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Analisis The Cave ,PC,PS3

Una cueva que mira al pasado Pero también al futuro
Viernes 25 de Enero de 2013 por Jaume Esteve Gutiérrez

Después de DmC, el lanzamiento de The Cave ha sido uno de los más esperados en lo poco que llevamos de año. No es para menos: suponía el regreso de Ron Gilbert a la aventura y lo ha hecho bajo el paraguas de Double Fine y su nueva filosofía de pequeñas producciones pensadas para el mercado digitial.

 

Pero en un momento en el que Telltale Games parece haber revolucionado la aventura con su The Walking Dead, la revalida para The Cave era doble. A Gilbert le toca demostrar que todavía tiene talento para sacar adelante aventuras que nos roben el corazón y, de rebote, ser capaz de dar un puñetazo sobre la mesa para reivindicar que las viejas glorias todavía tienen algo que decir.

 

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Siete personajes. Cada uno con una habilidad única y mapeados exclusivos. ¿Rejugabilidad? Sí, por favor.

 

El mismo Gilbert era consciente de esta situación y así lo ha proyectado en The Cave. En los últimos meses ya habló de lo importante que era hacer un juego que añadiera algún elemento más allá de la resolución de puzzles y se cargó, de un plumazo, el concepto del inventario, que considera obsoleto a estas alturas.

 

Estas dos características son, a grandes rasgos, las mayores innovaciones que ofrece The Cave. A esas dos, además, se une la plantilla de siete personajes de la que tenemos que escoger a tres para transitar por la cueva. Cada personaje tiene una habilidad especial única que le permite acceder a diferentes pasajes de la misma pensados en exclusiva por lo que el componente rejugable tiene un papel importante.

 

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En The Cave hay homenajes a los clásicos. Afortunadamente, Gilbert no deja que la nostalgia se apodere del juego.

 

Como aventura de Gilbert, The Cave cumple sobradamente. Va cargada de humor, vehiculado siempre a través de la voz en off de la misma cueva que es la que nos pone en situación en cada momento, aunque tiene algunos peros. Los puzzles, sin ir más lejos, acostumbran a ser bastante sencillos y ello se debe en gran parte a la ausencia de inventario y a que los diferentes escenarios son compartimentos estancos de los que no se puede salir hasta que no se avanza por la trama. Un hecho que nos deja, en la mayoría de ocasiones, con cuatro o cinco objetos que utilizar para resolver los puzzles que presenta el mapeado por lo que la solución, tarde o temprano, acaba por aparecer.

 

Para luchar contra el excesivo peso del puzzle en la aventura, Gilbert insistió en incluir secciones de plataformeo para hacer el juego más variado. Decía que los jugadores actuales necesitaban acción para mantener el cerebro ocupado en otra cosa que no fuera la frustración de poder descifrar un enigma. Y aunque la idea es buena, la ejecución de la misma no es del todo satisfactoria.

 

Todo el plataformeo de The Cave se resume en mecánicas extremadamente sencillas que no le suponen ningún reto al jugador, un hecho que sí que las habría convertido en un complemento a la resolución de problemas. Es más, el plataformeo quizá es uno de los peores aspectos del juego cuando lo unimos a esa falta de inventario. Si bien la idea de no cargar con objetos inútiles es un acierto, la limitación de llevar un solo objeto encima nos va a tener dando vueltas por el escenario mientras probamos combinaciones con las diferentes herramientas que se nos han dado.

 

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Esta simpática bestia nos pondrá a prueba al poco de comenzar el juego. Tocará tirar de cooperación para superarla.

 

Pero aunque parece que estoy resaltando lo negativo de The Cave, la realidad es que es un juego amable que nos hará pasar un buen rato frente a la consola. Gilbert tira de nostalgia (encontraremos algún dispensador de Grog) pero la justa para que se quede en un guiño al jugador pasado, aunque se le notan tics de la vieja escuela como la falta de una ayuda que acuda en tu rescate cuando te quedas estancado en un nivel.

 

Pero, en líneas generales, los puzzles son accesibles y el juego es una experiencia agradable, por no hablar de un apartado gráfico sorprendente para una producción de este presupuesto. No es la revolución que quizá Gilbert esperaba poner en marcha pero es un interesante punto de partida sobre el que cimentar futuras entregas: si consigue dar más peso al plataformeo podría encontrar un híbrido que llame realmente la atención dentro del género. Lo esperaremos con ganas.

7

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