero en realidad también está deseoso de mostrarnos sus puntos fuertes. Por eso es sencillo ir descubriendo sus secretos e ir asombrándonos por lo que consigue llegar a mostrarnos y con lo que consigue llegar a hacer, que aunque no resulta nada demasiado novedoso ni espectacular, sí lo es la forma en que nos lo narra y la forma en que debemos ir pasando sus páginas.

 

Es un cuento que no empieza con Érase una vez, a pesar de que sigue siendo un cuento como otro cualquiera. La pregunta es: ¿terminará con un Fueron felices y comieron perdices? Él mismo te invita a descubrirlos por ti mismo y si lo haces, no creo que te arrepientas

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