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Analisis REZ Infinite ,PS4

Sobredosis sensorial.
Domingo 16 de Octubre de 2016 por Víctor Junquera

Que un videojuego nacido en 2001 sea de lo mejor que he podido jugar este año y que sea la 'killer app' de PlayStation VR, no es que diga algo malo sobre cómo está la industria en pleno 2016, sino que dice algo muy bueno del propio juego de 15 años de antigüedad y de su creador, el gran Tetsuya Mizuguchi (Space Channel 5, Lumines, Every Extend Extra, o Meteos junto a Masahiro Sakurai). Pero más allá de lo bueno que sea REZ, lo más sorprendente es que parece que fue concebido con esta nueva tecnología en mente.

 

 

REZ Infinite es una nueva versión de REZ, una versión que todos los usuarios de PS4, poseedores o no de PlayStation VR pueden jugar, pero mientras que sobre una pantalla, en plano, REZ sigue siendo una de esas experiencias audiovisuales impecables que buscan la sinestesia, amén de uno de esos motivos que poner sobre la mesa en el debate de si el videojuego es o no arte, REZ Infinite, visto desde PlayStation VR, es una sobredosis sensorial tan perfectamente adaptada que no deja de sorprender, emocionar, cautivar y sobrecoger en ningún momento, pases las horas que pases dentro de este mundo de polígonos de neón y technazo.

 

Para quien no lo conozca, REZ es un shooter sobre raíles en el que cada disparo a un enemigo construye un nuevo 'beat' de una canción que se va construyendo, añadiendo capas a medida que avanzamos, y abatiendo enemigos, coleccionando power-ups y superando zonas acabamos por llegar al jefe final que, con un nuevo ritmo y una nueva forma gigantesca basada en un núcleo al que atacar, donde sin duda el desafío es más de percepción y memorización que de ritmo. También está la capa de la historia, de donde se pueden sacar diferentes interpretaciones de renaceres y reencarnaciones o una variante artístico-pajera de una princesa a rescatar, pero sin lugar a dudas REZ no es un juego en el que la trama importe mucho.

 

 

Y la mecánica en realidad tampoco es lo más importante, contando con esa parte de memorización de cara a las mejores puntuaciones que lo acerca más al shmup que al shooter sobre raíles, y sin embargo, lo más impresionante de todo es que REZ es un videojuego tan atemporal, tan concreto y tan preciso y perfecto en lo que propone, que parece que podría encajar con cualquier tipo de modo de control que pueda acabar apareciendo en la historia de la industria. Y sorprende lo bien que encaja en PlayStation VR.

 

En REZ Infinite (en VR) sólo hace falta el mando para marcar a los objetivos y disparar al soltar el botón, pero todo el apuntado se hace moviendo la cabeza. Es simple, pero la combinación entre el control más absolutamente intuitivo que ha tenido REZ en quince años y la estimulación que produce todo lo que de repente te rodea, es suficiente para hacer que muevas la cabeza mucho más que para apuntar, y seguir el ritmo con tal estímulo hace que el apuntado vaya más fluido aún.

 

 

Aunque el estímulo definitivo llega con la nueva incorporación, el Área X, una fase completamente nueva que cambia todo el estilo visual de REZ, y no basa tanto su estética en líneas brillantes, polígonos y formas, sino en partículas, con un tono mucho más orgánico, con elementos y enemigos que parecen fluir y que se deshacen en una explosión de polvo de luces a medio camino entre salpicaduras y fuegos artificiales, y entre lo bello (bellísimo) de la puesta en escena, la música creciente (esta vez en un tono algo más J-popero) y esa inmersión total de la realidad virtual, resulta muy difícil no emocionarse una y otra vez. Claro que también resulta muy difícil no quedarse con ganas de más, y sí, es un añadido que sabe a poco si comparamos con que esta versión cuesta 30 € frente a los 10 € de REZ HD.

 

Siguiendo con buenos detalles y formas de hacer un producto cuidado en realidad virtual, REZ Infinite tiene en cuenta que haya jugadores no muy acostumbrados a este nivel de inmersión, y tiene un modo 'sencillo', que aleja al protagonista ligeramente del punto de vista y hace que haya menos movimientos de cámara, lo que hace que, en el fondo, sea un poco más fácil, pero ideal para disfrutar de la experiencia porque es igualmente intenso. Además, para estar aún más dentro, REZ Infinite permite la posibilidad de simular el polémico periférico Trance Vibrator con cualquier otro mando alternativo que quieras tener conectado (Dual Shock 4 o PS Move), sólo para tener más elementos que vibren a tu alrededor, para hacerlo aún más intenso.

 

 

Parece fácil ver que quizá se han pasado en una decenacon el precio de REZ Infinite si eres uno de esos usuarios que no va a verlo a través de PlayStation VR. Si eres de los que sí, REZ Infinite es un imprescindible, tanto por esa experiencia que ninguna otra obra audiovisual interactiva es capaz de dar, como por el hecho de darse cuenta de que REZ no sólo es un videojuego atemporal que trasciende las generaciones, sino que es capaz de encajar con cualquier forma de videojuego que pueda llegar. Y con PlayStation VR encaja como ninguno.

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