Analisis Syndicate ,PS3,X360
A pesar de las dudas que nos iba creando su precipitado desarrollo, con incluso declaraciones de sus propios creadores diciendo que les hubiese gustado algo más de tiempo para pulir el juego, esperábamos con ganas Syndicate. Posiblemente por el interés que sentimos en la redacción de MundoGamers por el cyberpunk y la ciencia ficción. Y es precisamente su estética futurista lo que da sentido a este nuevo título, basado de refilón en el clásico de 1993.
Da igual que Syndicate sea un juego de acción algo genérico, dan igual sus características o su multijugador. Si te gusta el cyberpunk, el estilo Blade Runner u obras como Neuromante, es una aventura que merece la pena probar. Incluso con todos sus lastres. Si no es el caso, existen muchos otros shooters más completos, sorprendentes o destacables en el mercado. Así de fácil.
La presión de plazos que Starbrezee ha sufrido para crear el juego se nota. Pero también la experiencia de este estudio, responsables de shooters de cierta calidad como The Darkness o The Chronicles of Riddick. Syndicate es un shooter válido, intenso, con un control aceptable (si obviamos su absurdo e inútil sistema de coberturas), que mantiene el tipo durante las seis horas que dura aproximadamente su campaña principal. Pero también es un juego que carece de esos momentos antológicos que cada vez son más frecuentes en otros títulos. E igualmente peca de lineal. Es más frecuente perder bastante tiempo buscando qué puerta de una zona es la que no está bloqueada que decidiendo dónde queremos ir.
La historia, basada en el concepto creado en su día por la desaparecida Bullfrog, nos pone en el año 2069. En un mundo que parece sacado de la mente de William Gibson, donde las megacorporaciones han tomado el lugar que antes venían ocupando los gobiernos. Como consecuencia de ello, gigantes del consumismo se disputan el mercado, y han implantado un chip regulador en la mente de la mayoría de los ciudadanos para solucionar más fácilmente sus demandas de trabajo, vivienda, alimento… Para manejar sus vidas, vamos. Nuestro papel, en cambio, es el de un soldado. Los principales conejillos de indias de estos gigantes que lo controlan todo y a la vez su brazo ejecutor. ¿Nuestra misión? Crear monopolio a base de balas.
En realidad la historia de Syndicate podría haber dado mucho, muchísimo más de sí. Empezando por nuestro personaje, tan plano y neutral como en los juegos de Zelda, lo cual en un título como éste no tiene sentido. Pero aún así el guión mantiene todos los estereotipos más o menos clásicos que se pueden esperar en una obra cyberpunk, con algún que otro guiño al juego del 93.
El desarrollo, completamente volcado en la acción, es el de cualquier shooter de manual, salvo por algunos poderes especiales. Durante el juego podemos llevar a cabo acciones como provocar un suicidio inducido en los enemigos o sabotear sus chips para que salgan de los escondites durante los tiroteos. Otras características que, con algo más de tiempo, podrían haberse explotado más, pero que aún así dan cierta personalidad futurista-tecnológica al lanzamiento.
Estas habilidades no sólo sirven para facilitarnos la vida contra los enemigos, sino también para piratear torretas, mover mobiliarios de los escenarios para cubrirnos o desproteger a los rivales o interactuar con los entornos. Por ejemplo subiendo o bajando ascensores para abrirnos camino por los niveles. Niveles que, más allá de sus luces de neón, su decoración asiática recargada y llamativa iluminación no esconden demasiados atractivos.
Lo que sí supone un gran aliciente es el multijugador del juego. En este caso formado por un cooperativo que cuenta con sus propias misiones, y en el que sí es necesario desarrollar un mínimo de estrategia entre los usuarios para poder avanzar. Curiosamente, no se ha incluido en Syndicate ningún tipo de juego competitivo. ¿De nuevo las prisas?
En definitiva, estamos ante un juego correcto. Que no alcanza el nivel de los shooters más punteros del momento, pero que sí cumple con los mínimos que se le pueden pedir a un juego de acción actual. El resto de su atractivo lo ponen, como hemos dicho, las luces de neón, su ambientación tan de ciencia ficción y el recuerdo -lejano y poco aprovechado, eso sí- del clásico de dieciséis bits. No está a la altura de Deus Ex: Human Revolution, pero tampoco es MindJack.
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