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Analisis Final Fantasy Crystal Chronicles Remastered Edition ,ANDROID,IOS,PS4,SWITCH

Tropezando con la misma piedra.
Viernes 04 de Septiembre de 2020 por David Oña

El lanzamiento de Final Fantasy Crystal Chronicles no fue una cosa menor, suponía la vuelta de la exitosa saga de Square Enix a una consola de sobremesa de Nintendo. PlayStation había acaparado al buque insignia de los JRPG durante años, y los usuarios de GameCube estaban preparados para recibirlo de nuevo con los brazos abiertos. Quizá eso explique que la recepción comercial fuera notable, cuando hablamos de un juego que en ningún momento se acerca a la brillantez que cabría esperar de un producto con el sello de Final Fantasy.

 

El público se encontró con un spinoff que abandonaba los patrones básicos del rol japonés para abrazar una estructura próxima a los ARPG. Tanto es así que su principal reclamo, su razón de ser, residía en un modo multijugador (local) que permitía superar la aventura en compañía de otros 3 amigos. ¿El problema?, para acceder a dicho modo eran necesarias cuatro Game Boy Advance (que funcionaban como mando) y cuatro cables Link-e para poder conectarlas a su hermana mayor.

 

 

Ahora, en pleno 2020 y con el juego online establecido como uno de los modelos más lucrativos de esta industria, el rescate de aquel proyecto que vio la luz en 2003 podría parecer una buena idea. El fiasco que supuso la gestión del modo cooperativo debería tener fácil solución, ¿no? Por lo visto, parece que no.

 

Al rescate de nuestro pueblo

 

Lo primero que tenemos que tener presente es que, en Final Fantasy Crystal Chronicles Remastered Edition, lo realmente importante son sus mazmorras. Al final de cada una de ellas se encuentra un árbol dador de mirra, sustancia que debemos recolectar para mantener activo el cristal que protege nuestro pueblo natal. El gran problema del mundo que se nos presenta, es que se encuentra invadido por una especie de neblina que imposibilita la vida, conocida como miasma. La única forma de mantener a raya ese mal es mediante la utilización de cristales convenientemente recargados con mirra. Nuestra misión, como no podía ser de otra forma, consiste en salir con nuestra caravana en busca de tan valiosos árboles, llenar nuestro cáliz (que a su vez hará la función de cristal protector portátil) y volver al hogar antes de que acabe el año para que los lugareños puedan seguir respirando. Así, una y otra vez.

 

 

Queda claro, la trama no es uno de los pilares sobre los que se sustenta esta entrega. Ahora bien, si pretendemos encontrar sus puntos fuertes a los mandos, quizá se nos quede algo justo. Tenemos a nuestra disposición un pequeño elenco de conjuros básicos, objetos, un comando de atacar y otro de defender. Cada una de estas acciones debe ser previamente seleccionada (con los gatillos) antes de que las ejecutemos, pues todas ellas se llevan a cabo con un único botón. La simpleza de la que hace gala genera un sistema accesible y amable con el jugador. Pero por desgracia, lo que en principio parece una virtud acaba convertido en un lastre, pues apenas se aportan novedades relevantes a medida que avanzamos en la aventura.

 

 

La gestión de los ataques y del cáliz que proyecta el círculo protector serán nuestras principales preocupaciones. Atacaremos y nos retiraremos para no sufrir daños, conseguiremos materiales para fabricar algunas armas, nos haremos con unos cuantos guiles y cambiaremos el elemento de nuestro pequeño cristal para poder avanzar en el mapamundi. Un bucle constante que puede llegar a cansar más pronto que tarde. ¿El motivo?, su ejecución. Los patrones de los enemigos ya eran excesivamente simples hasta para 2003, y el diseño de los mapas resulta dolorosamente genérico. Los mayores placeres los he encontrado en dar con alguna que otra localización oculta y descubrir qué hechizos son más efectivos contra determinados monstruos.

 

Mejor en compañía, pero tampoco mucho

 

Sin embargo, al principio resulta sólido, es simpático en lo estético y sus melodías resultan agradables. Lo cual nos puede llevar a pensar: “claro, es que esto está pensado para jugar en cooperativo”. Nos lanzamos a ello y recibimos una bofetada, no hay multijugador local. Tras superar el enfado y dirigirnos al online, nos topamos con que si queremos crear una incursión en una mazmorra, resulta bastante difícil que se nos una alguien antes de que el propio juego nos expulse del servidor (solo lo logré una vez). Si nos decidimos por unirnos a una party tendremos la oportunidad, ahora sí, de disfrutar del juego tal y como fue concebido, pero no podremos avanzar en nuestra aventura porque no recogeremos mirra para nuestro cáliz. Conclusión: al final la opción más viable es que contemos con tres amigos que decidan hacerse con una copia del juego.

 

 

Eso puede ser un problema, y por lo visto la propia Square Enix parece ser consciente de ello. Pues ha puesto más empeño en remasterizar el modelo de negocio, la forma de explotar esta licencia, que en solucionar el gran fiasco que supuso su modo multijugador en GameCube. La buena noticia es que cualquiera puede probarlo de forma gratuita descargándose la versión Lite, que se encuentra disponible en PlayStation 4, Nintendo Switch, iOS y Android (estas últimas bajo la etiqueta de Free Mobile Version). De esta forma se nos permite jugar el primer año de la campaña, compuesto por tres mazmorras. Mientras que si nos unimos a la partida de un jugador que cuente con el título completo, podremos acceder al resto. Teniendo en cuenta que contamos con crossplay entre todas las plataformas, la oferta podría llegar a ser interesante. Con lo cual, si sois muy aficionados al género, o devoráis todo aquello que lleve el sello de Final Fantasy, podréis comprobar sin coste alguno, lo que aporta en pleno 2020 esta remasterización.

 

El Crystal Chronicles original se malogró (por desgracia) en un intento de vender cables Link-e. Esta Remastered Edition renueva texturas y algunos temas musicales, introduce nuevas versiones de las mazmorras para ofrecer retos mayores, e incluso renueva con acierto el sistema de fusión de magias para su modo online. Pero se olvida de corregir el mayor defecto de todos, y nos vuelve a dejar con un modo multijugador cojo y mejorable. Su mayor baza vuelve a venir con un pero. Y es una lástima, ya que con tres compañeros la cosa empieza a cobrar algo de sentido, pero sin ellos, el título se queda tan vacío como el cáliz que nos dan al comenzar.

5.5

/ 10


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