Analisis Ghost Recon Future Soldier ,PS3,X360

Uno debería acostumbrarse, por tantos años de experiencia bélica videojueguil, a esas fases donde el juego de turno rompe su mecánica base y transforma al personaje en una torreta que, por lo general, dispara de forma infinita desde un helicóptero. Lo cierto es que es un cliché de cualquier shooter, tanto que hasta el reciente Max Payne 3 tira de ello, aunque lo haga con más estilo.

No debería entonces sorprender el hecho de tenerlo varias veces en Ghost Recon Future Soldier. Pero cuando el juego que tienes entre manos intenta, con mejor o peor fortuna, traducir la guerra y el caos de disparos desordenados a la táctica y la infiltración, estas fases devuelven la obra de Ubisoft al común denominador. Más aún en la visita del equipo Ghost a Rusia y su entorno nevado, donde disponemos hasta de un robot que lanza misiles teledirigidos a diestro y siniestro durante toda la misión.

Da igual que te centres en el cooperativo o en la experiencia para un jugador. Estas fases sobran porque, por intentar dinamizar la guerra, rompen con la filosofía de sigilo que el juego quiere poseer. El problema es que el sigilo está pasando a pies juntillas por una generación de gatillo fácil y corre que te pillo, y Ubisoft, de tanto que ha querido abarcar, no permite a los jugadores más tácticos bordar cada misión como lo haría un supuesto equipo Ghost en la guerra del futuro.

Future Soldier debería centrarse en su propio nombre y aceptar algunos riesgos como castigar al jugador si es detectado. En algunas ocasiones es así, pero en la mayoría el juego permite que te detecten. En otras, directamente empezarás la misión detectado. Para desengrasar alguna vez no está mal, pero el equilibrio se rompe demasiado y la tentativa de limpiar la zona como si de un Gears of War se tratase en vez de cargar punto de control es demasiado sugerente. No se trata tampoco de volver al pasado, pero Future Soldier es una de las pocas propuestas que intentan llevar la acción táctica a su verdadera definición. Sin embargo, se nota que los propios desarrolladores han decidido ser demasiado permisivos y, donde debería haber una colleja al jugador por haber sido descubierto, hay un caramelo en forma de fuegos artificiales.

Los gadgets ayudan, en especial ese pequeño robot aéreo que te permite detectar las posiciones enemigas, o la sonda que hace lo propio en un área más pequeña. La Inteligencia Artificial es mejor que tú, encuentra perfectamente la posición para hacer un tiro conjunto, una de las marcas de este juego. Este disparo en grupo, que nos permite acabar hasta con cuatro enemigos a la vez, se acentúa aún más en el cooperativo, donde realmente tienes que buscar la posición adecuada y perseguir a tu blanco para cuando el "líder" comience la cuenta atrás.

Todo lo demás peca quizá de demasiado automatismo. Y aunque la sensación de haber hecho algo grande sucede, cuando reflexionas te das cuenta de que toda tu estrategia se ha reducido en darle unas cuantas veces al mismo botón.

Juega a Ghost Recon Future Soldier en un nivel de dificultad más elevado, que no te permita ser descubierto, y la experiencia mejorará infinitamente. Apreciarás mejor el entorno porque lo usarás más. Notarás que hay un profundo sistema armamentístico más allá de la recomendación por defecto del comandante, que suele darte la mejor de las armas desde el principio. Y aunque el camuflaje óptico que se marca esta nueva entrega de la serie es lo que es y no varía, es tan espectacular que no hace falta decir más.

Con todo, Future Soldier se disfruta en según qué ocasiones y con según qué gente te juntes en el apartado online. Las misiones más sigilosas salvan la partida, y algunas emboscadas donde hay que mantener la posición son duras y mantienen la tensión. No llega, ni de lejos, a esa sensación de coordinación que poseía esa obra maestra que fue Rainbow Six Vegas, que además permitía configurar tu personaje y no sólo tu arma, hacerlo más propio y sentirlo más de cerca. Y qué decir del modo intrusión. Mientras en Vegas la forma de afrontarlo era totalmente libre, aquí se recrea siguiendo la estela de Modern Warfare 2 con tiempo bala incluido, donde no puedes ni elegir el blanco del interior, ni estos se mueven, ni tienes un contador metiéndote presión real.

Por último y sin embargo, algo tiene Future Soldier. Quizá nuestras ganas de recuperar un género que no ha tenido mucha suerte los últimos años; o el buen sabor de boca de los Advanced Warfighter; o los escenarios variados y sus colores tan bien mezclados; o, tal vez, que hace mucho tiempo que no hablamos con nuestro compañero a través del micrófono acerca de cosas que ocurren DENTRO DEL universo del juego, y no SOBRE el juego en sí, el tiempo que hace en la calle o qué vamos a hacer el fin de semana. Casi se siente nostalgia y todo.