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Analisis Yaiba Ninja Gaiden Z ,PS3

Una gran precuela a juego con la saga.
Miercoles 25 de Enero de 2017 por Rafa del Río

Es difícil acometer un juego desde la premisa de Yaiba Ninja Gaiden Z, máxime cuando a pesar de llamarse Ninja Gaiden, de esa esencia tiene poco y mal. En resumidas cuentas: flaco favor le han hecho al ya de por sí delicado estado de la serie. Viene a ser paródico, viene a ser una gran broma, pero a la hora de la verdad uno no sabe cómo tomarse el chiste. La realidad ante la presente producción de Spark y Comcept con la sombra de Hayabusa de fondo hace de la bromita su leit motiv, pero uno sospecha que aprovechando la risita tonta han camuflado sus mecánicas del todo desfasadas y sus innumerables torpes decisiones, que lejos de satisfacer al jugador acabarán sacándolo de quicio seas o no fan de las antaño legendarias aventuras perpetradas por el Team Ninja o un mero fan del género zombi absurdo.

 

Como decía, es una lástima que prácticamente todos los grandes nombres que dejó atrás Tomonobu Itagaki se estén usando como el pito del sereno, pero no es nada que sorprenda en exceso viendo cómo están los grandes nombres de la historia del videojuego japonés. En el presente caso controlaremos a Yaiba, un ninja del clan Kamikaze (oh, no) que fue asesinado en un duelo con el propio Hayabusa y que será devuelto a la vida por una organización que requerirá de sus servicios en una ciudad infestada de zombies. La ironía es que su propio verdugo está en la ciudad también, por lo que el enfrentamiento y la revancha será el objetivo del protagonista.

 

Algunos sub-bosses, con cantidades de vidas absurdas, te dan un arma temporal tras acabar con ellos con un insulso QTE 

 

Un protagonista, por cierto, antipático, carente de carisma y que únicamente encuentra en las genéricas respuestas a Miss Monday, la pechugona científica que nos acompaña durante todo el juego, algo de esa identidad perdida. La misma que le falta a los escenarios y personajes de la propia producción, que necesita de capsulitas de texto ocultas por el escenario, el más bajo y zafio escalón narrativo, para intentar explicarnos algo de su historia. Yaiba es acción machacona carente total de algún interés, responde a elementos absolutamente desfasados y poco o nada justos con el jugador junto a una cámara horripilante que no se deja controlar y con la que recibiremos no pocos ataques sorpresa desde flancos en los que no tenemos ninguna visibilidad.

 

Una mecánica algo mamporrera en la que ejecutamos combinaciones de botones contra los rivales mientras vamos finalizándolos con una serie de obliteraciones que nos recompensarán con energía extra. Esas desmembraciones o ataques finales acabarán resultando repetitivos en su animación a la que las ejecutemos unas pocas veces. No se han matado mucho ahí, no. Además, son lentas, y no parecen responder a ninguna lógica jugable como sí lo hacía en Ninja Gaiden II: aquí sencillamente se ha apostado por el gore grotesco y por la coñita marinera, que no estaría mal si se ejecutase con cierta gracia cuando nos ponemos a los mandos, pero es que da la sensación que en Ninja Gaiden Z se ocultan bajo la sombra del chiste para ocultar sus deficiencias.

 

Eso sí, sangre y chistacos de zombies y erotismo japonés de dudosa intención hay hasta hartarse 

 

Deficiencias que se ven, por ejemplo, en los puzles, que no contentos con fastidiar la acción del juego en sí, además son del todo redundantes. Y no son pocos. ¿Por qué se empeñan los desarrolladores de hack and slash en meter pequeñas secciones de rompecabezas que no llevan a ninguna parte y que encima son absolutamente deplorables? Además, aquí, son de esas de mezclar elementos, dignas de una o dos generaciones pasadas. La redundancia más absurda llevada al videojuego del siglo XXI, y lo peor es que estoy convencido que la nueva generación no nos librará de esos ejercicios deficientes y de esos puzles pocos imaginativos que se vienen desarrollando en videojuegos de similar categoría. ¿No sabéis hacer un puzle imaginativo? No lo hagáis. Punto.

 

La palabra que mejor podría definir a Yaiba es redundante, ya que prácticamente todo lo que compone la producción lo es. Parece que sus desarrolladores sabían desde el primer momento qué estaban haciendo mal y por qué estaba saliendo así, pero eso no les ha impedido seguir con el proyecto y parapetarse bajo esa sombra humorística para aguantar el chaparrón y en algunas críticas ha funcionado. Parece que muchos creadores piensan que el hack’n’slash es un género fácil de desarrollar, pero en su desdén hacie el género está su error, y se ve a la legua su desconocimiento cuando su mejor idea radica en poner bastas cantidades de vida a los sub-bosses, añadir un modo de potenciación del protagonista y esperar que el desarrollo resulte divertido para el jugador. Obviamente, no lo es. ¿Quieres ser injusto con el jugador? Adelante, pero dale herramientas que le permitan salir adelante con esfuerzo, de lo contrario ni lo intentes.

 

'Si tienes lo que yo tengo, no hacen falta ninpos'. Ya, bueno. Ni saltos

 

El problema no es que Yaiba no salte (que por cierto, no salta), el problema es que Yaiba Ninja Gaiden Z es un conglomerado de malas ideas llevadas al género, y que lo zafio no se justifica con humor regulero. Es un título que parece low-cost pero que no vale como si lo fuese. Quizás se han tomado demasiado en serio a sí mismos como para acometer una producción así, pero aquí la única broma es que se pueda tomar a pitorreo un género como el del hack and slash tan gratuitamente y que encima se le ría la gracia, lo firme Keiji Inafune o lo firme Perico de los Palotes. Conmigo que no cuenten. ¿Qué pensará del asunto el tío Itagaki?

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