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Analisis Yakuza: Like a Dragon ,PC,PS4,PS5,SERIESX,XONE

La misma esencia de Yakuza pero mejor
Lunes 09 de Noviembre de 2020 por Rafa del Río

Yakuza: Like a Dragon marca el reinicio de la saga tras el punto y final del arco argumental de Kiryu en Song of Life y llega con nuevo protagonista, nuevo escenario y nueva jugabilidad. Yokohama se convierte en el patio de juegos de Kasuga Ichiban, un héroe forjado en la fragua de Dragon Quest dispuesto a convertir el reino en un lugar más justo y mejor para los aldeanos. ¿Suena raro? Pues curiosamente funciona de lujo.

 

 

Las gestas más poéticas de oriente y occidente

Ryu ga Gotoku Studio lo da todo en este nuevo episodio que juega a empezar un nuevo argumento que se aleja en varios sentidos de lo ya visto en anteriores episodios de la saga. Yakuza Like a Dragon juega con la visión romántica de los caballeros medievales que inspiró a Yuji Hori a la hora de crear Dragon Quest en 1986 y lainfusiona con la ya no tan romántica Yakuza que en los últimos años se ha ido convirtiendo en poco más que una organización criminal sin escrúpulos. La figura del honorable samurai que ya ha tomado protagonismo tanto en los episodios principales de la saga como en los spinoffs Kenzan! e Ishin cede su trono a la heroicidad más occidental y a ese punto de locura caballerosa que provoca, según Don Miguel de Cervantes, la sobredosis de libros de aventuras de caballería. 

 

Puede que Ichiban no vea gigantes donde hay molinos, pero sin duda podría definirse como un Quijote moderno en una sociedad nipona que Nagoshi pinta con menos luces de colores y más crueldad que en episodios anteriores. En Yakuza: Like a Dragon, Amadís de Gaula cede su papel inspirador al héroe de Dragon Quest, el descendiente de Erdrick, que es quien a través de la pluma de Yuji Hori y no de Rodríguez de Montalvo, inspira a Kasuga Ichiban a convertirse en héroe y desfacer entuertos a su paso. Por lo demás, poca diferencia hay entre este Quijote de Kamurocho y su homínimo castellano, que no duda en convertir Yokohama en la aldea de partida de una gesta que lejos de quedar retratada en una novela de caballería nos llega en todo un señor JRPG. 

 

 

El héroe llevado al juego

Puede que no haya sido la manera más ortodoxa de empezar un análisis, pero es importante entender esta obsesión de Ichiban por Dragon Quest, por ver la vida como si de un JRPG se tratara, para comprender todos los cambios introducidos en Yakuza Like a Dragon. La nueva entrega de la saga que inició hace ya 15 años en PS2 cambia sus elementos para crear un JRPG con una jugabilidad que choca violentamente con el planteamiento realista de sus escenarios y personajes. Todo se debe a la filosofía de vida de Ichiban, que no deja de ser un reflejo de la de su creador, Toshihiro Nagoshi. En una sociedad fría y cruel que despacha a los individuos exprimidos como si fueran meros restos que tirar a la basura, Ichiban y sus compaleros forman un pequeño grupo de miserables que tratan de salir a flote haciendo del mundo un lugar mejor. 

 

Esto, llevado al juego, justifica los nuevos y los viejos elementos de Yakuza: Like a Dragon. Todos los elementos JRPG del juego, desde el combate por turnos a la necesidad de gestionar equipo, las 'pociones' y los trabajos como especialización de clase, se basan en la forma que tiene ichiban de afrontar el mundo que le rodea. Una filosofía de vida que convierte la ciudad en el tablero de un juego de rol en el que todo es posible y las posibilidades se exprimen hasta su última consecuencia. Junto a todo esto, las famosas secundarias e historias que van surgiendo durante el camino se apoyan en la obsesión de ichiban por la heroicidad, por ayudar a los más necesitados y enfrentarse al mal en todas sus facetas sin dar jamás un paso atrás para recapitular. 

 

 

Y a partir de aquí se explica todo

Con todo esto en cuenta, se entienden o deberían entenderse todos los elementos nuevos del juego. El sistema de combate cambia radicalmente y abandona el estilo brawler o beat'em up con el que Kiryu, Goro y Saejima daban bofetadas como panes y se convierte en un JRPG por turnos en el que no falta ningún elemento clásico, eso sí, reinterpretado para la ocasión de forma que no pierda el componente de mezcla entre lo real y lo imposible, visto desde el balcón de lo absurdo. Al combatir podremos atacar, usar distintas habilidades, realizar invocaciones llamando a nuestros aliados PNJs con el móvil y realizar distintas acciones de apoyo y defensa. 

 

Lo bueno de todo esto es que lejos de resultar machacón, el nuevo sistema de combate incluye muy buenas ideas que lo convierten en algo orgánico y que fluye a la perfección. El ataque sencillo se convierte en ataque con objetos si nos cruzamos con alguna pieza de mobiliario urbano de camino al enemigo. Los enemigos intentan obstaculizar nuestro avance, y la posición de los aliados tiene efeco en el resultado de la batalla. Al final damos con varios elementos que hacen que la experiencia desgaste menos que el brawler constante, y que si bien no permiten muchas dosis de estrategia, sí que ofrecen un sistema fresco y moderno que, además, podremos activar en modo automático si nos cansamos de pulsar botones. 

 

 

Premiando al buen jugador 

La inclusión del formato JRPG y la ausencia de niveles de dificultad hacen que en ocasiones enfrentarnos a determinadas partes de la historia requieran que hayamos alcanzado un determinado nivel o tengamos armas y armaduras de calidad equipadas. Afortunadamente Yakuza Like a Dragon premia al buen jugador, por lo que si te sumerges en su oferta de juego y disfrutas explorando sus calles, sus secundarias y sus sub-historias, no necesitarás farmear experiencia.  

 

De esta forma el estudio se asegura de que el jugador disfrute la experiencia Yakuza al completo, especialmente esas sub-historias que van aparciendo según vamos jugando y de las que ya os hablaba Álex el otro día. A la hora de la verdad, más allá del modo JRPG, los trabajos y este nuevo enfoque de la narración contada desde un punto distante al eje central de los acontecimientos, Yakuza Like a Dragon sigue siendo un Yakuza al uso en el que los fans de la saga se sentirán como en casa, aunque la cosa nos coja un poco lejos de Kamurocho durante gran parte de la aventura. 

 

 

Nueva generación

Jugado en una Xbox One X y luego actualizado a Xbox Series X el rendimiento del nuevo Yakuza y el motor Dragon en la nueva generación es espectacular. Los tiempos de carga de apenas dos o tres segundos al entrar en algún sitio o cambiar de escenario se unen a unos juegos de luces espectaculares, un rendimiento estable muy por encima de lo que nos ha acostumbrado esta generación y una definición espectacular. No puedo hablaros de FPS y 4K nativo o dinámico porque no tengo una calculadora a mano. Lo que sí puedo deciros es que se nota el salto, y mucho, algo muy destacable en el título de una saga que siempre ha destacado más por su jugabilidad y su estructura que por su apariencia, por sobresaliente que esta fuera.

 

Buenas melodías, un diseño de niveles exquisito con más detalle que nunca y unos personajes tan expresivos como únicos se dan la mano con un gran trabajo en las melodías y canciones de este nuevo Yakuza, en el que no podía faltar Baka Mitai, en esta ocasión en versión dual japonés/inglés con toda la pasión y esas divertidas cinemáticas a las que la saga nos tiene acostumbrados.

 

 

El mismo Yakuza de siempre

Al final Yakuza Like a Dragon sigue siendo el mismo Yakuza de siempre. Puede que con otro estilo de combate, con otro protagonista, otro enfoque y otra localización, pero con todo el espíritu que Nagoshi sabe dotar a sus obras y toda la locura que hacen de Yakuza la saga que es a día de hoy. La personalidad de los personajes, la locura de las sub-historias, los minijuegos, las arcades y sobre todo los diálogos, con subtítulos localizados en perfecto castellano, hacen que cada paso que des por sus localizaciones sean toda una oda a una forma de hacer las cosas con una persoanlidad única e imposible de encontrar en otra desarrolladora.

 

Así que si eres fan de la saga puedes estar tranquilo: podrás seguir explorando la ciudad, paseando por los barrios, entrando en los bares, comiendo, bebiendo, jugando y en defnitiva, disfrutando de esta nueva entrega y de todas sus jugosas novedades. Tras la saga de Kiryu y junto a Judgment, Yakuza Like a Dragon muestra una forma de hacer las cosas que funciona y que evita que la IP caiga en la rutina de la repetición. Recomendable al 100% con una advertencia: mantened la mente abierta ante este reinicio y encontraréis una nueva joya para la colección que, seguro seguro, nos va a dar muchas y buenas alegrías en el futuro. 

 

¡Nos leemos!

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