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Analisis Slender The Arrival ,PC

Tecnología digitanalógica.
Sábado 12 de Noviembre de 2016 por Diego Emegé

La gestación de la oscura entidad que encierra todo el terror del título que hoy nos ocupa se gestó en los foros de 'Something Awful', con la singular idea de forjar una leyenda urbana dibujada con matices coherentes, ya fuera manipulando imágenes, distorsionando hechos históricos... en definitiva, distorsionando sutilmente la realidad para que el mito en cuestión encajara. La veracidad que se le otorgó a Slenderman, un delgado y alto ser sin rostro vestido de traje, lo ha convertido en uno de los referentes de la internet de hoy, hasta el punto de que no son pocos los crédulos que se asustan con todo lo que esconde tras de sí.

 

No tardó en salir un videojuego a raíz de todo esto, un programa desarrollado con el motor Unity que, a pesar de su humilde origen, consiguió encandilar a propios y extraños. Las premisas fundamentales de Slender: The Eight Pages eran dos; en primer lugar, se trataba de un pequeño videojuego gratuito, ganándose así adeptos que no tenían por qué aflojar la cartera. Por otro lado, y probablemente el matiz más importante, es que Slender metía miedo de manera más que intensa, haciendo suya la leyenda del personaje Slenderman y creando un concepto lúdico que haría las delicias de decenas y decenas de youtubers.

 

Por muy duros que seamos, nunca se nos irá la sensación de inseguridad mientras caminamos por el juego.

 

El pasado 26 de marzo vio la luz Slender: The Arrival, lanzamiento con el que los autores del Slender original pasan a convertir su obra en un producto de acabado absolutamente profesional, elevando con ello las sensaciones del trabajo original a la máxima potencia. Así, Mark Hadley concibe su nuevo juego combinando esfuerzos con el grupo de desarrollo Blue Isle Studios y con los escritores de la fenomenal serie Marble Hornets (basada en el mito Slenderman). Como producto comercial que es se nota de primera mano el esfuerzo invertido en su programación, con el engine Unity dándolo todo en pos de crear un bonito espectáculo a medio camino entre el fotorealismo y la espectacularidad propia de los motores de hoy día. Así pues, y junto al sobresaliente apartado sonoro, los autores han logrado un apartado audiovisual de lo más convincente.

 

En sí la premisa jugable continúa siendo igual de sencilla que en el Slender original, solo que las situaciones se han multiplicado en términos de variedad y, por fin, se le concede un destacable peso a la narrativa, plasmando así una interesante historia que nos tendrá con el trasero pegado al asiento. The Arrival no le pide al usuario acciones complicadas, pudiendo únicamente caminar y correr, interactuar con algunos objetos (puertas, ventanas), coger determinados elementos y hacer zoom con la cámara que hace las veces de nuestra vista en primera persona. Por lo demás, todo va en consonancia a un guión que nos llevará por los diferentes escenarios en los que iremos desentramando el misterio... siempre que Slenderman lo permita.

 

Slenderman nos contemplar desde la lejanía, seguro de que tarde o temprano caeremos en sus largos brazos.

 

Por supuesto que seguiremos gozando de esos momentazos en los que nos desorientaremos entre la oscuridad y la densa vegetación, mientras las interferencias en nuestra cámara nos avisan de la implacable y angustiosa presencia del inmóvil pero cada vez más cercano Slenderman. Estar a punto de completar los objetos a recoger y toparnos de bruces con el espigado y elegante monstruo a nuestras espaldas es toda una experiencia no demasiado apta para corazones sensibles. Estas situaciones eluden muy inteligentemente cualquier atisbo de que el programa transmita tedio o deje a las claras la excesiva sencillez de su concepto, haciendo que por ello merezca la pena de medio a medio su adquisición.

 

Lo mejor de todo es que Slender: The Arrival, más allá de su refinado desafío inicial, te invita a rejugarlo y descubrir nuevas formas de afrontar la pesadilla. Realmente, lo que Hadley y su equipo han plasmado es un ejercicio de jugabilidad que se basa en las ganas del ser humano en lo que a pasarlo mal se refiere, proporcionando una herramienta impecable en este sentido. Y así, lo disfrutarás una y otra vez... siempre y cuando tus nervios puedan soportarlo, claro está.

 

A esta distancia, lo más probable es que estemos a punto de llevar a mal término nuestra particular pesadilla.

7.5

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