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Analisis The Raven Legacy of a Master Thief ,PC

Red is the new black.
Sábado 07 de Enero de 2017 por Diego Emegé

Cuando escuchas la banda sonora y sobre todo el tema principal de The Raven: Legacy of a Master Thief, es muy probable que creas que es una pieza clásica. Así de buena es. Sorprende como una aventura gráfica puede salida de la nada haya cuidado tantas cosas como la música que acompaña a toda la aventura o las voces de todos y cada uno de los personajes.

 

Pero empecemos la historia por el principio. El país de las aventuras gráficas va bien. Está viviendo una segunda juventud. The Walking Dead fue catalogado por algunos como juego del año, mucha gente espera Beyond y una aventura gráfica de corte clásico ha redefinido la financiación de la industria. Pero se ha creado una fisura en el camino; básicamente, una división en dos bandos: las aventuras con puzle, o las narrativas. Las primeras, las clásicas, sigues requiriendo de tu intelecto y de un poco de pausa y darle al coco para continuar. Las otras, las modernas, las que están funcionando, no requieren que pienses tanto como que explores un poco a tu alrededor.

 

The Raven pertenece a la primera categoría. Es una aventura de corte clásico hecha en Unity que, a diferencia de lo amateur que se clasifica este motor gráfico, está expresamente escogido para poder crear un entorno en 3D donde la iluminación impera, y eso se nota en el transcurso del juego. El guión tampoco desentona, con un misterio muy inspirado en Agatha Christie (hasta uno de sus personajes es una clara inspiración a ella) y, en especial, a las aventuras de su detective estrella Hércules Poirot, del cual nuestro protagonista está también inspirado (sólo que en vez de ser belga es suizo y es un poco menos obsesivo compulsivo).

 

Lo mejor de The Raven es que su historia encuentra el modo de llevarnos por un viaje lleno de escenarios interesantes, desde el mítico Orient Express hasta el museo de Egipto, todo a través de conversaciones bien hiladas y un arco interesante que se guarda siempre ases en la manga para los próximos episodios. A día de hoy, están disponibles dos de los tres capítulos que componen la aventura, pero todos están incluidos en el precio del juego. No ha sido hasta su segundo episodio donde hemos podido comprobar cómo The Raven, más allá de intentar usar relleno para alargar el momento de descubrir al culpable, ha utilizado esta estructura capitular para darnos otra visión de los acontecimientos, haciéndonos recorrer los escenarios que hemos visitado en nuestro viaje desde una perspectiva totalmente diferente. Y hasta aquí podemos leer.

 

Los escenarios de The Raven son apenas un tren, un barco y un museo, pero se usan con gran lujo de detalles, enfatizando por encima de todo los personajes.

 

Lo malo, por ende, es que al crear esta estructura, King Art Games ha solucionado fácilmente la escasa variedad de escenarios, haciendo que si bien eran ya pocos lo sean aún más al hacernos recorrer el mismo camino. Además, sus puzles, aunque lo son, resultan demasiado fáciles como para calmar las ansias de los más suspicaces, con pocos objetos con los que interactuar y solucionando muchos baches simplemente volviendo a hablar con todos los personajes o probando una serie de combinaciones.

 

Al menos, en el camino The Raven ha logrado que todo lo que hagamos en el transcurso de la aventura tenga sentido en sí mismo y sea acorde con la historia que nos están contando. Se acabó el tener que atrapar a un murciélago para poder salvar el mundo, como ocurría por ejemplo en Lost Horizon. Aquí todas las acciones que ejecuta nuestro agente Anton Jakob Zellner en su búsqueda por atrapar al ladrón sirven para ese exacto propósito, sin subterfugios de cualquier tipo.

 

Se aprecia el valor de King Art Games y Nordic Games por traernos a un personaje fuera de los cánones estéticos que indundan los personajes de videojuegos de hoy día. Que a todos nos gusta un Gabriel Knight o un Lee en una aventura con un tinte más serio, pero este agente de policía gordinflón, cansado, bien entrado en los 50 se hace querer precisamente por eso, porque no es un héroe ni un antihéroe. Tiene sus debilidades, sus enfermedades y sigue respirando carisma.

 

The Raven: Legacy of a Master Thief se disfruta de principio a medio, y seguramente a fin también cuando llegue a final del presente mes. No es la más difícil o genuina aventura gráfica de la historia y probablemente podía haber entrado con mejor pie con un precio un poco más competitivo, pero para todos aquellos aficionados a la aventura gráfica clásica, la de puzles, la de mirar a tu alrededor y pensar un poco antes de actuar, es una propuesta firme, elegante y brillantemente escrita.

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