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Analisis DJ Hero X360

Jueves 19 de Noviembre de 2009 por Omar Álvarez
DJ Hero fue un cúmulo de dudas y esperanzas hasta que pudimos echarle el guante con nuestras virtuosas manos hace escasas semanas. Nuestro sentimientos encontrados desconfiaban de Activision (imaginábamos una inminente copia del Beatmania de Konami) pero aún así teníamos tantas ganas de dejar de una vez el Rock a favor del Techno (el 50% de nuestra redacción tiene oidos mecánicos...excepto Enrique) que cualquier reclamos nos parecía lo suficientemente bueno.

FreeStyleGames se han ganado el mayor aplauso que podemos ofrecer en Mundogamers: nos reverenciamos ante su buena mecánica, totalmente original. Lejos de imitar a Guitar Hero o el mencioando Beatmania (sí inspirarse), DJ Hero es un juego único, tenaz y lo suficientemente profundo como para tratarlo con el respeto necesario ante un producto importante y no una mera desviación de géneros musicales para abarcar a un nuevo público.

Las dudas comienzan precisamente cuando comparamos de forma arbitral la experiencia de pinchar en directo y jugar a DJ Hero, ¿Representa fielmente el videojuego la experiencia de la mezcla en vivo? Activision ha puesto cuidado en el formato y buscado con esmero un público, pero parece existir un error de posibilidades entre periférico y mecánica.

Tenemos un plato delante con el que hacer scratching, 3 botones, un crossfader y un disparador de efectos, lo que vendría a ser el flanger en una mesa de mezclas convencional. Dos de los botones (verde y azul) equivalen a cada pista mientras que el rojo sirve para soltar efectos por una tercera pista intermedia. Con el crossfader podremos pasar de una canción a otra o dejar que se reproduzcan en paralelo en el punto intermedio.

Con estas posibilidades, FreeStyleGames ha creado un juego nervioso, donde tendremos que ralizar scratch con el plato de forma compulsiva y la necesidad de estar pendientes en todo momento de todas las pistas y exigencias que el juego nos propondrá, generando la clásica visión en estéreo y ausencia de parpadeos en los niveles de dificultad demenciales (esos que tantas, tantas horas nos hacen perder por puntos y en el fondo tanto, tanto nos gustan).

El nuevo armatroste que robará espacio en nuestro armario es compacto, muy manejable y bien diseñado, aunque en su edición ?económica? no presta el mismo acabado y durabilidad que la versión Renegade (este humilde redactor ya ha hecho sufrir más de la cuenta su plato en menos de diez días...). Aunque se adapta perfectamente a la mecánica y a las exigencias de DJ Hero, tenemos serias dudas de que la ausencia de un segundo plato se preste más a movimientos comerciales y de ahorro de materiales antes que a las posibilidades que podría ofrecer.

De hecho... ¿Dónde está realmente el arte del DJ, si no en como efectúa la mezcla? Aquí el título se queda en tierra de nadie: Las ?mezclas? como tal no existen, ya que están pre-grabadas y tan sólo se nos permitirá improvisar a la hora de disparar efectos. Las transiciones están niqueladas, incluso la oportunidad de realizar scratch también está señalizado en la pantalla: sólo tendremos la opción de rebobinar una parte de la pista para repetir una secuencia y aumentar la puntuación. Comienza el clásico conflicto de imaginar el juego con un periférico diferente ¿Cómo hubiese sido el esquema de juego con un segundo plato y un crossfader realizando funciones semejantes? ¿Se hubiese podido crear un juego igual de profundo y retante pero respetando las técnicas reales de una mezcla?

La estructura y presentación del juego denotan que Activision tenía dos objetivos: los amantes de las noches en discotecas oscuras al ritmo del y Techno zapatilla de Detroid y los Djs de Hip-Hop con vinilos de Dj Shadow entre sudaderas de capucha: Movimiento comprensible, centrarse únicamente en uno de estos dos universos (no obstante unidos históricamente por multitud de cabos) es una inteligente decisión de contentar a un gran público y poder equiparar la balanza con el Rock y Metal de la franquicia Guitar Hero.

El número de mezclas es considerable, no tanto el número de canciones con las que se hacen, lo que termina obligándonos a escuchar algunas canciones con más frecuencia de la deseada. Las estrellas invitadas (Daft Punk, Grandmaster Flash, Dj Shadow, etc.) son de agradecer así como la presentación del propio juego, un poco en tierra de nadie (target objetivo: adolescente grafitero que escucha Linkin Park y tiene perdido por casa algún disco bakala del corte Benny Bennassi).

Por encima del caparazón, FreeStyleGames merece un reconocimiento y sonoro aplauso por conseguir una mecánica original y potente que, aunque diverge demasiado con lo que supondría representar fielmente lo que significa ?pinchar? (incluso más aún que el Guitar Hero con tocar una guitarra) en Mundogamers jamás nos pondremos quisquillosos con un arcade de tanta calidad e inteligente diseño.

NOTA FINAL: 8
8

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