1. Mundogamers
  2. Analisis
  3. PC

Analisis Napoleon: Total War PC

Miercoles 03 de Marzo de 2010 por Alejandro Pascual
Entre tanto juego que aparece mes a mes y se acumula en la estantería de nuestra tienda o en la estantería de nuestra casa, a veces resulta complicado parar el tiempo un momento y dedicarte a una sola cosa en particular. Uno de esos títulos que sea capaz de llenar meses de tu vida si uno logra apartar la vista de todo lo demás, más accesible eso sí, pero totalmente insustancial. La saga Total War es uno de ellos, y Napoleon, con matices, uno de los más interesantes, por seguir en exclusiva y con fidelidad las campañas del emperador francés. Su visión de futuro, sus aciertos, sus miedos y sus victorias.

Y decimos esto por la moda que acarrea el sector de llamar expansión a todo aquello que no cumple con nuestras expectativas envueltas en una producción de tres años de desarrollo. Ni Mario Galaxy 2 es una expansión, ni Modern Warfare 2 es una expansión, ni Napoleon: Total War es una expansión. No lo es porque el hecho de centrarse en una figura icónica de nuestra Historia da una vuelta a todo aquello que el jugador de Empire conquistó en su día. Si es cierto que su estilo, su apartado técnico, sus opciones diplomáticas y gubernamentales son las mismas; pero como hemos dicho, esto sería como quejarse de que todos los personajes de un Call of Duty apuntan, se agachan y saltan de la misma manera.

Nosotros, como jugadores, hemos preferido ver su otra cara, la de la historia, y la capacidad que tienen los simuladores de revelarnos los acontecimientos de nuestro mundo de una forma imposible para el mejor documental del canal Historia con gráficos generados por ordenador y las últimas evidencias científicas y las últimas entrevistas con historiadores. Sencillamente, porque cuando uno tiene la obligación de tomar Austria, la gloria o la culpa de tus acciones será únicamente tuya. Y sin ningún tipo de graduación militar, Napoleon Total War ya se ha ocupado de hacerte sentir como un general sin piedad, un conquistador o un visionario. Y ya has aprendido más sobre Napoleón que consultando la Wikipedia.

Imagina entonces el conflicto. Para lograr tu triunfo sobre Italia, por ejemplo, se te aconseja comenzar por solucionar los problemas con Cerdeña, hostil a tu nación, mientras las otras permanecen neutrales. Tomas la decisión de firmar un tratado de paz que te asegure un acceso militar total a su territorio a cambio de unirte a su guerra insensata contra los Estados Pontificios. Ganas un aliado, ganas un enemigo. Gobiernas en paz y casi te sientes a gusto de tener una nación amistosa con la que mantener tratados comerciales. ?Así debería ser en la vida real?. Y cuando te sientes cómodo y estás preparado para tu objetivo de asentarte en Austria, esas manos gobernantes invisibles (sí, en el juego también existen), te indican que no sería mala idea tomar Cerdeña, no importa el por qué. Y lo único que puedes pensar es: ?vamos a liar aquí la de San Quintín, y no tengo ningún derecho a traicionar a mis aliados, pero lo haré y os aplastaré como a gusanos?.

Es en ese momento, cuando acabas de hacer que una bandera que antes erguía con orgullo el granate y el oro, ahora desaparezca del mapa, cuando has aprendido quién era Napoleón y por qué; el juego te ha atrapado irremediablemente y el hecho de estar centrado en una figura histórica real ha ayudado en el desarrollo. ¿Continúa siendo entonces una expansión?

Si se mira únicamente con ojos de graphic whore, puede que así se siga viendo. Pero en el campo de batalla, cuando Total War y Creative Assembly sacan pecho, verás como los patrones aprendidos en Empire quizá no te resulten ahora útiles, o cómo tus unidades balísticas son ahora un punto clave de tu asedio y, en definitiva, como la inteligencia artificial de todo el conjunto se ha multiplicado hasta tal punto que los más afines a la diplomacia y la gestión tengan ganas suficientes de resolver el conflicto por sí mismo en vez de dejar a la propia máquina cumplir la tarea.

Une a todo esto un modo multijugador donde la pérdida de la paciencia y la pérdida de tiempo a la hora de corregir una decisión equivocada son las reglas del juego (aquí no hay lugar para la suerte) y tendrás uno de esos juegos mágicos y sempiternos. La razón de por qué Total War es y será siendo uno de los reyes de la estrategia. Y es que si, repentinamente, desaparecieran todos los videojuegos de nuestra estantería, tardaríamos meses en enterarnos.

NOTA FINAL: 8
8

/ 10


<< Anterior Siguiente >>