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Analisis Gears Tactics ,PC,XONE

Mismo engranaje, nuevos mecanismos
Martes 28 de Abril de 2020 por Julián Plaza

Dentro de toda la epicidad que siempre ha imprimido la guerra contra los Locust, un conflicto en el que la humanidad ha tenido que recurrir a hombres y mujeres que son lo más parecido a los espartanos del futuro, siempre me ha dado la sensación de que hay muchas historias que se han quedado sin contar. Que quitando Judgment, desde el día E hemos seguido demasiado la línea que va desde Marcus Fénix hasta Kait Diaz. Es evidente que la cosa da para más. 

 

Aunque no es su razón de ser principal, se agradece ver que Gears Tactics intenta, también, suplir un poco esa carencia. Aquí se nos traslada a eventos previos al primer Gears, manejando a un mecánico llamado Gabe Díaz que recibe la orden de reunir un equipo para proteger Sera, aunque ya sepamos cómo acaba la cosa, y para hacerlo se apoya en cinemáticas cercanas al nivel del último juego troncal de la serie; porque esa es otra, se ve de escándalo. La buena noticia, es que lo que se nos termina contando encaja de fábula con el resto del lore, por lo que para muchos podríamos estar hablando de una entrega indispensable. 

 

 

Aun así, como ya sabréis, la carta de presentación principal de este Gears Tactics es el salto a la acción por turnos. Como spin-off, esta producción se apoya en una experiencia a medio camino entre X-COM y Mario + Rabbids Kingdom Battle pero con sus propias señas de identidad, unas que además tienen el detalle de recordarnos cómo se juega a los Gears de toda la vida: parapetados, disparando desde las coberturas y buscando los flancos. Bloqueando los nidos con granadas, notando que los Locust son esponjas de balas y sacando la motosierra del Lancer cuando les queda un hilillo de vida. El “come mierda y muere” de siempre. 

 

En cuanto a estructura, la cosa se divide entre nuestro turno y el del rival. El juego acostumbra a pedirnos que defendamos un punto, que avancemos hasta un lugar o que escapemos, y nos va soltando hordas de enemigos que no podemos predecir; ni en tipo, ni en cantidad, ni desde dónde. Con respecto a eso recuerda bastante a X-COM, por obligarnos a tener presente el factor sorpresa y porque, aunque nunca sabemos por dónde nos vendrán las hostias, sabemos que caerán. 

 

 

Aún sin ser un juego que mire demasiado cómo lo hacen los demás, lo cierto es que resulta bastante familiar en muchos aspectos. Los personajes tienen clases (el típico heavy, el técnico, el francotirador, etc.), pasivas, un árbol de habilidades que mejorar con los puntos de experiencia ganados en combate, un equipo personalizable (también a nivel cosmético) tanto en armas como en protección y si caen, a excepción de los importantes, se van para siempre. Algo similar ocurre en el combate, donde hay coberturas que cubren más que otras, porcentajes de acierto y demás. Funciona tan bien como sus referentes. 

 

Pero aquello que lo hace distinto es su progresión. Gears Tactics exige ser más defensivo, primero porque el número de enemigos a eliminar puede doblar o triplicar el de nuestra escuadra, y segundo porque muchos (o casi ninguno) no caen de un solo disparo. Es por eso que existe la mecánica de apostado, basada en trazar el típico cono de visión en el que la unidad se queda esperando a que el enemigo aparezca en el próximo turno para darle lo suyo. El trabajo de Splash Damage (en colaboración con The Coalition) es más de dejar que el enemigo avance y caiga en tus redes que de tomar la iniciativa, y se disfruta más pillando al enemigo por el flanco que mediante una ofensiva frontal. 

 

 

Con esos ingredientes, lo que termina ofreciéndose es un cóctel la mar de apañado que brilla especialmente en los enfrentamientos contra los jefes; indudablemente lo más divertido y pintón del juego. Aun así hay un par de patas que hacen cojear la mesa, sin que llegue nunca a tambalearse, eso sí. La primera es la existencia de unas cajas de loot -que aquí toman el rol de cofres del tesoro- que podemos ir recogiendo en cada escenario, para luego abrirlas en el menú de selección de misión. Acostumbran a esconder ítems de equipo y, aunque no son de pago, se estructuran bajo el mismo concepto: la idea de abrirlas de una en una, la aleatoriedad y el tedio de tenerlas presentes en cada misión. Con lo bien que funcionaría la típica tienda de equipo.

 

El segundo tropezón viene del progreso, uno que echa en falta un poco más de variedad en las misiones y que, inevitablemente, cae en la repetición; algo que no sería grave si no fuese porque además la cosa se alarga artificialmente con una serie de misiones secundarias que, ojo al dato, son de obligado cumplimiento para desbloquear la siguiente misión principal. Con esto del contenido de más siempre es complicado discernir para quién será un pro y para quién un contra, pero creo que aquí está bastante claro que la cosa está hecha para hacer bulto y poco más. 

 

 

La buena noticia es que la solidez de Gears Tactics y la flexibilidad de la escuadra (puedes reclutar a gente, cambiar por completo el equipo titular y demás) hacen que el juego se mantenga en un estándar de calidad más que digno. El core está bien pensado, se apoya en una interfaz clara, exige bastante atención -de hecho, la dificultad está un pelín por encima de lo que cabía esperar- y logra seguir transmitiendo el ADN de Gears of War, algo bastante meritorio cuando se está pasando del shooter a la acción por turnos. Se ha sabido que el desarrollo empezó como un juego de mesa y se le nota en las bases.

 

Cerrando ya, lo que nos queda es un spin-off digno tanto en lo referente a la serie Gears of War como en lo relativo al género al que se adapta. Le hubiese venido bien deshacerse de algunas decisiones innecesarias como la repetición o esas cajas/cofres de loot, pero por suerte lo que termina quedando son las buenas fatigas a la hora de sobrevivir a las oleadas de Locust, las emboscadas que salen a pedir de boca y el buen posicionamiento. Ojalá esto no termine siendo flor de un día, porque Microsoft podría haber encontrado una manera más que válida para seguir expandiendo una de sus series de cabecera.  

7.5

/ 10


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