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Analisis Please, Don't Touch Anything ,PC

¿Qué hace este botón?
Domingo 05 de Abril de 2015 por Dayo

En El Examen, un grupo de candidatos a un importante puesto en una importante empresa se reúnen en una habitación sin ventanas y reciben una hoja de papel y un set de instrucciones sencillo: si arruinan el papel, hablan con el examinador o con el guardia o deciden abandonar la habitación, serán descalificados. La prueba es sencilla, sólo tienen que responder a la pregunta. Cuál es esa pregunta, sin embargo, es otro cantar; los papeles están totalmente en blanco y no hay ninguna indicación de que esto vaya a ser sólo escribir una respuesta y largarse de ahí. Durante los 80 minutos que dura la prueba los candidatos empiezan a jugar dentro del set de reglas para descubrir cuál es la pregunta que tienen que responder, convirtiendo la habitación misma en un puzle a desentrañar. La intriga viene de cómo las reglas no indican que se descalifique por romper una bombilla o de colaborar para explorar las paredes de su habitáculo: el escenario es un personaje en constante cambio que siempre parece tener un as oculto en la manga. Esa premisa y esa misma dinámica están muy presentes en Please, don’t touch anything, un sencillo título indie centrado por completo en el factor sorpresa.

 

Estás frente a una misteriosa máquina con un solo botón. La persona que te acompaña tiene que abandonar un momento la sala y te deja a sola con tus pensamientos. “Por favor, no toques nada”, dice, pero ambos sabemos que eso no va a pasar. No has comprado este juego para quedarte quieto. Eres Dee Dee en El Laboratorio de Dexter. Aquí hemos venido a jugar. Así que pulsas el gran botón rojo y, de la nada, aparece un interruptor. Lo tocas y de pronto estalla una bomba atómica frente a tus narices. Enhorabuena, has extinguido a la raza humana. Pero entonces le das a la palanca de “resetear” y de pronto vuelves a estar al principio.

 

“Por favor, no toques nada”.

 

 

La mayoría de juegos de puzles suelen basarse en distintos problemas planteados en una determinada secuencia, a veces con un guión de por medio, otras simplemente como una sucesión de desafíos. En ambos casos la gracia consiste en el sentido de progresión, en descubrir nuevas formas de manejar las herramientas que te dan para afrontar futuras situaciones desde una nueva perspectiva. En otras palabras, es un tira y afloja psicológico. Please don’t touch anything, sin embargo, plantea el puzle no como un problema sino como un acto de pura curiosidad. En el sentido más estricto de la palabra este es un juego que se completa en diez segundos, pero en realidad la bomba atómica es uno de muchos posibles finales comprendidos dentro de las posibilidades de la caja. La única motivación que tienes aquí se reduce a una simple pregunta: “¿Cómo saco un nuevo uso de este sistema?”. Es una obra de experimentación pura y dura, un espacio de quietud y pensar de formas no convencionales.

 

Es aquí cuando volvemos a la similitud con El Examen. Igual que los candidatos, empiezas con lo que parece una herramienta inútil: ellos tienen un lápiz y un papel, tú tienes una caja con un botón. Y al igual que ellos, vas a tener que jugar mucho con lo que tienes a tu alrededor para llegar a nuevas conclusiones. Las respuestas, igual que en la película, están literalmente ahí, pero al mismo tiempo se encuentran ocultas. Esta es una obra que exige una mentalidad más propia de una obra de Dan Brown: hay que pensar como quien investiga una conspiración, fijándose en cada ridículo detalle para descubrir cuál es el siguiente paso. El resultado es literalmente una diabólica caja de sorpresas que recompensa lo que los ingleses llaman “thinking out of the box”. Cada nuevo final que se consigue es una recompensa deliciosa, un pequeño placer que te hace sentir como si hubieras descubierto un secreto que nadie quería que vieras.

 

Sin embargo, eso es todo lo que hay. Please, don’t touch anything es, en términos estrictos, una puerta a esa habitación con una caja y un enorme botón rojo, y absolutamente nada más. No hay historia, no hay cambios, no hay nuevas herramientas. Sólo existe la caja y lo que se oculta en su interior. Sólo estás aquí para conseguir todos los finales, porque eres un espíritu curioso, de los que investigan las esquinas y van en dirección contraria a donde le dice el desarrollador. La caja simplemente existe en su particular espacio, desafiando a todo el mundo a tocar su botón y averiguar qué más oculta, como tantos otros misterios. Quizá no sea lo que buscas, y eso está bien. No todos están hechos para ser los candidatos de El Examen. Pero aquellos que se obsesionen con los detalles tienen aquí una pequeña diversión poco convencional, una obra que osa ser retorcida porque puede ser retorcida, porque en las películas son retorcidos, porque en el fondo si te gustan los puzles, te gusta que estén hechos por un sociópata que piensa que las puertas se abren derribándolas a base de gatos arrojadizos. Para todos los demás, por favor, no toquéis nada.

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