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Analisis Anarchy Reigns ,PS3

Llevan mil años esperando
Domingo 09 de Agosto de 2015 por Rafa del Río

Anarchy Reigns es uno de esos juegos que lo tiene crudo para hacerse de notar entre los grandes nombres. SEGA lo sabe, Platinum Games lo sabe y nosotros lo sabemos. Por eso, en vez de centrarse en ser atractivo para todo tipo de públicos que una vez con el juego en sus manos puedan llegar a sentirse decepcionados, se centra en ofrecer toda la diversión posible para el tipo de jugador que lo lleva esperando durante mucho tiempo, que correrá a él sólo porque es de los creadores de Bayonetta, Vanquish y el MadWorld del que se podría decir que es secuela. El tipo de jugador que probablemente ya haya jugado cuando esté leyendo esto.

 

El precio del juego viene perfectamente ajustado para quienes lo conciban como un beat'em up actual con esos toques de aventura y desarrollo lineal entre combates. Puedes jugar en solitario a Anarchy Reigns y puedes tardar más de una veintena de horas en conseguir todas las medallas de Platino, y con eso ya estarían perfectamente justificados los 30 euros, pero si sólo quieres pasarte la campaña por conocer la historia y poco más, hasta pensarás que has pagado demasiado sólo por unas cuatro horas invertidas en cuatro pantallas con seis misiones cada una a completar dos veces, una con cada personaje principal del juego, aunque al menos te darás cuenta de que las apariencias engañan y que Jack Cayman, a pesar de su apariencia de tío duro irracional con una motosierra implantada en el brazo, es uno de los tíos más sensatos que han protagonizado un videojuego.

 

El duelo entre Jack y Leo y su objetivo común hace que sus historias se crucen más de una vez. Nada revolucionario, pero al menos todo está construido con sentido, algo que no todos pueden decir.

 

Porque sin secretos ni multijugador, eso es exactamente lo que ofrece Anarchy Reigns, una historia bien construida a seguir desde dos puntos de vista pero que ni fu ni fa, que seguiremos mientras repartimos hostias como panes a todo lo que se nos cruce por delante en cada uno de esos cuatro (dos veces) niveles, sean matones, mutantes, pirómanos, coches, cyborgs o un maldito Kraken. Conseguimos puntos matando y desbloqueamos una misión. La superamos, conseguimos más puntos y desbloqueamos la siguiente, y así hasta seis en cada escenario.

 

En cada una de esas misiones lo que tendremos que hacer es, como bien imagináis, aporrear botones contra hordas de enemigos, como si de un Dynasty Warriors se tratase, pero aporreando con sentido, pensando bien en ataque, defensa y esquiva y aprovechando los especiales. Pensad más en Spike Out o en una buena conversión a las 3D de un Final Fight o Streets of Rage cualquiera que en un Musou, pero nunca en un Bayonetta, Ninja Gaiden, Devil May Cry o similares.

 

El multijugador hace que cada uno de los 30 euros invertidos merezcan la pena, con combates surrealistas pero donde podemos llegar a tener el control.

 

Pero no podemos ir pensando en que esto es lo único que nos ofrece Anarchy Reigns. Con el mismo sistema de combate que el modo para un jugador, tenemos uno de los atractivos principales del juego y en el que realmente podremos echar muchas más horas, como es un modo multijugador con una decena de posibilidades diferentes, desde un combate 1 vs 1 en una caja a una melé multitudinaria de hasta dieciséis jugadores, pero como ya os contamos en su día en el avance del multijugador, uno de los modos que puede llevar a más piques es el Deathball, que nos trae grandes recuerdos a quienes disfrutamos en buena compañía de SEGA Soccer Slam, cambiando esta vez fútbol por rugby. Un modo que puede pasar de anécdota a adicción.

 

Hay quien podría llegar a pensar que de no haber sido firmado por Platinum Games, Anarchy Reigns sería uno de esos juegos de por debajo del montón a los que nadie haría ni caso, pero comparándolo tanto con lo mejor como con lo peor que nos ha dado el género, podríamos situar en un término medio sin conflicto alguno porque es el lugar al que siempre ha intentado aspirar, tras muchos retrasos que muy seguramente le han venido bien para no terminar estando por debajo de ese punto medio.

 

Cachondas, cyborgs, ninjas, Bayonetta, un kraken... ¿Puede tener algo más?

 

No vamos a engañaros y deciros que Anarchy Reigns es un imprescindible, no dejamos que nos influyan los buenos ojos con que miramos a un estudio que nos ha dado una manita de títulos con mucho más que buen hacer y personalidad propia. Anarchy Reigns no es ese hack'n'slash superior al resto que siente un antes y un después en el género como lo fue Bayonetta, y ni siquiera se le acerca ni lo pretende, pero ofrece un estilo de diversión directo que nos deja saciados. Al contrario que a la mayoría de juegos de hoy en día, a Anarchy Reigns no se le puede pedir más para lo que propone, quizás porque no pretenda ser uno más de la actualidad, sino recordarnos esa parte del pasado que nos divertía simplemente avanzando y golpeando.

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