Analisis WWE 2K19 ,XONE

Hace unos días escuchaba en un programa deportivo de la radio española ciertos comentarios acerca de la WWE, o lo que ellos (y mucha gente) denominaban como Pressing Catch, ese término acuñado en la televisión que a mí no me gusta pero que ha servido para que este espectáculo haya tenido dos momentos de gloria en nuestro territorio. Los contertulios de este programa radiofónico hacían referencia a esta lucha libre como un espectáculo solo para niños pequeños, aquellos que todavía no saben que en realidad todo es un teatro y los luchadores no se pegan de verdad. ¿Quién va a querer ver ese circo en el que los combates son pura mentira? 

 

Pues resulta que la WWE continúa siendo, décadas después, una de las compañías más importantes del mundo a nivel de espectáculos. Y resulta que no solo los niños pequeños acuden a los shows y ven los programas por televisión, sino que ya son varias generaciones las que disfrutan de ellos. ¿Por qué, si como decían estos entendidos es de tontos ver algo que es mentira? Bueno, dejando de lado que por esa regla de tres no veríamos películas ni series de televisión, ni leeríamos libros (pues lo que ocurre en ellos también es ficción), la WWE proporciona momentos épicos y altamante entretenidos. Ellos no se esconden y se denominan a sí mismos como una marca de deporte-espectáculo, nadie cree que lo que ocurre sea real, pero eso no quita que sea atractivo seguirlo. Sus luchadores son deportistas de élite, con horas diarias de entrenamiento que hacen lo mejor que pueden una tarea harta complicada: entrener al público de medio mundo casi todas las noches. 

 

 

Ese era uno de los fallos que cometían las entregas anteriores del videojuego oficial de la WWE: creer que lo que ofrecen estos combates es real. WWE 2K19 se desmarca de esto y no trata al jugador como si fuera estúpido, más bien lo contrario. Esto es un espectáculo y lo que ocurre en el ring se queda en el ring, como bien sabe el público masivo que sigue estas historias. Era un paso necesario que se deja ver no solo en el modo Carrera, del que ahora hablaré, sino en la manera de plantear las propias luchas y el estilo jugable. 

 

Ahora todo es más espectacular y menos realista, como debe de ser. WWE 2K19 no quiere que los combates sean intensos en un puro sentido deportivo, y ya no tenemos que aporrear botones para hacer que nuestro luchador se recupere de un golpe porque, evidentemente, no ha sido un golpe real. Pero sí tiene sentido que se mantenga un tiempo en la lona, recuperándose de sus supuestas dolencias, como hacen los luchadores en el show real. Las burlas y gestos de los luchadores toman una nueva importancia, y los luchadores las realizan de forma natural dependiendo del lugar donde se encuentren dentro del ring. Sus movimientos son más únicos, orgánicos y espectaculares, tal y como ocurre en televisión. 

 

 

Aunque la base jugable sigue siendo la misma de hace muchos años, WWE 2K19 ha sabido pulirla más que nunca. Tiene sus defectos todavía, pero nos encontramos ante el juego que más gusto da dentro del ring en toda la historia de la franquicia. Echar un combate ahora proporciona una sensación placentera, satisfactoria y da la sensación de parecerse mucho más a lo que vemos por televisión. Menos movimientos generalizados y más potenciación en la personalidad de cada uno de los luchadores. Eso es lo que hacía falta. 

 

El roster es muy completo y por fin se da la importancia que merece a una liga como NXT, de donde surgen y surgirán las estrellas del futuro de la WWE. Sigo echando de menos a algunos nombres y me siguen sobrando demasiadas estrellas del pasado cuya utilidad real en los distintos modos de juego es discutible, pero no neguemos la diversión a los nostálgicos. WWE 2K19, dentro del ring, es lo mejor que hemos visto nunca en la franquicia. Por fin. 

 

 

El modo Carrera, donde creamos a nuestro propio luchador para que se convierta en una estrella de esta compañía, también deja de lado lo real para centrarse en lo que sí es real de verdad: el espectáculo. Tener que enfrentarnos a un combate pero conversar como si nada después del show con nuestro rival. Eso es la WWE, y me alegro de que se haya implementado de esta manera. Nuestro luchador asciende en la compañía no porque su desempeño sea bueno, ni porque gane combates, sino porque las circunstancias dentro y fuera del ring son propicias. Ciertamente, el guion deja mucho que desear y la historia es mala, no lo vamos a negar, pero se deja jugar. 

 

Los sobres de botín aleatorio, eso sí, han llegado a la franquicia, y en WWE 2K19 tendremos que personalizar a nuestro luchador con ellos. Obtendremos puntos (o los compraremos con dinero real) conforme avancemos en nuestra historia y esto nos permitirá obtener diferentes movimientos de lucha que poder asignar a nuestro luchador o elementos de personalización que nos ayudarán a crear a una estrella a nuestro gusto. Quizás no sea el mejor método existente, pero bueno, en ningún momento he sentido que se tratara de un Pay to Win o de que el juego no ofrezca herramientas suficientes para conseguir elementos sin pagar. 

 

 

Seguimos contando con el modo Universo, donde podemos convertirnos en guionistas de la compañía y realizar los shows que a nosotros nos apetezca (la inteligencia artificial sigue siendo horrible a la hora de plantear carteleras con sentido, una pena) y el modo Showcase se centra en la carrera de Daniel Bryan, permitiéndonos realizar algunos de sus combates más míticos. No me ha convencido del todo, la verdad, pero al menos es interesante conocer algunos de los pensamientos y vivencias del luchador, que narra esta modalidad. 

 

WWE 2K19 es la mejor entrega de la franquicia en muchos años. Dentro y fuera del ring sabe comportarse como lo que debe ser: el juego oficial de la compañía de deporte-espectáculo más importante del mundo, sin creerse una competición real y potenciando lo que hace que sus fans sigan disfrutando de estos shows durante años. No hace falta ser un niño pequeño para disfrutar de lo que ofrecen estas estrellas, y me alegro de que el juego proporcione esa misma sensación. Este sí es el camino a seguir, y me alegro de poder disfrutarlo tras muchos años de dolor real, no fingido. 

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