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Analisis Undertale ,PC

ABRAZOS GRATIS
Sábado 17 de Octubre de 2015 por Diego Emegé

Cada cierto tiempo sale a la luz un juego de esos que le cogen a uno por sorpresa. Es curiosa la forma en que empieza a perfilarse esta industria a mis ojos, con un cierto comportamiento cíclico en el que esos juegos-sorpresa tienen la mala costumbre de venir en parejas. Si la semana pasada hablaba de lo maravilloso que me resultó The Beginner’s Guide, esta semana vuelvo con otra pieza de incalculable valor: Undertale. Últimamente parece que todo el mundo empieza a abrir sus ojos a esta obra, y no es para menos, aunque la primera impresión engañe, porque es un juego del que enamorarse.

 

Hay gente que lo ha comparado a EarthBound, y no van mal encaminados. Es un RPG con un sentido del humor igualmente fantástico que baña toda la experiencia, desde los diálogos entre personajes y los textos de combate a las descripciones de los objetos y los diseños artísticos realizados con sprites. Su encanto no tiene límites, y os prometo que es casi imposible no esbozar una sonrisa jugando. A veces exagero cuando hablo de la gracia que me pueda inspirar un juego, pero Undertale lo ha logrado. Eso y un sentimiento de júbilo y de atontamiento muy agradable.

 

 

¿Cave Story? Sí, también se le parece, y no solo porque el juego transcurra en entornos subterráneos, sino también por la forma en que se maneja con el elenco de personajes, la forma de contar la historia y el tono general. Todo es monérrimo a primera vista, pero a partir de cierto momento, todo se va al garete y la fina capa de secretos que había formada se diluye, con lo que lo que creemos o en quien confiamos cambia por completo. Bueno, y porque Toriel es, a efectos prácticos, una Mimiga.

 

Undertale es la historia de un niño humano que cae a las profundidades de una caverna subterránea habitada por monstruos y debe encontrar la forma de regresar a la superficie. Los monstruos se asentaron allí hace mucho tiempo, después de que los humanos los desterraran, por lo que existe una reacción muy tensa por parte de los primeros cuando los segundos se atreven a descender a ese mundo. Al empezar a jugar nos encontramos con los dos primeros monstruos: una flor llamada Flowey y una especie de vaca o conejo muy maternal llamada Toriel. Los dos parecen buena gente, pero no dejan de ser monstruos, así que ¿deberíamos confiar en ellos?

 

 

El viaje a través de las cavernas está plagado de rompecabezas, combates aleatorios por turnos y mucho humor. Pero lo que destaca en lo que respecta a las mecánicas de juego es el combate. Se trata de un sistema sin igual, y aunque los encuentros se generan de forma aleatorios, no llegan a resultar un incordio, como en otros juegos con esta clase de combates, puesto que no ocurren en demasía. De hecho, gracias a la mecánica que les da sentido, uno espera con interés el siguiente encuentro. Veréis, en Undertale los combates funcionan de forma muy diferente que en otros RPG. En las fases de defensa y ataque aparece en pantalla una cajita que contiene un minijuego muy simple cuyo resultado determina el daño recibido. En el caso del ataque, la cosa depende de una barra que se mueve a lo largo de un control deslizante con marcas. Según dónde acaba la barra, realizamos más o menos daño. En el caso de los minijuegos dedicados a la defensa, la cosa consiste en mover el corazón dentro de la caja para esquivar los proyectiles que se nos mandan. Los enemigos más importantes muestran ciertas alteraciones en esta mecánica, pero aparte, el juego también está diseñado para variar estas mecánicas de forma que no siempre sea lo mismo.

 

Pero atacar no es, para nada, la única opción. Hay dos más, Act (actuar) y Mercy (clemencia), que se ocupan de dar forma al núcleo verdadero de los combates. La primera opción ofrece varias formas para interactuar con el enemigo que dependen exclusivamente del tipo de monstruo que tengamos delante. Entre ellas podemos elegir acciones positivas como halagar o abrazar, y otras más negativas, como chinchar o ignorar. De elegir una acción inapropiada, el monstruo puede pasar a una actitud más agresiva. Si, por el contrario, elegimos lo correcto, nuestro oponente se relajará, alegrará o calmará, y posiblemente deje de querer luchar. Para estos momentos existe la opción Mercy. Al acudir a ella, podemos acabar con el conflicto de una forma no violenta. Buscarse las castañas para llegar a este idílico final es lo más divertido de la experiencia, porque cada monstruo es distinto y reacciona acordemente. Además, de esta forma trabajamos más otros valores, como la comprensión, la confianza o el humor.

 

 

Elegir entre acabar con un enemigo o mostrar compasión depende únicamente del jugador. La primera es la forma de conseguir tanto dinero como experiencia, para subir de nivel, pero la segunda solo otorga dinero… y, puede, alguna que otra amistad. Es más que posible acabar Undertale con nivel 1 y sin haber matado a una mosca, aunque también todo lo contrario, pero hay que tener en cuenta que cada decisión tiene sus consecuencias. Aparte del combate, también hay rompecabezas que debemos resolver para avanzar por las cavernas, aunque la mayoría son muy livianos. Raro sería quedarse atascado por esta razón y, de hecho, algunos de los rompecabezas llegan a resolverlos los propios monstruos por dudar de la valía del humano. Este elemento no tiene un gran peso en el desarrollo lúdico, pero no están de más, puesto que están ahí para que el trasiego por este submundo no sea aburrido o repetitivo.

 

Como adelantaba más arriba, una de las mayores fortalezas del juego es su excelente sentido del humor. Por un lado tenemos a un protagonista prototípico y sin personalidad para emplazar la que nosotros creamos conveniente, pero por otro tenemos unos monstruos cargados de vida y con mucho que contar. Es difícil no sentir aprecio por la inmensa mayoría de ellos, incluso los enemigos comunes, dado que se pueden mantener conversaciones dentro de los combates. El abrazo está a la orden del día en este mundo monstruoso, ya lo veréis, porque todos los personajes son adorables. Muy responsable de esto es la precisión con que caen las bromas. Hay montones de situaciones hilarantes a rabiar, como las conversaciones con un esqueleto con tendencia a los juegos de palabras sobre huesos, o, simplemente, cómo están abreviados ciertos objetos en el inventario.

 

 

Pero lo que realmente me ha cautivado de Undertale es la forma en que se aprovechan las decisiones del jugador. Sin entrar en detalles diré que aparte de la existencia de múltiples finales, en el juego se encuentran líneas de diálogo y momentos que se ven alterados según nuestras acciones pasadas, y lo cierto es que el juego tiene una memoria exquisita. Como ocurre con esta raza de juegos tan especiales, hablar de lo que hace de ésta una obra tan genial sin desvelar detalles de la trama es muy complicado, así que os animo a que si os interesa lo que os cuento, no tardéis en acercaros a ella. No dejéis que su apartado visual os descorazone y permitid que os encandile con sus personajes, su excelente tónica de juego y su impresionante historia (bueno, y esa pedazo de banda sonora).

 

Undertale es risa, alegría, el candor de la buena compañía y el cosquilleo de los sentimientos más efervescentes, pero también es la sorpresa y la tristeza. Dejad que entre en vosotros. Es una experiencia que querréis repetir una y otra vez para descubrir todos los posibles resultados de vuestras acciones. Mi nota: inolvidable.

9.5
/ 10

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