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Analisis The Evil Within 2 ,PS4

Estoy fatal de lo mío
Jueves 26 de Octubre de 2017 por Dayo

Recuerdo que, en su análisis de Monstruos University, Bob Chipman comentaba lo difícil que se hacía ver, más aún valorar, esta película teniendo en cuenta que uno llegaba sabiendo que el sistema bajo el que se rige la sociedad de los monstruos, dar sustos para conseguir energía, era uno inadecuado y basado en el prejuicio. Mi respuesta sería “la película se desvía tanto del sistema que al final hace que te olvides de todo ese rollo tan turbio”, pero una cosa no quita la otra; la experiencia previa con una obra puede afectar al visionado de la nueva entrega. El Despertar de la Fuerza es Una Nueva Esperanza, la presencia y esencia del xenomorfo cambia radicalmente en cada nueva entrega del universo Alien, y cuando empecé a jugar a The Evil Within 2 y me encontré en una habitación habitada sólo por el cadáver de un hombre reviviendo su ejecución ad infinitum, como un insecto preservado en un perturbador cristal del tiempo, una fotografía-gif del iPhone, no pensé sobre lo truculento de semejante despliegue sino “bueno, aquí todo es posible, así que para qué sorprenderse”.

 

La gracia, al menos a nivel personal, en The Evil Within, consistía en cómo el juego daba más vueltas que una peonza, no en su guión sino en su planteamiento, siempre cambiando en una nueva dirección y llevándote hacia lo inesperado hasta que aceptases esta montaña rusa y te limitases a levantar los brazos y gritar. Había capas de misterio, que si esto era real, si ciencia, si fantasía, qué representaba todo lo que se estaba viendo, cuáles eran los límites de este universo, y al igual que Monstruos University, era fácil dejarse llevar y no querer ser más listo que el propio videojuego. Estuve a bordo de este viaje de principio a fin y me dejó con la cabeza dando vueltas. Algo confuso, pero satisfecho.

 

Regresar al mismo sitio resulta predecible.

 

Sebastián Castellanos está de vuelta y también lo está STEM, salvo que en esta ocasión entra de forma voluntaria para rescatar a su hija Lily, que ejerce de núcleo para una ciudad creada en el mundo entre psiques, un intento de utopía que dé luz a una sociedad de mentes para resolver todos los problemas del mundo. La entrada, desprovista de cualquier intriga o misterio sino planificada y bajo acuerdo, es una buena mala manera de iniciar una obra que debería girar en torno a la duda y el “qué será”. Sebastián no es empujado a este mundo de pesadilla sino que entra por la puerta principal, con su pinganillo y todo para no perder contacto con el mundo real. No es una casa encantada sino una casa del terror, de esas de un parque de atracciones: sabes a lo que vienes.

 

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Creo que es importante dejar claro una cosa antes de seguir: a pesar de que terminase abierto a interpretación y, por supuesto, secuelas, continuar The Evil Within era difícil. No se me ocurre ninguna manera en que la historia hubiera podido continuar sin que se sintiera como ver El Sexto Sentido una segunda vez, pero también es importante reconocerle el mérito de querer hacer algo con su mundo y su historia para que, cuando todo termine, al menos nos haya hecho pensar en nuestra propia condición. La redención es la palabra du jour, purgarse de todo mal y seguir adelante con la consciencia limpia, con la ceguera llevando a la autodestrucción, el odio y el caos. Todo lo que ocurre empieza con un obseso, pero la idea de que haya tres villanos y no sólo uno causa un efecto de The Amazing Spiderman 2 que diluye la presencia de cada uno, haciendo que nada sea realmente memorable dentro de la experiencia y que, en cuanto empieces a pillar el rollo del primero, se pase al segundo.

 

La gran e indiscutible mejora en The Evil Within 2 es su planteamiento jugable. Si el primero era una continuación de los Resident Evil post-cuarta entrega, este regresa a las raíces de la franquicia para cambiar el pasillo por la mansión o, en este caso, ciudad. Navegar el escenario se convierte en una de las principales prioridades; dosificar la munición y conocer las mejores rutas para que no nos salte ningún monstruo es el principio que rige muchos de estos segmentos. Incluso cuando la zona parece estar despejada, el juego encuentra nuevas excusas para hacer respawn y reiniciar la dinámica. Si la historia no puede inquietar, que al menos lo haga su jugabilidad.

 

The Evil Within 2 es una mezcolanza extraña. Un guión con más sustancia que el anterior, pero menos intriga y un acercamiento distinto al universo mecánico para explorar otra faceta del horror, una más survival, de salir al paso con lo que se tiene. Si se mira en un cómputo global, sale aprobando, pero servidor siempre consideró que la principal gracia de The Evil Within era su estilo, luchar contra algo que es pero no es un zombi vistiendo un tuxedo y con gafas, que te lanzasen contra una pared que se convirtiera en suelo y estuvieras no en un pueblo sino una ciudad. Hay varios momentos en lo que parece que The Evil Within 2 vuelve a lo mismo, que estas catacumbas ya las he explorado, esta línea subterránea ya la he visto. Quizá forme parte de ese revisionismo del género: que siempre hay un hospital y siempre hay un colegio. Está claro que, si puede, la obra continuará para ser trilogía, tetralogía e, imagino, saga, pero me pregunto cuántas veces podemos volver al mismo sitio sin que pierda por completo la gracia. De momento este segundo intento sabe mantener el tipo y ofrecer algunas nuevas ideas.

7.5

/ 10


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