1. Mundogamers
  2. Analisis
  3. PS1

Analisis Call of Duty: Black Ops PS1

Jueves 11 de Noviembre de 2010 por Alejandro Pascual
Ocurre que, cuando una obra, de cualquier tipo, no se toma en serio a sí misma, es muy difícil culparla de algo que no pretende. No es, por tanto, pretenciosa. Y por eso en MundoGamers nos encanta tanto esa palabra, porque los últimos años están llenos de prentesión. Y cuando una obra, como en este caso Black Ops, nos propone por primera vez algo parecido a una historia elaborada, pues uno no puede hacer otra cosa más que reírse a escondidas, o quizá, simplemente sonreír como lo haría un padre con su hijo, que abandona la infancia para meterse de lleno en la edad del pavo y te dice, totalmente serio: ?¡Ya soy mayor, trátatame como tal!?.

Y el jugador, entonces, que ha vivido su infancia, con los primeros Call of Duty y ha ido desarrollando sus capacidades, con la aparición de Modern Warfare, lo hace. Le trata con madurez. Y, como juego maduro, Black Ops es un juego pretencioso, al que le aún le falta mucho camino en esta vida, seguramente bajo otro nombre y otro estudio. Principalmente, le falta saltarse sus propios ejes de conducta y reinventarse a sí mismo. Buscar otras inspiraciones y aspiraciones. Pero resulta que el niño es guapo y que tiene muchos amigos, y cree que así lo consigue todo. Pero así, como todo, lo que conseguirá es renovarse e intentar una revolución cuando venga otro rey a ocupar el trono: demasiado tarde. La misma cantinela de siempre, para qué engañarnos a estas alturas.

Fijaros si conocíamos tanto a la criatura que ahora mismo el avance de esta revista sobre Black Ops, realizado en base a dos trailers y un par de fragmentos de misión, es un spoiler como una catedral. Pero es que cualquier persona que lleve una serie de años consumiendo material audiovisual no puede sorprenderse por el giro de guión, ese gran punto de inflexión que contiene Black Ops, porque lo ha visto siete veces antes, como poco. Aun así, tenemos que reconocer que, como humanos que somos, nosotros también nos equivocamos. Black Ops ha sabido sortear perfectamente el síndrome ?misión de Chernobyl? y no caer en ello, y ha logrado que conduzcamos vehículos y disparemos, helicópteros incluidos (cuando afirmamos lo contrario), aunque su jugabilidad en este sentido siga sin llegar a la lograda en los vehículos de Halo, más en Reach si cabe, con la inclusión de fase de naves espaciales (ahí acertamos de nuevo).

Pero, ¿por qué? ¿Por qué tanto ensañamiento con una historia que, en términos globales, no deja de ser posiblemente la mejor de toda la franquicia? Esto, que también es cierto, lo es sobre papel. Black Ops es la trama más interesante de todas las contadas en un Call of Duty, mucho más que los dos Modern Warfare, aunque suene a pecado capital. Pero basten tres palabras para responder: ?Nada de ruso?. ?Nada de ruso? de Modern Warfare 2 es una misión que causa un golpe de efecto en el jugador mayor que cualquiera de los que contiene Black Ops. Esto es así porque utiliza el propio lenguaje del videojuego, el de apretar o no apretar el gatillo, una interacción pasiva, una narración que empieza en tu mano o como queráis llamarla, para ponerla al servicio de la historia. Al igual que el clímax del primer Bioshock, o de un Half-Life, son momentos que sólo pueden vivirse en un videojuego, con un mando en las manos. Haz esto jugable, y no a través de secuencias automáticas en primera persona y luego ya le metes todas las parafernalias Lostianas y Palahniukianas que quieras. Porque te va a funcionar, pero, lamentablemente, Black Ops se olvida del jugador en el momento en el que éste más le necesita.

Y hablamos tanto en términos de narrativa porque Black Ops así lo exige, pero todos sabemos que Call of Duty es el sello de calidad del ?apunta y dispara?. El problema es que durante toda una vida y tropecientos juegos su mecánica no ha variado lo más mínimo, salvo por pequeños momentos que podrían considerarse como minijuegos. Entonces, cuando unes esta mecánica tan arcaica con la intención de hacer algo nuevo y sorprendente, creas una experiencia que se ahoga inevitablemente, que se atraganta, porque pase lo que pase, sea lo buena que sea una escena, luego esperan tiros y más tiros. Scripts y más scripts que siguen siendo tan acusados como antaño, con casos hilarantes como el descenso de una colina en Vietnam, donde no pararán de salir y salir enemigos hasta el infinito, hasta que averigues qué tienes que hacer, donde una escopeta que dispara cartuchos incendiarios es el arma más poderosa de todo el juego, incluso a distancia, y donde un revólver por mucho revólver que sea, revienta brazos y piernas aunque tu dispares al cuerpo, porque no vaya a ser que te pierdas lo bien hechos que están los desmembramientos. Qué tienes que hacer también es un fastidio y esto es una llamada de atención. El sonido, tan laureado en la saga, es fatídico en la versión española, huelga en mejorar alguna vez los horribles (se siente) sonidistas que tenemos en este país. Las voces, a parte de estar totalmente desincronizadas sobre todo en momentos donde los labios de los personajes ocupan un cuarto de pantalla, suben y bajan su volumen sin sentido alguno, se mezclan horriblemente mal con la música y los efectos del juego, dando lugar a que prácticamente no nos enteremos de nada. Normalmente, no deja de ser jerga bélica, pero a veces son indicaciones que tenemos que seguir, por tanto, no sabremos qué hacer a continuación. Intentando activar los subtítulos para ver si nos enterábamos de algo más, nos dimos cuanta de que tampoco había subtítulos, para mayor polémica. Y es que, a riesgo sabido de caer la demagogia, tenemos que decir que si padeces de una deficiencia auditiva no podrás jugar a Black Ops y entender lo que sucede.

Ahora bien, su narración en flashback y no lineal resulta un acierto que permite a un estudio de desarrollo ir al grano y contar lo que quiera, para luego pasar a otro escenario y que los ojos se deleiten con todos los colores del espectro luminoso. Verás todos los ambientes que se te ocurran, con selvas frondosas, calles y tejados, zonas arenosas, barcos encallados en la nieve y todo tipo de efectos de luz. Recrearse en el escenario es un lujo que la acción directa y pasillera muchas veces no te permite, pero es recomendable mirar a todos lados como un turista en una gran ciudad.

Tanto es así, con una atmósfera marcada y variada, que a veces uno deja volar su imaginación y piensa en cómo sería la experiencia si esto fuera un survival horror, por ejemplo, o cualquier otro género, porque la escena del barco en la nieve con linterna en mano bien podría haber funcionado con pocas balas, un par de botiquines, pocos enemigos y más terroríficos. Y a ese tipo de cosas es a las que nos referimos con madurar. Porque no puedes pensar que la muerte de un personaje nos llegue a afectar en demasía, cuando en cada minuto del juego hacemos volar a decenas de enemigos por la pantalla. Simplemente tu cerebro no lo acepta.

En cuanto al multijugador, lo cierto es que TreyArch ha sabido dar con la fórmula, al apelar a la ludopatía del jugador y crear una economía y un sistema de apuestas que permite jugarse algo más que el honor. Los modos principales son prácticamente los mismos, y serán estas nuevas modalidades con sus propias reglas (como la que te obliga a utilizar solo armas que matan a la primera o te dejan vendido) las que traerán locos a los jugadores (ya lo están haciendo), pero estos cambios, junto al modo zombi que no deja de ser un horda descafeinado, por mucho presidente de chascarrillo que se nos presente, no supera el trabajo creado con las Special Ops de Modern Warfare 2, ese modo que ocupaba en el menú un tercio de la pantalla (totalmente justificado) y equilibrado junto a la campaña y el multijugador y que bien se merecía el puesto, convirtiendo a Black Ops en el Call of Duty menos cooperativo de los últimos tres años.

Creemos que el género necesita de otro tipo de acción, menos repetitiva a estas alturas que la del correr, apuntar y disparar y ya está, porque Call Of Duty ha demostrado que este tipo de dinámica es perfectamente válida para el juego multijugador, pero se torna demasiada monótona cuando luchamos con una inteligencia artificial. Claro que comercialmente funciona, pero cuando los números toman el control, como ocurre con esta saga y con nuestro protagonista del juego, ya no hay vuelta atrás, hasta que el jugador encuentre otra moda que cambie las tornas a favor de otros. A nosotros nos gusta Call of Duty, y por ello, creemos que tiene los recursos suficientes como para experimentar, más aún ahora que la licencia está tan fragmentada. Es el momento de madurar de verdad.

NOTA FINAL: 8
9

/ 10


<< Anterior Siguiente >>