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Analisis God of War: Ghost of Sparta PSP

Viernes 05 de Noviembre de 2010 por Alejandro Pascual
Antes de empezar, gracias Kratos, por desvelar el misterio de cómo se hundió el continente perdido de la Atlántida, y demostrar a todos esos eruditos que estaban equivocados, que no podía ser que la civilización atlante fuera tan lista cuando la fuerza bruta siempre es más y mejor. Eso sí, la culpa no es del propio Kratos. La culpa es de los padres, que le hicieron como es.

Ahora, bien, lo cierto es que a veces nuestro espartano se pasa un poco con eso de callar bocas a base de romperlo todo. No nos sorprende, tampoco; Kratos nunca ganará una batalla verbal, y eso se acentúa en Ghost of Sparta tanto o más que en anteriores entregas, al más puro estilo ?dejadme en paz, voy a hacer lo que me dé la gana y así rompo cosas también?.

Tanto, de hecho, que a lo mejor por el camino Ready at Dawn ha optado por seguir la condición humana/divina del antihéroe y calmar las fases de los puzles, no vaya a ser que la gente se quede atorada después de la experiencia semi-escheriana de God of War III o el laberinto de las cavernas (por favor, esto no es Super Mario Galaxy), y no finalice un juego de seis horas. Aquí todo es más sencillo, sin muchos preámbulos, con puzles que los veteranos detectarán enseguida. Vamos, que cuando veas a un ciudadano malherido pidiendo ayuda ya sabes que tienes que reventarle con una roca gigantesca para coger su cuerpo y usarlo como peso, cuando podías usar la propia roca, pero es que así es como más post-mitológico.

En el fondo, cuando tienes una fórmula tan resultona como la de God of War, es mejor no andarse con medias tintas, y todas estas secuelas que se están construyendo a raíz del éxito de GoW1 y GoW2 no dejan de ser extractos de la esencia y del lenguaje creado por Jaffe y Barlog. Uno creó la estructura y la programación secuencial, sin cargas, con cámara inteligente, y el otro la brutalizó tanto que se podría pensar que tenía algo en contra de la humanidad.

Así, Ghost of Sparta comienza en un barco, sin más, como el primer juego, salen unos cuantos enemigos y aparece el bicho de turno, pero monocéfalo para nuestra desdicha, aunque de proporcionas más grandilocuentes. Y como es de esperar, tras llegar a la orilla se asomará del agua un poco para atacarnos y nosotros entraremos en la dinámica de esquiva y ataca al aire, que si sale un poco de sangre es que le estás dando. Vamos, que hasta la escena de sexo sigue la misma columna vertebral, esta vez, de GoWIII (?Hi girls! Do you like violence? Yeaaah!?) y tal.

Aun así, con menos detalle (obvio) y menos armas y posibilidades, lo cierto es que Ghost of Sparta supera con creces a la tercera entrega en el ámbito jugable, añadiendo, por un lado, unos fantásticos y efectivos escudo y lanza, así como una nueva funcionalidad para nuestros ataques, que nos proporcionará una nueva barra de energía para romper guardias protectoras, objetos, etc. También se han añadido algunos que otros movimientos ofensivos más, como el placaje, que resulta bastante gratificante contra algunos enemigos, o unas fases enfocadas al plataformeo donde deslizaremos a lo Prince of Persia por cuestas para saltar al borde del abismo.

Poco más se puede decir sin alargar de Ghost of Sparta. Es un buen juego, tan en la línea de los demás que con que hayas jugado a uno solo ya te sentirán familiarizado con él. Es cierto que coge de aquí y de allá, como si de un vinicultor se tratara, para conseguir una mezcla perfecta, pero en el sector del entretenimiento, uno acostumbra a pensar que lo bueno se saca de descubrir otras vides al explorar otros terrenos, por eso de no empalagarse con el mismo sabor.

Aun así, no estamos pidiéndole peras a PSP (podíamos hacerlo con PS3), ya que la portátil de Sony da el campanazo gráficamente (aunque sigamos pensando que los gráficos de God of War tienen tanto truco como los de World of Warcraft, a base de estirar polígonos y pintarlo todo de texturas limpias, y dejarnos cinco segundos viendo como se cierra una puerta para que cargue el nivel, lo cierto es que funciona). Y de alguna manera, funciona mejor en un sistema portátil, ya que la escala prohibe la vanidad y la pretensión que intentó desplegar su tercera entrega.

En cierto sentido, el análisis de una secuela de God of War es tan insustancial, porque tú ya sabes lo que quieres y también lo que yo quiero decir (no hay grises, ni malas intenciones, ni puntos flacos), que si eres poseedor de una PSP y disfrutas el género, lo jugarás, lo disfrutarás y lo olvidarás. Y a otra cosa.

NOTA FINAL: 8.5
8.5

/ 10


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