Analisis Tearaway Unfolded ,PS4

Media Molecule son un estudio único en su clase. Se les puede tachar de hipsters, si es que en algún momento eso puede ser algo negativo, pero de lo que no hay duda es de que estos ingleses derrochan creatividad como ningún otro en todas y cada una de sus creaciones. Cuando parecía que se iban a estancar en el fenómeno LittleBigPlanet, en 2013 lanzaron uno de esos pequeños grandes imprescindibles de PlayStation Vita llamado Tearaway. Hoy, mientras nos dan Tearaway Unfolded, planean un videojuego tan ilimitado como los mismos sueños.

Pero hoy toca hablar de Tearaway Unfolded, que es algo más que una simple adaptación a PlayStation 4 y sus controles de la versión original de Vita. De hecho, lo primero y más importante es decir que, si ya has jugado a Tearaway en la portátil, esta nueva versión doméstica sigue sabiendo a nueva por haber sabido reinterpretar muchas zonas del juego y añadir muchas otras, a pesar de que el desarrollo es el mismo y que en muchas ocasiones vemos a los mismos personajes y recorremos los mismos parajes hechos con papel.

Y no todo lo que brilla en Tearaway Unfolded es su estilo visual, pero hay que mencionarlo como uno de sus puntos fuertes. La originalidad con que recrea absolutamente todo su mundo, desde la unión con el mundo real y 'el Tú' que controla el mando a cómo se siente cada uno de esos usos particulares del Dual Shock 4 dentro del juego, todo tiene que ver con el estilo craft del juego, todo es papel, todo son texturas, dobleces y colores que reaccionan a nuestro paso como lo haría un mundo en minatura creado, de verdad, mediante papiroflexia.

Otras virtudes de Tearaway Unfolded se encuentran en su ritmo de juego, en la presentación de sus elementos y en el descubrimiento de todas esas posibilidades del Dual Shock 4 que hasta ahora sólo se veían relegadas a 'gimmicks' en The Playroom. Esto era algo que también hacía bien la versión original de Tearaway en Vita, el convertir esa 'tontería' en un elemento clave para el juego sin que se sienta forzada, sin meter un control de movimiento innecesario con calzador cuando se haría mejor y más fácil pulsando un botón. Y el trabajo de cambiar una pantalla táctil, un trackpad trasero, giroscopios, botones, joysticks y cámaras por el Dual Shock 4 ha sido impecable, con todos los matices que ello conlleva en la creación del propio mundo del juego.

Ahora hay una luz que guía, que ilumina y que convierte el aburrido papel de periódico gris en un mundo de color. Es la luz del mando, claro, esa luz que todos queremos conseguir apagar para ahorrar batería aquí cobra (por fin) sentido, como lo tienen los giroscopios del mando y el touchpad central para dibujar elementos que vemos plasmados en el juego, para hacer reaccionar ciertas estructuras similares a tambores, para apuntar y disparar lanzando 'algo' desde el mando hasta la pantalla, o incluso para manejar ráfagas de viento en la dirección que queramos. Todo tipo de acciones que terminan sirviendo de forma muy inteligente tanto para las partes de plataformeo como para los combates contra los 'Pedazos' que están intentando teñir ese fabuloso mundo de papel y color en stop-motion en un aburrido mundo gris.

Es comprensible el acto de llevar un juego así de Vita a PS4. Ahora hay mucha más gente que puede llegar a disfrutar de una obra tan imaginativa y tan particular que quizá no encajase tanto con el tipo de público que iba a Vita. Y por supuesto, una obra bien adaptada, casi como si fuese un título originalmente creado para el Dual Shock 4. Las diferencias están ahí, y a decir verdad, tenía más gracia ver en Vita cómo el mundo se desgarraba por unos dedos que aparecían ahí al tocar la consola por detrás, y teniendo siempre presente la imagen de tu cara captada por la cámara sin necesidad de algo opcional como es la PlayStation Camera de PS4. Se podría decir que todo tenía más justificación en Vita, y poder poner en cualquier elemento del juego alguna textura del mundo real fotografiada en el momento daba para muchas situaciones cómicas, pero esta versión de PS4 tiene sentido a pesar de esas carencias, y está perfectamente bien llevada.

La mayoría de opciones se mantienen, claro. Todos los modelos de papel que recolectamos pueden ser impresos a través de las plantillas encontradas en tearaway.me, podemos personalizar al protagonista (iota o atoi) con todo tipo de elementos y texturas que compremos o consigamos en el juego (siempre con la propia moneda del juego, el confeti), y son estos coleccionables los que pueden hacer que la vida de Tearaway Unfolded se alargue más allá de las (más o menos) ocho horas, que ya es algo más que la duración del original.

Es cortito y sin mucho incentivo para volver a él, pero el auténtico mérito de Tearaway Unfolded está en quedarse en la memoria del jugador por su puro derroche de originalidad y por lo bien marcado de su desarrollo. No son tanto sus localizaciones o sus personajes, que más allá de lo originales y cuquis que resultan no tienen mucho que ofrecer, sino cómo se van ampliando las posibilidades del mundo a medida que conseguimos nuevas habilidades a ese ritmo tan bien marcado por el juego. Parece raro que empecemos un plataformas sin la habilidad de saltar, pero tiene sentido de cara a interiorizar todas las mecánicas principales, que son todas las ajenas a los botones principales del mando.

Es un derroche de originalidad que, además, encaja perfectamente en esta tónica de Sony de dar algo más que videojuegos, sino que busca dar experiencias que se queden dentro del jugador. La reconstrucción y ampliación de este mundo de maravilla tiene mucho mérito, aunque encajase mejor en la portátil, y es que Tearaway Unfolded se disfruta igualmente, sea la primera vez o sea conociendo la versión original de Vita.