Analisis Forza Motorsport 5 ,XONE

Él solo tiene el dudoso honor de plantear una importante y actual pregunta: ¿Qué esperamos de una nueva generación? La premisa, en el fondo, es lógica; una puesta a punto tan temprana implica dejarse muchas cosas para más tarde. Para Forza 6 y Forza 7. O para los sucesivos contenidos descargables. Pero esa pregunta llega más tarde, porque cuando juegas a Forza Motorsport 5 por primera vez no puedes evitar pensar que tienes un buen producto en las manos. Desde la elegancia de sus melodías hasta el vulgarmente llamado "porno automovilístico", todo funciona como un motor de diez válvulas. Quieres jugar y quieres mejorar. Y sobre todo, sabes que quieres jugar con este listón mínimo como referencia.

El contenido acompaña, pero no para ser el juego definitivo. Los 200 coches pueden quedarse cortos comparado con los más de 500 de su antecesor o los más de 1.200 que ofrecerá en unos días Gran Turismo 6. Si no eres muy exigente en esto, lo que echarás en falta son los circuitos, 14 en total con 42 variantes poco apreciables, que hacen que a las pocas horas de juego empieces a notar una cierta sensación de repetición.

Todo depende de cómo lo encares. Las carreras son combates pugilísticos en su parrilla de salida, acentuados con un Drivatar (esa novedosa forma de interpretar la Inteligencia Artificial en base a la forma de conducir de los usuarios) que muestra lo poco decorosos que somos en la primera vuelta. Pero a medida que vas jugando y dejando las carreras atrás, lo mejor está por llegar, cuando la pista se queda sola y entran en acción los tiempos marcados por la comunidad y por tus amigos. 

Superar primero a tus amigos es el primer paso; después, el interfaz saca un nuevo nombre y un nuevo "fantasma". Sin cargas ni pasos por el menú, de modo que puedes estar en una categoría y un mismo circuito durante horas y horas dando vueltas hasta llegar, si tienes el tesón, a los primeros puestos de las tablas. He aquí donde radica la belleza de un juego que acompaña a todo con el buen saber de Forza y la técnica de nueva generación.

Si no puedes o no quieres permanecer tanto tiempo dominando un circuito, es donde puedes tener más sospechas. El circuito de Praga representa él sólo todas las pistas urbanas mientras que el de los Alpes Berneses hace lo propio con los circuitos originales. El resto son grandes premios: Catalunya, Le Mans, Indianapolis, Atlanta, Sebring, Laguna Seca, Silverstone, Mount Panorama a los que se le une Yas Marina y Francorchamps como novedades principales. Después tenemos el circuito de Top Gear que, por buen guiño a los aficionados que sea (muchos coches y pruebas están presentados por su speaker) ofrece un talante cómico que no casa con la elegancia de esta quinta entrega, donde como si de una demo técnica se tratara, chocaremos contra innumerables cubos de basura y cartones con motivos londinenses.

Pero una vez puestos en el juego, es innegable que los chicos de Turn10 saben cómo hacer las cosas. Desde el propio Forza Vista que es lo más cercano que puedes estar a sentarte en un superdeportivo, hasta cada una de las ligas que distribuye con ritmo las diferentes categorías de vehículos, sin olvidar claramente el salto generacional, y no sólo de resolución y frames, que se te presenta delante. Con Forza Motorsport 5 puedes decir que estás entrando en nueva generación. Se echan de menos, sin embargo, más creatividad en sus modos de juego. Si bien las carreras y el modo Rivales pueden dar para innumerables horas, aquí sólo competimos contra coches o contra el crono. De sobra para el aficionado extremo al automovilismo, pero no tanto para el aficionado a videojuego.

En Street Fighter IV, cuando apreció por primera vez en 2008, el roster de personajes era de 18, de los cuales sólo he conseguido entrenar y dominar a dos de ellos, de la misma clase. Los otros prácticamente no los he escogido en los cinco años que llevo jugando. Cuando te aproximes a Forza Motorsport 5, la pregunta que tienes que hacerte es si vienes aquí a dominar circuitos o a pasar por ellos. Si es lo primero, tendrás juego para rato (o hasta el siguiente Forza), pero si es lo segundo, la experiencia puede parecerte demasiado pobre. Y luego, claro está, tenemos el dilema de los DLCs y las microtransacciones, que no es nuevo, pero del que damos un exhaustivo repaso aquí.

Es difícil clasificar a Forza 5. Lo que hace, lo hace muy bien, pero tienes que ser consciente a la hora de adquirirlo que vendrá el “más” y el “mejor” que siempre viene. Turn10 se ha tomado esta generación de la misma forma que hizo con la que se nos escapa de las manos: lanzando un producto y puliéndolo poco a poco, algo que podía ser lícito en los primeros compases de la saga, pero ahora fragmentará a los usuarios. En el fondo, ocurre como con las propias consolas: si compras una ahora sabes que pagarás más y el catálogo es menor; pero por el contrario, estarás disfrutando de todo ello el primero. No puedes sentarte delante de Forza Motorsport 5 y no divertirte con él, pero la conclusión tiene que venir de cuánta sed de coches, modos y circuitos tengas en tu interior.