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Analisis Total War Rome II ,PC

Equilibrio estratégico entre guerra y diplomacia.
Lunes 02 de Septiembre de 2013 por Gracia Gutiérrez

9 de agosto del año 48 a. de C. César, el mayor genio militar de la historia, se enfrenta a Pompeyo El Grande, el que en otro tiempo fue su mayor aliado, en Farsalia, Grecia. Pompeyo planta cara con un ejército muy superior en número compuesto por infantería y caballería recién reclutado, César avanza al frente de sus cohortes de leales veteranos curtidos en las campañas de las Galias y una reducida caballería. Consciente de su desventaja numérica pero de la mayor experiencia de sus tropas en combate, César ordena a sus hombres disponerse en el campo de batalla en una formación nunca antes vista en la época: la infantería enfrente de la de Pompeyo a la izquierda, justo a la derecha la caballería frente a la de su enemigo, pero dispone detrás a seis de sus cohortes más experimentadas en línea oblicua, ocultas para el ejército enemigo, que serán decisivas para alcanzar la victoria. Después de más de dos horas de batalla las bajas de César son aproximadamente de 1200 hombres, Pompeyo pierde más de 10000.

 

Rome II ha tenido en cuenta cada parámetro que definía la experiencia militar y política de la época clásica, cada factor decisivo en la batalla de Farsalia, y en muchas otras, ha sido introducido de forma inteligente para deleite del jugador. Un ejemplo son la variedad de escenarios, tanto en los distintos modos de batalla (Batalla rápida, histórica, personalizada, multijugador) como en la campaña, con una abrumadora recreación de detalles, estética y fidelidad histórica. De hecho cada accidente geográfico puede ser utilizado en nuestro beneficio al desplegar las tropas, por ejemplo ocultando la caballería en un bosque para lanzarla por sorpresa por el flanco enemigo, situando la infantería en lo alto de una colina en una maniobra defensiva o apoyando a nuestro ejército con barcos en una ciudad portuaria.

 

La libertad estratégica es mayor que en el anterior Rome gracias a la posibilidad de entablar batallas navales, la gran novedad de esta segunda entrega, cuyo funcionamiento es similar a una batalla terrestre pero que todavía no presenta el mismo pulido que aquellas, a pesar de tener a nuestra disposición unidades humanas y de máquinas de guerra muy variadas. Se tornan especialmente atractivas las batallas mixtas en las que simultáneamente podemos enfrentarnos al enemigo con tropas terrestres y navales en escenarios portuarios, donde podemos utilizar la flota como apoyo desde el mar, en un enfrentamiento paralelo, o incluso desembarcarlas para una pelea cuerpo a cuerpo.

 

Las batallas navales son la principal novedad, a pesar de ser impresionantes no están tan trabajadas como las batallas terrestres.

 

También aparecen mejorados los asaltos a ciudades con más máquinas de asedio que su predecesor y una inteligencia artificial que toma decisiones realistas y que a menudo nos derrotará alegremente. Tanto si somos los defensores como los atacantes la experiencia resulta altamente emocionante gracias al zoom en batalla y a la cámara de cine, lo que nos permite vivir el enfrentamiento sumergidos en la refriega. De esta manera comprobamos el buen trabajo gráfico realizado por The Creative Assembly, que ha puesto mucha atención a todos los detalles, a nivel de mapa, en el comportamiento y en el movimiento de unidades durante la batalla.

 

Al igual que en la batalla de Farsalia la elección de las tropas es decisiva, así como su experiencia, puesto que cada unidad se comporta muy fielmente de acuerdo a sus características y parámetros. Estudiar previamente las tropas del enemigo para luego reclutar unidades de acuerdo a sus debilidades y saber moverlas por el campo de batalla es un reto muy estimulante, lo que pone de manifiesto el nivel de profundidad de Rome II. Cada facción jugable presenta unidades militares de una variedad abrumadora, con una acertada recreación histórica y que se traduce en la posibilidad de enfrentarnos en batallas de maneras muy distintas. En esta nueva entrega se ha ampliado el número de culturas a 117, de las cuales 8 son jugables eligiendo entre  sus correspondientes facciones. Podremos liderar Roma, Cartago, Imperios Orientales, Tribus Británicas, Galas, Germanas, Estados Griegos y Reinos de los Sucesores (Macedonia y Egipto), todas ellas llevan su impronta cultural tanto en los edificios o ciudades como en sus unidades bélicas.

 

Cada decisión tomada acarrea consecuencias que pueden traer la miseria o la gloria.

 

No solamente aparece reforzada la experiencia militar en Rome II, sino que el sistema administrativo cobra mayor protagonismo y se presenta mucho más accesible y elaborado, gracias a que ya no jugamos con los herederos de nuestra familia. Esta otra faceta principal, la política y la administración, viene mejorada gracias a sus intuitivos menús y las ayudas de los consejeros, complementando con su ritmo pausado lo frenético de las batallas. Mucho hay que pensar cada decisión que se toma, pues puede repercutir en nuestras campañas, así si descuidamos las necesidades de una ciudad o mantenemos demasiado altos los impuestos una rebelión interna o la banca rota puede desbaratar nuestra partida.

 

La diplomacia con otras facciones es un gesto a tener en cuenta si decidimos ir a por una victoria económica o cultural, en vez de una militar, algo que no excluye en absoluto la guerra pero que si que nos obliga a utilizar herramientas más sutiles como el comercio, los pactos, la política, las intrigas o los espías. Aquí es donde se muestra la evolución de la fase por turnos, en la posibilidad de ganarnos la confianza o enemistad de un enemigo potencial estableciendo acuerdos comerciales o bloqueándolos, sobornando o presionando para que nos paguen, saboteando con un espía un asentamiento o asesinando a un general con un Alaid, y sobre todo en la cadena de acontecimientos que acarreará cada decisión tomada.

 

De esta manera Rome II aparece más equilibrado en sus dos facetas que su predecesor, continuando el estilo de Shogun II, en el que la batalla en tiempo real no puede vivir sin la gestión estratégica por turnos y viceversa. Aunque si bien es cierto no se presentan novedades muy significativas, lo que se ha introducido pule lo que ya de por si era un gran trabajo hace casi diez años. Las batallas navales, la variedad de escenarios de batalla, el uso más inteligente de éstos y la diversidad de unidades y facciones jugables pone de manifiesto la complejidad y profundidad de un videojuego que lleva muchos años siendo un referente en PC.

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