Analisis Monkey Island: Special Edition Collection PS1

Hola, soy Guybrush Threepwood y ¡quiero ser un pirata!. Recuerdo cuando leí por primera vez esa frase. Un amigo me había dejado unos disquetes de 3½ con lo que decía ser un juego que le había marcado un antes y un después como jugón. The secret of Monkey Island, así es como se llamaba el juego. Una aventura gráfica de una compañía llamada Lucasfilm Games, ahora llamada LucasArts, que parecía dar un paso al frente en el mundo de los videojuegos. Se nos presentaba a un muchacho, aún imberbe, que deseaba por encima de todo ser pirata.

Allí, en Meleé Island, se toparía con tipos de lo más singular, piratas locos, comerciantes peculiares... Al poco de jugar, conocía a la gobernadora Elain Marley. También nos encontrábamos con nuestro, aún desconocido, archienemigo el pirata fantasma LeChuck, enamorado de nuestra deseada gobernadora desde antes de su no-vida. Paso a paso íbamos resolviendo pruebas para lograr convertirnos en pirata y vencer a Lechuck.

En vista del gran éxito de la aventura, Lucas lanzó una segunda parte, Monkey Island 2: LeChuck´s Revenge, la que, por supuesto, todos los maravillados por la primera parte, devoramos con gran gusto ya que, en esta entrega, encontramos uno de esos comienzos que gustan. Nos encontramos a Guybrush colgado por un pie con un cofre en la mano y una gobernadora Marley que nos encuentra. Una situación desconcertante, extraña, que un narrador, incluso el protagonista, comienza explicar mostrándonos todo desde el comienzo. Cómo llegamos a la peligros isla de Scab, conocida por su anarquía y la dominación de los piratas; cómo nos topamos con Largo LaGrande, mano derecha de LeChuck y temido por todos. Descubrimos qué trata Largo, iniciamos a la par la búsqueda de un tesoro y llegamos inevitablemente a un final cuanto menos insólito. Esta aventura estará dominada por la magia negra y un toque misterioso, sin olvidar el humor que la caracteriza.

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