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Analisis The Park ,PC

Se necesitan más matriculas «Bort».
Sábado 07 de Noviembre de 2015 por Diego Emegé

The Park es un juego corto de terror extraído del MMORPG The Secret World. Desde que nacieron los primeros mitos y conspiraciones del título de Funcom, ha existido el deseo de que se creara una experiencia para un jugador que extrajera algunos de esos misterios y horrores. The Park no satisface este apetito, puesto que es una visita muy magra a una zona muy específica de ese mundo, pero no deja de resultar una experiencia cautivadora, con sus fallitos, y podría ser la primera de muchas más historias para un jugador.

 

Funcom es el estudio responsable de lanzar esta vivencia para un jugador, corta y centrada en el terror, y su lanzamiento se planteó para la época más jugosa para los títulos de miedo: Halloween. El planteamiento del juego es fantástico, y una idea estupenda que debería replicarse más. No digo que el juego sea una genialidad —y ya mismo os explico por qué—, pero no estaría de más que los grandes estudios comenzaran a dedicar parte de su tiempo y recursos en planteamientos más escuetos y, a pesar de conocer más en profundidad los múltiples misterios de The Secret World, me encantaría seguir descubriendo más relatos interactivos en la línea de The Park, aunque el juego no sea perfecto.

 

 

Ahora que sabemos que la cosa va de sustos, vamos al asunto. The Park cuenta la historia de una madre joven que se adentra en un parque de atracciones abandonado para buscar a su hijo perdido. La tónica de juego se dirige más hacia el simulador de caminar que al del susto de muerte, y por ello nos dedicamos más a explorar y a reflexionar que a correr y escondernos. Bueno, es Lorraine, la protagonista, la que reflexiona usando su voz interior, que oímos en todo momento.

 

La interacción con el mundo se reduce a caminar, correr un poquín, tocar algún que otro objeto y poco más, mientras vamos descubriendo la historia de Lorraine como turistas en su cabeza con vistas a lo que ella ve. Por el camino encontramos cartas e informes sobre accidentes y demás documentos que se ocupan de hacer toda la exposición del contexto del parque, tanto del propio recinto y sus atracciones como de los visitantes y trabajadores. Para ayudar a que encontremos todos los nexos narrativos, existe la posibilidad de pulsar un botón para que Lorraine llame a su hijo y que aparezca en pantalla algo que nos indique en siguiente paso.

 

 

En la hora y media (el contador de Steam marca 85 minutos) que dura The Park, da tiempo a ver todo lo que hay que ver a lo largo y ancho del parque, como si fuera un tour casi guiado que nos lleva a un paseo en barca con cuento, una vuelta en el Octotron, una placentera subida a la noria, etc. Cada vez que subimos a una atracción el juego bloquea nuestro movimiento para pasar a lanzarnos el susto y el monólogo pertinente por parte de Lorraine.  Ninguna de las atracciones es una maravilla, pero no creo que sea su intención. En su lugar, parece que cada una actúa como una pieza del puzle para contar la historia, que es lo importante.

 

Sin caer en detalles de la trama diré que no se trata del típico cuento de terror de fantasmas que nos contaríamos a la luz de una chimenea en una noche fría. Hay misterios, asesinos y monstruos, pero la esencia del miedo que quiere contagiarnos The Park reside en una madre que ha perdido a su hijo. El hecho de que tardemos casi medio juego en centrarnos en la almendra del asunto le quita mucha relevancia a los desvíos narrativos y a las apariciones previas. Es cierto que las escenas que vivimos llegan a filtrarse hasta el final, pero toda esa preparación no acaba de convencer. Sí, eliminar las atracciones acortaría incluso más la duración del juego, pero donde realmente funciona es cuando deja atrás el parque y se mete en el terreno de lo emocional. Es esa clase de planteamiento de terror que utiliza los entornos como una metáfora de la psique, pero en el caso del parque de atracciones la metáfora se cae por los cuatro costados, desde mi punto de vista.

 

 

Es un entorno ideal para los sustos, pero las conexiones con The Secret World parecen más importantes para la gente de Funcom que las existentes entre Lorraine y su hijo. No es necesario conocer los acontecimientos y haberse leído la literatura del juego madre para disfrutar del parque, porque los entornos se han recreado como una historia independiente. Existen referencias para los doctos, pero el no conocerlas no provoca confusión alguna. Por otra parte, al poseer The Secret World y acabar The Park, se desbloquean elementos para el primero, como un traje. El hecho de que hayan incluido ese traje en particular me parece de mal gusto, si tenemos en cuenta la seriedad con que se trata a sí mismo  este relato de terror, pero bueno, eso es cosa mía, porque la última sección del juego me tuvo en el borde de la silla.

 

La recta final de The Park es lo más relevante de toda la experiencia, por desgracia. Si os llama la idea tened en cuenta que: hay que ser tolerante con las secuencias sobre raíles, la primera atracción se os antojará más larga que el resto de la experiencia y, posiblemente, no os asustéis más de una o dos veces. No voy a volver a jugarlo. Lo sé. Es un viaje corto, pero no es ni tan profundo ni cuenta con suficientes acontecimientos como para sentir que me hace falta. Me alegro de haberlo hecho, por la forma tan creativa en que se ha desarrollado esa recta final tan incómoda y reveladora. El resto del viaje parece a bordo de un tren fantasma. Lorraine y los jugadores somos espectadores de mil horrores, pero nada más.

6.5
/ 10

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