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Analisis Song of Horror ,PC

Atrévete a escuchar esta canción...
Martes 02 de Junio de 2020 por Álex Pareja

Aquello que no entendemos y que no vemos. El miedo hacia lo desconocido ha movido y cambiado al ser humano desde el principio de los tiempos. Cuando éramos pequeños teníamos miedo de la oscuridad, de lo que podría haber escondido debajo de la cama o en el armario, porque podía ser cualquier cosa. La imaginación es mucho más poderosa que la imagen. Cineastas como Steven Spielberg lo utilizaron a la perfección en obras como Tiburón, donde se muestra a la criatura protagonista del terror lo menos posible, a propósito. Peter Medak lo demostró en 1980 en uno de los mayores clásicos del género, Al final de la escalera. La incertidumbre ante lo desconocido despierta el miedo interior más humano. 

 

Song of Horror juega continuamente con este tipo de terror. Tomando elementos de otros clásicos del género, el peligro al que el jugador se enfrenta siempre está ahí, haciéndose presente, pero casi nunca lo vemos de manera directa. No podemos enfrentarnos a él. No hay combates. Solo situaciones a vida o muerte que dependen de si somos los suficientemete inteligentes como para lograr que eso se marche o, de lo contrario, nos atrape. Diseñar un mal tan terrorífico es complicado, por eso se retoza con la muerte de una manera peculiar. 

 

 

En The Last of Us, Naughty Dog sabía que debía crear unos enemigos mortíferos y letales por necesidad. Sin ello, toda la historia construida se derrumbaría. ¿Por qué la sociedad se ha destruido? Si el peligro no acabase con nosotros de un solo golpe (como ocurre con los chasqueadores, en este caso) el jugador no comprendería nada de lo que sucede. La solución hubiese sido tan fácil como armarse hasta los dientes y acabar a tiros con estas criaturas. Pero el peligro letal está ahí y el jugador lo comprende. Song of Horror actúa de una manera similar castigando con la muerte permanente cada error del jugador

 

Cada uno de los cinco episodios que componen Song of Horror nos invita a enfrentarnos a un terror desconocido, parecido pero diferente. En todos los casos la fórmula error es igual a muerte se cumple. Desde los primeros minutos sabemos que debemos transitar con cuidado por sus escenarios, escuchando tras la puerta cuando la opción nos lo permita para evitar sorpresas antes de abrirla, pensando mucho si tomar ciertas decisiones y estando siempre alerta para escondernos en algún lugar siempre que sea necesario. No hay manera de combatir contra ese peligro, por eso no hay combates en el juego. Por eso la tensión y la incertidumbre aprisionan al jugador desde el primer instante que comprende el riesgo.

 

 

Habrá diferentes personajes con los que transitar por cada uno de los capítulos, cada uno con sus propias estadísticas y objeto único (aunque estos dos elementos tampoco llegan a ser del todo trascendentales) y con su historia y conocimientos. Explorar los escenarios es un placer al descubrir que dependiendo del personaje que controlamos la información se transmite de distinta manera. Cada persona piensa de una forma y tiene un apego diferente con el escenario, por lo que es normal encontrar diferentes reacciones. Pero sí, el peligro acecha a todos por igual y cometer un error los conducirá a la muerte permanente. Si eso ocurre, tendremos que elegir a otro de los personajes y proseguir el episodio; cuando todos hayan muerto, la partida finalizará y habrá que comenzar de cero. 

 

Es una decisión arriesgada pero necesaria. Song of Horror pierde parte de la gracia si elegimos disfrutar de la experiencia con la opción de la muerte permanente desactivada. Ese terror a lo desconocido y esa tensión que atenaza a cada una de nuestras decisiones se perderá. Sin embargo, el castigo resulta demasiado duro si perdemos a todos los personajes, teniendo que volver a repetir las mismas acciones. Aquí es donde patina un poco la excelsa decisión de plantear un miedo atroz y real que no consigue equilibrarse correctamente con el castigo proporcionado, porque en la repetición solo encontramos aburrimiento y desidia, perdemos el miedo hasta que llegamos a un nuevo punto desconocido.

 

 

Al no haber combates y contando con un peligro tan extremo, ¿qué hace Song of Horror para obligarnos a transitar por sus escenarios? Regresando a los clásicos del género, tendremos que solucionar decenas de puzzles y acertijos de muy diversa índole, que nos permitirán ir descubriendo más zonas de las fases, nuevas informaciones y progreso palpable. Será constante comenzar el episodio sin poder abrir la mayoría de las puertas, por ejemplo, hasta que nos las ingeniemos para ir obteniendo llaves o nuevas formas de apertura. Todo ello mientras sentimos que el peligro nos acecha sin descanso. Estos puzzles van desde los más lógicos hasta los más complejos y desesperantes. También los más manidos (recorrido de tuberías, posiciones de figuras, etc), generando una composición de desafío constante, al que le falta de nuevo una mayor armonía.

 

El mapa será nuestro mejor amigo para explorar y para superar los puzzles, pues nos proporcionará visualmente las ayudas necesarias para saber si alguna sala todavía tiene algún acertijo que resolver o si podemos utilizar algún elemento de su interior. Constantemente tendremos que ir obteniendo nuevos objetos que utilizar o combinar con los que ya tengamos para intentar proseguir, recordando a veces a una aventura gráfica pura más que a un título de terror. Aquí también encontramos un desequilibrio muy marcado, con puzzles bien pensados y planteados con lógica junto a otros menos elaborados y más molestos. A veces se echa de menos alguna pista adicional que nos guíe un poco en la dirección adecuada, pues de lo contrario la mayor parte de nuestro tiempo en estos episodios se pasará transitando una y otra vez las mismas salas tratando de averiguar cuál es el siguiente paso.

 

 

Pero el peligro no cesa cuando estamos totalmente abstraídos en la resolución de un puzzle. Son los momentos en los que será más fácil cometer un error y morir. Por ejemplo, quizás la bombilla se nos ha iluminado de repente y creemos tener la solución a uno de los rompecabezas, por lo que correremos hacia la sala correcta para poner a prueba nuestra teoría. Nos olvidaremos por un instante del terror que nos acecha, cometiendo errores como no escuchar antes de abrir la puerta. Y adiós. 

 

Las sensaciones generales con Song of Horror son positivas. La tensión es constante y la necesidad de estar totalmente alerta agotan. Además, el título cuenta con un sistema aleatorio de eventos, por lo que ciertas acciones se producirán en momentos y lugares diferentes cada vez. Esto también se convierte en un peligro cuando, por ejemplo, tenemos que repetir el escenario si todos nuestros personajes han muerto, pues el orden y lugar de los sucesos variarán respecto al primer intento. Esta obra no da ni un solo segundo de respiro. 

 

 

Muy inspirado en las cámaras fijas de los clásicos como Alone in the Dark, Resident Evil y Silent Hill (sobre todo este último, ya que los planos se irán moviendo junto al personaje cuando avanza) y con un control similar (pero mucho más pulido), los amantes del género que todavía sientan la nostalgia se sentirán como en casa. Aunque, eso sí, Song of Horror no consigue situarse en la misma barrera de genialidad y lucidez que estas grandes obras.

 

Song of Horror es uno de los mejores juegos de terror que he podido sufrir en mucho tiempo, con muchas ideas propias interesantes que se conjugan de forma fantástica con la magia de los clásicos del género. Sin embargo, falta mesura entre el terror proporcionado y el castigo ante el fallo, también con algunos de sus puzzles, pudiendo desesperar en todos sus aspectos a más de un jugador. Si quieres pasarlo mal, enfrentándote a un terror letal, atrévete a escuchar esta canción...

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