Analisis Super Pokémon Rumble ,3DS
El primer Pokémon de Nintendo 3DS ya es una realidad. No mantiene el estándar RPG habitual y pasa a un tono de acción jugable con vista cenital en la que afrontamos distintas batallas contra todo tipo de Pokémons de ediciones vistas en toda la historia de la franquicia. Tendremos que combatir en pos de coleccionar todos los juguetes que veremos a lo largo de la aventura. No cabe la menor duda que el juego está dedicado a los más pequeños de la casa, y muy probablemente, los fans de la franquicia de Nintendo más duchos y entrados en años no disfruten con él como podría disfrutar cualquier nene.
La premisa es básica y simple, estamos en un universo Pokémon que no tiene nada que ver con el que conocemos de anteriores entregas: aquí los monstruos de bolsillo son representaciones con forma de juguete que combaten entre sí para vencer batallas y convertirse en los reyes de las distintas Battle Royale, los campeonatos más importantes del presente universo. Tendremos que avanzar por distintas fases en las que recorrer pasillos ambientados en distintos elementos PKMN mientras derrotamos las defensas que hay en cada lugar. Puedes imaginar que si la pantalla está basada en un mundo acuático todas las amenazas serán de agua, y por tanto tendremos que hacer frente a ellas con monstruos que sean más poderosos frente a los del líquido elemento.
Durante la acción en combate, cada vez que acabemos con un enemigo puede pasar dos cosas: convertirse en monedas que nos servirán para obtener nuevos ataques o en nuevos juguetes que se unirán a nuestro propio ejercito. La mecánica, alejada del RPG de anteriores títulos, ha pasado a convertirse en un juego de acción en el que tendremos que acabar mediante nuestros ataques a las distintas fuerzas de defensa que haya en cada nivel.Durante cada intento tendremos tres pokémons para usar en esos niveles, cuando acaban con ellos debemos comenzar de nuevo. Cada fase termina siempre con un final boss que representa el elemento visto del nivel, una vez acabemos con ellos se convertirán en nuevos juguetes que se unen a nuestras filas o en su defecto en cuantiosas bonificaciones de dinero para invertir en nuevos ataques o posibilidades.
No podemos engañarnos: la mecánica no es excesivamente variada, y eso traerá de cabeza a jugadores que quizás esperaban algo más de Super Pokémon Rumble. Más allá de efectuar los ataques que tengamos con nuestro personaje y acabar con el resto mediante esa mecánica no hay mucho más. Máquinas expendedoras no darán nuevas habilidades, pero todo viene a ser lo mismo: ataques de un elemento que provocan X daño y quizás algún efecto añadido como sueño, quemaduras, confusión, etc. La simpleza de la mecánica no es una casualidad y viene a apoyar lo que ya podíamos imaginar de él: es un juego pensado para el público infantil y como tal no puede permitirse demasiados alardes jugables que enturbien la jugabilidad.
Como habrás adivinado, sí, la gracia radica en intentar coleccionar el máximo de pokémons posibles en la obra. La tarea es harto complicada, puesto que hablamos de 600 juguetes. Ese factor, sin duda, es uno de los más interesantes del software y uno de los que obligarán a usar todas las funciones multijugador del título, que no son pocas. Algunas muy interesantes como los combates contra jugadores o los duelos mediante Street Pass. El problema del Street Pass, claro, es encontrar a gente que coincida con un Super PKMN Rumble y una 3DS en el bolsillo, pero por lo demás, si lograse funcionar y la gente hiciera uso del Street Pass podría tornarse en algo divertido y funcional para sacar más brillo al título reseñado.
En definitiva, dicho pronto y mal, hablamos de un Diablo para niños, sin más. Regalo para sobrinas y sobrinos, primas y primos que seguro ellos sabrán ver en él lo que los más adultos no hemos logrado comprender. En todo caso, el “hazte con todos” nunca había sido tan acertado como en Super Pokémon Rumble.
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