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Analisis Valheim PC

Vikingos brutales y supervivencia ligera
Martes 23 de Febrero de 2021 por Brenda Giacconi

Hace mucho tiempo, Odín, el padre todopoderoso, unió los mundos, derrotó a sus enemigos, los envió al décimo mundo y partió las ramas del árbol del mundo que sostenía la prisión. Dejó que estas tierras vagaran sin rumbo, convirtiéndolas así en un lugar del exilio…

 

Durante siglos, ese lugar vivió sumido en un letargo inquietante, pero no llegó a morir. A medida que pasaban las glaciaciones, nacieron y murieron reinos ante los ojos de los dioses.

 

Cuando llegó a oídos de Odín que sus enemigos empezaban a recuperar las fuerzas, dirigió la mirada hacia Midgard y envió a las Valquirias para que rastrearan los campos de batalla en busca de los guerreros más avezados. Morirían en su mundo, pero renacerían…"

 

Valheim es el nuevo fenómeno de Iron Gate, una obra que ha sobrepasado las expectativas de millones de jugadores consiguiendo ventas inimaginables para sus creadores, encontrándose todavía en estado de Acceso Anticipado. Sin embargo, y aunque todavía tiene aspectos que pulir y contenido que añadir, se sitúa como un título interesante, con decenas de posibilidades y la clásica brutalidad vikinga que tanto nos atrae.

 

Su propuesta es de lo más conocida, pues se fundamenta en el género de la supervivencia con toques místicos que referencian la cultura nórdica desde perspectivas ficticias. No obstante, contiene un toque distintivo que ha fascinado tanto a la comunidad que su popularidad se ha extendido a base del tradicional boca a boca, ya que su éxito no fue predicho por Twitch ni por la prensa especializada. En definitiva, una entrega aparentemente corriente, pero muy especial, que se ha extendido entre los jugadores más amantes de dicha cultura.

 

 

Guerreros en el Valheim

 

Nada más comenzar el juego, así como he empezado este texto, nos cuentan una historia muy corta sobre el universo de Valheim, su integración en la mitología nórdica y la misión del jugador. El mundo de Valheim es un reino ficticio que se incorpora dentro de la ideología vikinga situándose como el décimo reino que descansa sobre Yggdrasil, considerado el Árbol del Mundo (en la mitología original solo hay 9 reinos). Ahí se encuentran desterrados los enemigos de Odín, 5 jefes que están recuperando su temible poder. El dios, temeroso del resurgimiento de tales criaturas, envía a las Valquirias a Midgard (el reino de los hombres) para buscar a guerreros que puedan acabar con esta amenaza y, como de costumbre, el jugador es uno de estos valientes.

 

Sin embargo, ante una situación que aparentemente escapa de sus manos, el usuario debe aprender sobre este mundo y sobrevivir a sus hostilidades descubriendo las particularidades de Valheim por sí mismo. Siguiendo los primeros pasos que se comparten en otros juegos del estilo, habrá que encontrar material inicial para la construcción de una primera casa desde la que descubriremos el camino más o menos obligatorio para llegar al primer jefe. Porque entre boss y boss encontraremos nuevos objetos, diferentes maneras de encarar la misión encomendada por los dioses y opciones que van desde la mejora de nuestro equipamiento y hasta la construcción de instalaciones místicas. De este modo, la diversión del juego no radica únicamente en la batalla contra los jefes, pues todas estas actividades, sumada a una exploración que nos llevará por diferentes biomas más o menos peligrosos, obligará a invertir un buen número de horas para descubrir todo lo que tiene que ofrecer Valheim.

 

Por lo tanto, el juego evoluciona al mismo ritmo que lo hace el jugador, pues su interacción con los diferentes materiales, así como el descubrimiento del mapa, es en parte indispensable para los combates contra enemigos, pero al mismo tiempo deja abierta la puerta para quien quiera enfrentarse a la misión con poca preparación. Una libertad plena en un mundo casi vacío, pero lleno de detalles sorprendentes que se relacionan con la cultura nórdica y nos conectan con el mundo de Valheim.

 

 

Referencias a la cultura nórdica

 

Como es de esperar, y teniendo en cuenta que todo el juego es una propuesta irreal que se integra en una mitología cada vez más popular, la aventura de nuestro guerrero se adereza con detalles que referencian constantemente pequeños puntos de la ideología en la que se basa. Dejando de lado todo el misticismo que se relaciona con dicha cultura, algo que se encuentra constantemente en el juego a través del diseño de los jefes y los poderes que éstos proporcionan, la partida se acompaña con diferentes matices que recuerdan más o menos a las historias vikingas. Como ejemplo sirve la silueta de enemigos menores como los Grisecillos, que recuerdan a los elfos oscuros llamados Dökkalfars, de Svartalfheim, uno de los 9 reinos que mencionaba anteriormente, o las ramas gigantes del Árbol del Mundo que se observan con facilidad al levantar la mirada.

 

Pero, probablemente, la mayor referencia vikinga se relacione precisamente con su brutalidad característica, ya que las batallas se impregnan de esta furia compuesta a base de bloqueos y golpes lo más contundentes posibles, en muchas ocasiones derramando sangre pixelada. No obstante, esto se combina con otra característica vikinga, pero eclipsada por la potencia mencionada: la capacidad de construir, de organizar y de descubrir nuevas maneras de sobrevivir con cierta comodidad. De este modo, nos convertimos en un vikingo astuto para la supervivencia e iracundo para la batalla.

 

 

Supervivencia light

 

Los títulos de supervivencia se conocen comúnmente por la dificultad y la cantidad de muertes que se necesitan para conocer un mundo que nos pone obstáculos naturales constantemente. Valheim, sin embargo, se aleja de esta definición y, aunque se identifica a sí mismo como un juego en el que hay que sobrevivir, utiliza un método mucho más ligero de lo que estamos acostumbrados como jugadores. Porque, pese a que los títulos del género concentran gran parte de su atención en brindar al jugador de suficientes fuentes de alimento como para que no muera de inanición, obligando a que éste se preocupe constantemente de sus necesidades, la entrega de Iron Gate trata al usuario con más cariño. No es necesario comer constantemente, la noche no atrae monstruos malvados, estar a la intemperie en plena oscuridad no es sinónimo de Fin del Juego. Evidentemente, mejorar cada uno de estos aspectos (alimentarnos, fabricar un garrote para defendernos, construir una casa) nos proporciona beneficios. Pero no son acciones indispensables para la partida del jugador.

 

Esto lo convierte en un juego mucho más amable en el que la exploración de posibilidades es más importante que la preocupación por una muerte que no se producirá. Además, dicha afabilidad se combina con una banda sonora tranquila, relajada, que se reproduce dentro de un bosque verde y casi mágico en el que perdernos sin consecuencias nefastas para el vikingo. Y, dentro de todo este buen rollo, iremos introduciéndonos en zonas más oscuras y peligrosas que nos llevarán al cumplimiento de la misión. Pero nuestra casa inicial, situada en unas planicies llenas de vida, no suponen ninguna amenaza, pues más allá de algún evento sorpresa, no se nos recibe con hostilidad alguna.

 

Está claro que si Valheim ha alcanzado tal éxito en ventas es gracias a una buena estructura basada en batallas vikingas y tranquilidad de exploración, lo que ha generado ese boca a boca del que ha derivado su fama. Su propuesta atractiva que unifica la lucha contra enemigos de los dioses con el desarrollo a través de un ritmo propio lo establece como un juego del que disfrutar, otra vez, según quiera el jugador. No hay capítulos, no hay momentos tensos y decisivos y no hay escenas en las que se recomienda guardar partida por un combate próximo e importante para la entrega. Vas a tu rollo. En Valheim estás solo, y eso hace que puedas desarrollarte, evolucionar y prepararte para la batalla con el tiempo que necesites.

8

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